El desarrollo de nuevos materiales para envasados ha permitido terminar con la hegemonía que los envases rígidos tuvieron hasta el S.XX. Los toneles, latas, botes de cristal, bidones… daban paso a los denominados envases flexibles, que ofrecen formatos más versátiles y maleables, garantizando los máximos niveles de calidad y seguridad.
Un salto de calidad en el ámbito de los envases
Los envases rígidos nos ofrecen una serie de ventajas incuestionables: fueron la primera fórmula que permitió transportar alimentos y conservarlos durante largos periodos de tiempo, y marcaron un importante cambio en la forma de consumo y distribución de multitud de alimentos contando con un envase que, además, ofrece la posibilidad de reciclaje.
Si bien los envases rígidos nos han permitido cubrir una serie de necesidades básicas, los flexibles supusieron ir un paso más allá. Hablamos de envases en cuya fabricación intervienen materiales flexibles como plásticos multicapa, aluminio, papel… que, además, permiten diseños innovadores y adaptados por completo al producto que contienen.
Este tipo de envases cuenta con la ventaja de ofrecer altos niveles de higiene y calidad, con la menor cantidad necesaria de material en su fabricación: el envase se adapta mejor al producto, lo que redunda positivamente en su uso, almacenamiento y en los costes de empaquetado, producción y distribución.
¿Qué son los envases flexibles?
Los envases flexibles son un tipo de envase utilizado para contener una amplia variedad de productos, desde alimentos hasta productos farmacéuticos y productos de consumo. Están hechos de materiales ligeros y flexibles, como películas de plástico, papel laminado y aluminio, que permiten que el envase se doble y adapte a la forma del producto que contiene. Estos envases son conocidos por su capacidad de proteger los productos de la humedad, la luz y el aire, lo que ayuda a prolongar la vida útil de los productos y mantener su frescura. Además, su diseño versátil permite una fácil manipulación, almacenamiento y transporte, lo que los hace populares tanto entre los fabricantes como entre los consumidores.
Materiales que intervienen en la fabricación de los envases flexibles
Los envases flexibles contemplan en su fabricación una amplísima gama de materiales que dependerán, principalmente, del continente que van a almacenar. Estos materiales, de muy diverso origen, ofrecen gran durabilidad y no se oxidan, algunos de los más utilizados son:
- Polietileno de alta y baja densidad. Ofrece una barrera al vapor de agua, aunque no es tan eficaz bloqueando el paso de oxígeno. Es el material que se utiliza en la fabricación de botellas de agua y en las de productos de higiene o limpieza, aunque también aparece en estructuras multicapa en forma de láminas flexibles.
- Polipropileno. Se trata del plástico de menos densidad que podemos encontrar en envases. Es más rígido y resistente que el polietileno de baja densidad y además ofrece menor permeabilidad a los gases y a la humedad. Una de sus cualidades diferenciadoras es que tiene un punto de fusión más elevado, lo que lo convierte en un material muy útil cuando se realizan envasados a altas temperaturas. Se realizan con este material bandejas para frutos rojos, vasos para refrescos o helados…
- Poliéster. Este material ofrece una buena barrera contra el vapor de agua, además puede soportar temperaturas de hasta 300°C y cuenta con una alta resistencia mecánica. Es difícil de sellar, por lo que se suele combinar con laminaciones de polietileno o aluminio y se recurre a esta combinación para envasar al vacío café, carnes, etc.
- Poliamidas. Garantizan una buena barrera frente al oxígeno y a otros gases, pero resulta más permeable al vapor de agua. Por otro lado, cuenta con una alta resistencia mecánica y al calor. Se utiliza en envases multicapa para empaquetar al vacío carnes frescas o quesos.
- Foil de aluminio. Este derivado del aluminio es una gran barrera ante luz o gases, por lo que resulta un material imprescindible en multitud de envases alimenticios. Se puede recurrir a él de forma independiente, en estructuras multicapa o incluso rociado sobre otro material. Lo encontramos con frecuencia conformando envases de comida a domicilio, en tapas de yogur, en blísters de pastillas, bolsas de snacks…
Estos materiales pueden presentarse en diferentes grosores, ofreciendo un catálogo inmenso de posibilidades a la hora de diseñar. Además, pueden combinarse cubriendo diferentes zonas de un mismo envase o generando estructuras multicapa en las que unos se superponen a otros.
Tecnologías de aplicación de los envases flexibles
La fabricación de envases flexibles involucra diversas tecnologías clave. La impresión flexográfica permite una alta calidad de impresión, mientras que la laminación une capas para crear barreras efectivas contra elementos como la humedad y la luz. La extrusión de películas produce el material base, y las técnicas de conformado y sellado dan forma y cierran los envases. La impresión digital brinda personalización, y el control de calidad garantiza la seguridad. Se emplea maquinaria especializada, y las innovaciones incluyen automatización y materiales sostenibles, destacando la constante evolución en esta industria fundamental.
El reto del reciclaje de los envases flexibles
Dado que los envases flexibles suponen un avance, es necesario contemplar también su reciclabilidad, que a día de hoy ofrece un gran reto.
El problema que presentan los envases flexibles para su reciclaje es que, para lograr su máxima eficiencia, habitualmente están compuestos por muchas capas, formadas por diferentes materiales superpuestos o intercalados entre sí. El obstáculo que ofrecen es que dichas capas en primer lugar aparecen fusionadas y en segundo lugar presentan diferentes temperaturas de fusión, lo que hace que su separación y posterior reciclaje mediante sistemas mecánicos sean complicados.
Teniendo en cuenta que en Europa se generan anualmente unas 333.000 toneladas de residuos de envases multicapa, es necesario terminar de afianzar soluciones de reciclaje que permitan devolverlos a la cadena de valor. Para lograr este objetivo la UE cuenta con MultiCycle, una plataforma cuyo objetivo es aumentar la circularidad de los envases flexibles. De hecho, en nuestro país, ya contamos con una planta de reciclaje de plásticos multicapa en la que una tecnología propia permite deslaminar el material que compone los envases y convertirlo en pellets que después se utilizarán para generar nuevos envases alimentarios.
No cabe duda de que se realizan grandes esfuerzos para aumentar la circularidad de nuestro modelo económico y, afortunadamente, el compromiso de gobiernos, empresas y consumidores ofrece una apuesta común que nos permitirá dar pasos de gigante.