Ecodiseño contra contaminación química
03/06/2021

Desde un determinado punto de vista, decir contaminación química puede sonar tan raro como hablar de “guerra bélica” ya que, en cierto modo, toda contaminación es química. Contaminar es introducir determinadas sustancias en un entorno al que resultan ajenas con efectos perjudiciales en ese entorno. En la historia geológica del planeta hay abundantes episodios de contaminación química de origen natural. 

Sin embargo, cuando hoy se habla de este contaminación química sus límites se circunscriben a la contaminación que procede de la actividad industrial y , aunque no es un tema de impacto mediático recurrente, lo cierto es que causa mucha inquietud en el ámbito de la salud pública. Sin ir más lejos, la Organización Mundial de la Salud posee un Programa Internacional de Seguridad de las Sustancias Químicas y tiene identificadas las 10 sustancias más preocupantes. 

Este preocupación está justificada. Los efectos de la contaminación química puede tener como consecuencia la destrucción de ecosistemas; la disminución de la biodiversidad; la extensión de las enfermedades crónicas en seres humanos, animales y plantas, o la generación de reacciones químicas impredecibles, entre otras. Además la lenta acumulación de elementos contaminantes en los seres vivos hace que su difusión quede fuera de control, ya que estos elementos pueden expandirse a través de la alimentación.  

En este contexto, la Unión Europea ha tomado la iniciativa a través de un reciente documento de instrucciones de la Agencia del Medio Ambiente denominado Designing safe and sustainable products requires a new approach for chemicalsUno de los elementos más destacables de esta propuesta es que hace hincapié en que los productos químicos sean más seguros y sostenibles a través del diseño. El documento sostiene que el diseño  “tiene el potencial de mejorar la seguridad de los productos, prevenir la contaminación, mitigar el cambio climático y permitir una economía circular”.  

Esto implica evaluar el rendimiento del producto frente a los requisitos de seguridad y sostenibilidad en la etapa de desarrollo del producto, y no cuando ya se ha introducido en el mercado. El documento subraya que “en la fase de diseño, los ingenieros de producto tienen más flexibilidad para innovar y cumplir con los objetivos de rendimiento de seguridad y sostenibilidad. Un enfoque ascendente es más eficiente y eficaz que tener que abordar las deficiencias al final del proceso”.  

Cuatro etapas para un diseño más seguro

Designing safe and sustainable products requires a new approach for chemicals  funciona como un pequeño manual por los ingenieros ya que describe cuales son las cuatro etapas que se deben dar para realizar un diseño que prevenga la contaminación química. 

En la primera etapa un  equipo de diseño multidisciplinar, compuesto por diseñadores de productos, ingenieros de materiales, químicos, toxicólogos y expertos en sostenibilidad debe considerar las características del producto en función del servicio que presta al cliente. La reducción de la complejidad del diseño del producto facilita la separación de sus componentes y la reparación del producto o el reciclaje de los componentes individuales. 

En la segunda etapa se deben trazar los impactos potenciales del producto en cuanto a seguridad química, circularidad, emisiones y daños en los ecosistemas. 

En la tercera etapa se evaluará el rendimiento del producto en relación con las distintas dimensiones de la seguridad y la sostenibilidad. Existe una serie de metodologías para evaluar el rendimiento de los productos en relación con estas dimensiones. Un ejemplo útil es el método de la huella ambiental del producto, desarrollado por el Joint Research Centre de la Comisión Europea   

La cuarta etapa se centra en seleccionar la opción de producto más sostenible con un método de puntuación y criterios mínimos de rendimiento que se basa en puntuar el rendimiento de los candidatos en relación con cada dimensión de seguridad y sostenibilidad. Las puntuaciones se suman para obtener una puntuación total para cada producto potencial. Esto permite clasificar los distintos productos para decidir qué candidato pasa a la fase final de desarrollo.