20 años tras el descubrimiento en el Pacífico de una gran isla de plástico, hoy conocida como la Great Pacific Garbage Patch o “Isla de Basura”, un nuevo proyecto de origen holandés ha dado con la clave para retirar los plásticos del océano a un coste bajo, sin apenas huella de carbono y de manera “natural”.
La organización sin ánimo de lucro The Ocean CleanUp (la limpieza del océano) ha desarrollado una tecnología avanzada que, una vez escalada, puede retirar el 50% de la basura de esta isla cada cinco años, aseguran en su web.
No lo harán utilizando barcos y redes, porque esto conllevaría mucho tiempo y el coste sería elevado, sino que emplearán un sistema flotante en forma de “u” que, de manera pasiva, recoge los plásticos a su paso por el mar y que acarrea un coste mucho menor, lo que lo hace más escalable.
El sistema consiste principalmente en largos flotadores (de unos 600 metros de largo) que se dejan arrastrar por la corriente marina —igual que los residuos— y, una vez en la isla de basura, forman una U. Se trata de estructuras pasivas, que concentran el plástico gracias a un faldón de tres metros de profundidad que capta los residuos y evita que fluyan sobre el flotador. Es un sistema amigable con la biodiversidad, pues se ha diseñado para que la fauna marina pueda pasar sin problemas bajo el faldón.
El flotador funciona de manera autónoma: identifica los puntos donde debe actuar gracias a los sensores con los que cuenta. Además, está equipado con luces de energía solar, sistemas anticolisión, cámaras y antenas satélites “que comunican activamente su posición en todo momento y reúnen datos sobre su rendimiento”, explican desde la organización.
Por otro lado, estos sistemas de limpieza de basuras marinas son neutros en carbono, pues al depender exclusivamente de las fuerzas naturales del océano no requieren una fuente de energía externa. Toda electrónica utilizada, como las luces, por ejemplo, se alimenta de energía solar.
Cada cierto tiempo, un barco de apoyo se acerca a la estructura flotante para recoger el plástico acumulado. Éste se transporta a tierra firme, donde se clasifica y recicla, para crear posteriormente productos “duraderos”.
Actualmente, ya se ha lanzado un flotador al océano (un piloto), pero se prevé que en total sean 60 sistemas U que, una vez desplegados, retiren la mitad de la basura que hay en el Pacífico, entre la costa de California y Hawaii. Pero la ambición de The Ocean CleanUp va incluso más allá de esta Isla de Basura en concreto. Calculan que, junto con los esfuerzos de reducción —dada la creciente concienciación acerca de la excesiva generación de residuos en los países industrializados— el sistema continuará desplegándose por los océanos, y en 2040 será capaz de despejar hasta el 90% de los residuos plásticos marinos.
Los inicios de The Ocean CleanUp
La primera idea surgió en 2013, cuando el holandés Boyan Slat, con apenas 16 años, estaba haciendo submarinismo en Grecia, y se sorprendió al ver más plásticos que peces en el mar. Slat se sensibilizó entonces con este problema ambiental y comenzó a pensar en formas de “limpiar” los residuos acumulados en estas 5 zonas localizadas y calificadas como “islas de basura”.
Así se le ocurrió la posibilidad de crear un sistema pasivo que simplemente concentrara la basura, haciendo que ésta llegara al aparato recolector de manera natural, empujada por las fuerzas del océano. En 2014, la iniciativa se sometió a un crowdfunding, que recaudó un total de 2,2 millones de dólares, convirtiéndose en la campaña de crowdfunding para una organización sin ánimo de lucro más exitosa hasta la fecha.
Desde entonces, el proyecto no ha hecho más que crecer. Hoy son más de 80 personas —ingenieros, investigadores, científicos y modeladores computacionales— que en los últimos años se han dedicado principalmente a investigar a través de varias expediciones, y a desarrollar la tecnología.
Por fin, en septiembre de 2018, el sistema se puso en marcha. Se lanzó el primer flotador con rumbo al Pacífico Norte y, tras unas pruebas que inicialmente comenzaron tan solo a 350 millas náuticas desde la costa —pero que finalmente llegaron al destino de la Isla de Basura del Pacífico— el piloto duró allí cuatro meses. Ahora está en proceso de reparación y mantenimiento y, si todo sucede como planeado, en 2020, una vez aplicadas las “lecciones aprendidas” del piloto, se empezará a escalar este sistema pasivo de recogida de basura marina.