El derecho a reparar, las estrategias urbanas para impulsar una movilidad más sostenible, la economía circular… Estas tendencias se han visto fuertemente impulsadas por la pandemia del coronavirus que en la primera mitad de 2020 ha afectado, de una manera o de otra, a casi todos los rincones del planeta.
Aquí, en España, se podría decir que se “ha juntado el hambre con las ganas de comer”. Si ya había cada vez más gente atraída por la bicicleta como medio de transporte sostenible, rápido y saludable, el confinamiento ha terminado por dar un empujón a quienes todavía se resistían, al subrayar la importancia del ejercicio y de la distancia interpersonal. Con el transporte público como potencial lugar de contagio y el coche privado cada vez más de capa caída, la bicicleta se ha erguido como el medio de transporte para muchos ciudadanos que antes ni planteaban moverse en ella.
En España, la venta digital de bicicletas llegó a dispararse en mayo un 260%, según los datos de Idealo, y al poco tiempo las existencias ya se habían agotado. Incluso Decathlon se quedó sin sus bicicletas más baratas, los modelos por debajo de los 200 euros.
Es una buena señal, pero da lugar a un problema de stock que condiciona a toda la industria. Como explican en este artículo de Xataka, “los modelos de gama baja (por debajo de 1.000€) obligan a largas semanas de espera. Pequeños fabricantes y minoristas, como Turin Bicycle o Brompton, se han quedado sin existencias y son incapaces de cubrir la demanda. Poderosos actores del sector, como Trek, aplazan la entrega de nuevas bicicletas ya en 2021, ante la imposibilidad de llegar esta temporada”.
Proyecto «Quiero una bici»
Sin embargo, en Holanda, el país ciclista por excelencia, la situación es bien distinta. Allí no faltan bicis. Al contrario: sobran. Cada año en Amsterdam recogen decenas de miles de bicicletas abandonadas, que se habían extraviado o roto. El ayuntamiento las colecciona y las vende, por packs, a talleres donde se reparan.
Ahora unos españoles que viven en Amsterdam han lanzado el proyecto “Quiero una bici”, con el que pretenden darles una salida a esas bicis recuperadas: traerlas a donde hacen falta, a España.
Se trata de Ana Castán y David Saiz Camarero, dos conocidos “influencers” de la bici en este país. Ella ofrece tours por Holanda en bicicleta a partir de su iniciativa “Amsterdam en Bicicleta”. Él se dedica a la divulgación sobre la bici urbana en twitter a través de su perfil @ridemybikeMadrid, y participa en diversos medios de comunicación con información sobre movilidad y, en general, estilos de vida sostenible.
La idea que han tenido Castán y Saiz es una propuesta de economía circular, porque da una segunda vida a productos en desuso, y a la vez una herramienta para favorecer la movilidad sostenible en las ciudades, ya que se trata de bicicletas de paseo, ideales para los desplazamientos cotidianos.
Su objetivo es llegar a 100 personas para abaratar el envío de las bicis, que de manera individual sería mucho más caro. Se enviarán bicicletas a Madrid, Barcelona, Burgos, Zaragoza y Valencia, aunque, si hay personas interesadas en otra localidad, basta con que se reúnan 30 para pedir el envío.
Las bicicletas se pagarán a un precio de 150 euros, al que se han de sumar gastos de envío (de máximo 25€), explican en su página web. “Esta es una oportunidad única para conseguir una bicicleta holandesa de segunda mano a un precio muy asequible. Los holandeses son los que más saben de movilidad urbana en bici, ya que nos llevan décadas de ventaja. Por eso sus bicis son muy robustas, prácticas, cómodas y sencillas a la vez”, recalcan.
Subvenciones a las bicicletas
La apuesta por la bicicleta ha llegado también a las administraciones locales. El Ayuntamiento de Barcelona anunció que daría subvenciones directas a la compra de bicis o patinentes para «fomentar la movilidad sostenible y descongestionar el transporte público en un momento en el que la distancia social sigue siendo necesaria”.
También la Comunidad Valenciana y la Comunidad de Madrid han avisado de que ayudarán a la compra de bicis. El problema es que, aunque se subvencione con ayudas directas, desde el sector aseguran que tanto clientes como tiendas tendrán que esperar, como recoge esta noticia de El Diario.