Nuevos plásticos ecológicos a partir de plumas de ave
21/05/2020

Hablamos de residuos y pensamos en plásticos, no estamos pensando en nuevos plásticos biodegradables sino en  latas, envases en general, papel, vidrio o restos de comida. Sin embargo, hay un mundo más allá de los residuos sólidos municipales, que son los que generamos en el ámbito doméstico. Ese mundo incluye los residuos de la construcción, los electrónicos y eléctricos, los de la industria del metal, los agrícolas, los biomédicos o los textiles, entre otros.

Aprovechando los purines de las granjas

En las granjas, por ejemplo, los desechos que han tenido más recorrido mediático son los purines.

Los nuevos plásticos ecológicos a partir de plumas de ave se obtienen de los purines. Los purines son aquellos residuos de origen orgánico, pueden ser restos vegetales, de cosechas, aguas residuales, animales muertos, excrementos, frutas y verduras que se estropean y caen, etc. Aquellos residuos, aunque son biodegradables y compostables,  pueden ser fermentados y que tienen un impacto medioambiental. Normalmente se utilizan para fabricar compost, pero ahora sabemos que también sirven para realizar nuevos materiales plásticos.

Hay diversos tipos de clasificaciones ya que dependiendo de su origen tienen diferentes propiedades.

Los purines un problema para la gestión sostenible de los establecimientos ganaderos: Se acumulan y contaminan la tierra por exceso de nutrientes y las aguas continentales. Además, los purines liberan malos olores, emiten amoniaco y metano a la atmósfera, siendo este último uno de los gases de efecto invernadero que no atrapan la radiación solar y provocan el calentamiento global.

Vale, ya vemos que los purines son negativos. Pero ¿qué son exactamente? Ya sabemos que se trata del conjunto de restos de materia orgánica que proviene de los animales. En el caso de las aves, por ejemplo, serían las plumas.

Cada año, la industria avícola en Europa produce 13,1 millones de toneladas de carne de ave. Esta producción viene, no obstante, acompañada de una inmensa generación de residuos: cerca de 3,1 millones son plumas.

Vida útil de las plumas de las aves

¿Y cómo se gestionan tantas plumas? La mayor parte se deposita en vertederos, se incinera o se emplea en la producción de piensos, aunque este último uso es menor.

Por eso, un proyecto europeo ha coordinado por el CIDETEC ha buscado una salida industrial para las plumas. Su apuesta ha sido convertirlas en biopolímeros para fabricar un nuevo tipo de plástico, por ejemplo, bandejas de polietileno expandido, aquellas donde se colocan filetes y otros alimentos que se venden en el supermercado.

La comercialización de estas bandejas, como todo lo que esté compuesto por este material, estará prohibida a partir de 2021 en los Estados miembro de la Unión Europea, ya que generan microplásticos y son derivados del petróleo. Junto con plásticos de un solo uso como pajitas, cubertería y vajilla de plástico, bastoncillos y los palos de los globos. La medida pretende acabar con los objetos que llamamos “desechables” y promover el uso de productos realizados con materiales biodegradables, que tengan una vida más larga y que además sean reutilizables.

CIDETEC convierte las plumas en nuevos plásticos ecológicos

Karma 2020, enmarcado en el programa de apoyo a la innovación Horizonte 2020 —ahora rebautizado Horizonte Europa para su siguiente etapa—, persigue la valorización de estos restos de materia orgánica que se generan en las granjas.

En resumen, el equipo de especialistas del CIDETEC halló la forma para convertir las plumas de los establecimientos ganaderos de la industria avícola, reduciendo así su impacto ambiental, en bandejas de plástico (biopolímeros), contribuyendo al mismo tiempo a frenar la generación de plásticos convencionales y favoreciendo la economía circular.

El proyecto arrancó en enero de 2017 y acaba de concluir tras tres años de investigación y desarrollo. “Karma 2020 es un proyecto europeo en el que hay socios de diferentes países. Cada socio tiene un papel diferente dentro de la cadena de valor. Tenemos un socio que es un matadero de España que genera la pluma. Es un residuo y actualmente se ha de pagar para que alguien lo gestione. Algunos lo llevan a alimentación animal y otros a incinerar”, explican desde el CIDETEC.

El proceso de convertir las plumas en plásticos

El proceso que siguen ha sido patentado:

Las plumas se convierten en una especie de polvo, similar al de la madera, y se puede incorporar después a un plástico biodegradable. La pluma es una especie de relleno de ese plástico. ¿Cómo lo logran? En una máquina meten, por un lado, el plástico y, por otro, la pluma. Y de ahí, en el proceso de “extrusión”, sale la mezcla: el biopolímero. El resultado es biodegradable, por lo que la sostenibilidad viene por partida triple: por un lado, la valorización de un residuo (la pluma); por otro, la reducción de generación de otro (los plásticos convencionales) y finalmente, el ecodiseño para evitar el impacto ambiental negativo una vez este producto se convierta en residuo.

Más allá de las bandejas de carne o pescado, estos biopolímeros a partir de plumas tienen otros usos. Algunos se pueden utilizar en agricultura, sustituyendo los films acolchados que cubren los suelos para proteger el cultivo de hierbas. Normalmente están hechos de un polietileno convencional. “Esta aplicación busca la biodegradabilidad del material en el suelo, y además podría tener un efecto fertilizante sobre los cultivos, porque la pluma contiene nitrógeno. Existe ya un mercado para esta aplicación. Pero los cambios de mentalidad del agricultor, para que se decida a cambiar de material, no son fáciles”, recalcan los investigadores.