La economía lineal no es sostenible. Los recursos naturales se agotan y la necesidad de adoptar un nuevo modelo económico se hace evidente. Esto no es noticia, y sabemos que hay una alternativa, un modelo económico circular, que presenta oportunidades tanto para la economía en general, como para las empresas, al maximizar el valor económico por unidad de materia prima, y no por unidad de producto, y al cambiar el concepto de residuo, al que se le reconoce un valor para la sociedad. Así se desprende del informe “Cerrar el círculo: el business case de la economía circular”, que han elaborado conjuntamente Forética y el Grupo de Acción de la Economía Circular, constituido por nueve empresas verdes -entre las cuales se encuentra Ecoembes- y coordinado por esta asociación empresarial.
Este grupo, que surgió en 2017 con el fin de generar un punto de encuentro, diálogo y liderazgo alrededor de la economía circular, acaba de publicar este documento que ofrece una hoja de ruta para integrar el modelo circular en la estrategia empresarial.
Repensar el negocio y el modelo empresarial
El informe sugiere que “para superar los retos que la economía lineal plantea y aprovechar las oportunidades que el cambio dibuja es importante que las empresas comiencen a repensar sus negocios y a analizar sus modelos operativos”. Sin embargo, tal y como pasa con el resto de transformaciones organizacionales, invertir en circularidad “no es sinónimo de éxito” -destacan-, sino que existen una serie de barreras económicas, de mercado, regulatorias y sociales que pueden impedir que la decisión de avanzar hacia una mejor utilización de los recursos y los residuos no tengan los resultados esperados.
Entre estas barreras incluyen la falta de escalabilidad de la tecnología necesaria, la inversión en investigación sin resultados aplicables, largos periodos de amortización, asimetría de la información, marco regulatorio inadecuado o hábitos de los consumidores no adaptados a la realidad de los ecosistemas.
España circular 2030
Pese a ello, consideran que la regulación en camino -como la estrategia nacional de economía circular “España Circular 2030” (EC2030)-, junto con el fortalecimiento y divulgación del business case, la robustez de las oportunidades de la economía circular y el compartir buenas prácticas empresariales “replicables y escalables”, ayudará a mejorar la circularidad de nuestro sistema “y convertir el escaso actual 9,1% en el business as usual de las organizaciones”.
Los pasos a seguir que recomiendan para que las empresas se adapten a este nuevo modelo son:
- Conocer, difundir e inspirarse para la acción: Identificar los riesgos asociados a una economía lineal y las fortalezas y oportunidades de la economía circular para el sector y organización en cuestión, difundirlo e inspirarse en las buenas prácticas.
- Compromiso: Visibilizar el compromiso interno desde el máximo nivel de la organización y de forma externa para que quede patente que la organización tiene la voluntad de contribuir con un desarrollo sostenible, en general, y la economía circular en particular.
- Planificación y acción: dar prioridad a proveedores que contribuyan a la “circularidad” de la organización, diseñar con visión de futuro, convertir los residuos en nuevos recursos…
- Buscar aliados dentro y fuera: Trabajar en equipo, sumar esfuerzos para generar un mayor impacto.
- Medir el progreso y buscar ambición
- Comunicar: en la web, redes sociales, memoria de sostenibilidad, foros, eventos.
Modelo económico insostenible
Hacer un uso insostenible de los recursos del planeta es algo relativamente reciente. Se calcula que, sólo desde la década de los ochenta, la cantidad de materias primas extraídas, cosechadas y consumidas en todo el mundo ha aumentado un 60%, según consta en el informe.
El hecho de vincular el desarrollo económico con el consumo de materias primas, base de la economía lineal -extraer, producir, consumir y desechar-, representa un modelo insostenible para la economía, la sociedad y el medio ambiente, aseveran.
También la ministra de Industria, Comercio y Turismo, María Reyes Maroto, aseguró en la cumbre internacional sobre innovación y economía circular que tuvo lugar en Madrid el pasado 6 de julio -y a la que acudieron personalidades como Barack Obama, Iván Duque y diversos premios Nobel-, que “el modelo económico que tenemos desde la Segunda Revolución Industrial ha garantizado unos niveles de bienestar sin precedentes, pero sabemos que hoy ya no resulta sostenible”.
Para ilustrarlo con cifras, la consultora Ecofys calculó en 2017 el impacto ambiental de los flujos globales de ocho materias primas (acero, aluminio, plástico, cemento, madera, cultivos y ganado), y concluyó que éstos son los responsables del 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), del 95% del uso del agua y del 88% del uso del suelo.
España tampoco es una excepción. Según la huella ecológica de este país y su biocapacidad, España necesitaría casi 2, 4 veces más la superficie de la que dispone para mantener el nivel de vida y población actuales.
Además, el documento destaca que no sólo hacemos un uso insostenible de nuestros recursos sino que también los desaprovechamos. “Durante el último año del que se disponen datos (2014), en España se reciclaron únicamente el 24,32% de los residuos, varios puntos por debajo de la media europea (36%)”.
Por ello, en febrero de este año se presentó el borrador de la “Estrategia Española de Economía Circular. España 2030”, que ha elaborado, en conjunto con las Comunidades Autónomas y la Federación Española de Municipios y Provincias, el Gobierno central, y al que el Grupo de Acción de la Economía Circular han aportado algunas recomendaciones como, entre otras, incluir al sector privado con la creación de un grupo de trabajo o una comisión “en el que estén representados, al menos, patronales o empresas representantes de los cinco sectores prioritarios definidos en la EC2030”.