La importancia de conocer la calidad del agua
04/10/2024

El 70% de la superficie terrestre está ocupada por agua, pero solo el 0,007% es apta para el consumo humano. Aun así, el agua dulce disponible es de 43.920 kilómetros cúbicos (un km3 equivale a 400.000 piscinas olímpicas). De esta ingente cantidad, cerca del 70% se dedica a la agricultura y ganadería, un 19% al uso la industria y sólo el 11% es consumido por el ser humano en actividades domésticas (beber, higiene, limpieza, etc.).  Sin agua no hay vida. Es un elemento imprescindible para la supervivencia del ser humano, los animales y los ecosistemas naturales. Conocer y medir su calidad es necesario para garantizar un abastecimiento saludable y seguro.   

Tal es su valor, que le llaman el “petróleo” del siglo XXI. El agua potable disponible (y accesible) en el mundo está distribuida de manera desigual. Se calcula que cerca de 2.400 millones de personas no tiene garantizado el acceso a agua potable de forma continua.   

Así, su agotamiento en ciertas zonas del Planeta, especialmente por el sobreconsumo para la agricultura, la contaminación de los ríos y los impactos del cambio climático como las sequias prolongadas, nos obliga a ser muy responsables con el consumo y a controlar su calidad de manera permanente.  

Qué entendemos por calidad del agua  

Es un concepto que expresa las propiedades físicas, biológicas y químicas del agua. Para conocer la calidad del agua se miden y analizan una serie de parámetros, como su contenido mineral, la temperatura y la cantidad de bacterias, entre otros.   

Este proceso nos aporta una completa información sobre el estado del agua analizada, que puede ser comparado con estándares internacionales que indican, según sus propiedades y estado, para qué uso es aceptable. No toda el agua es apta para beber (agua de “boca”), pero sí podría ser usada, por ejemplo, en procesos industriales o para el riego.   

A nivel europeo, la calidad de las masas de agua (superficiales y subterráneas) viene determinada por las directrices de la Directiva Marco del Agua del año 2000. En España, es la Dirección General del Agua del Ministerito para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) quien coordina la información sobre el estado y calidad de las aguas continentales que aportan las diferentes cuencas hidrográficas. Esta información se basa en una serie de indicadores y sirve para realizar el seguimiento y el control el estado del agua.  

Amenazas para su calidad  

El pasado mes de febrero, el MITECO publicó el “Informe sobre la calidad de las aguas 2010-2022” con una radiografía del estado de los recursos hídricos del país y la evolución de su calidad a lo largo de los últimos años  

Entre sus principales conclusiones, destaca el incremento constante del número de analíticas realizadas y un aumento en la presencia de nitratos (especialmente en aguas subterráneas). También hay un incremento del índice de plaguicidas, aumentando el número de incumplimientos detectados: el 28% de las estaciones de control superan el límite aceptado.   

En general, las principales causas de la mala calidad del agua son varias:  

Cómo se mide la calidad del agua  

Se tiene en cuenta todo el ciclo del agua hasta que se consume y se hacen mediciones en todos los pasos: en su rigen (ríos, embalses, etc.), en las estaciones tratamiento y potabilización y en el transporte por las redes de distribución. En cada uno de estos pasos se comprueba que el agua es apta para el consumo humano midiendo sus características físicas (olor, sabor, temperatura, color, turbidez y potencial del hidrógeno. pH), químicas (niveles de aluminio, plomo, hierro, cobre, sulfatos, nitratos, etc.) y biológicas (algas, bacterias, levaduras, hongos, etc.).  

Para realizar las pruebas se usa un equipamiento muy sencillo, como cintas reactivas, kits de discos de colores y medidores digitales, como clorímetros y fotómetros.   

El agua en España 

Cumpliendo con las normativas europeas, en España tenemos una alta calidad del agua de grifo. Más del 95% del agua de grifo cumple sin problemas los estándares requeridos.   

El tipo de agua de grifo se clasifica según su “dureza” y sus niveles de sales de cal y magnesio: blanda, poco dura (estas dos son las mejores para beber), dura y muy dura (se pueden beber, pero no es recomendable). Siguiendo estos niveles, cada ciudad tiene el agua de grifo diferente. Algunos ejemplos son: