Los incendios forestales son un fenómeno de gran variabilidad en el curso de los años, que solo merece atención mediática puntual cuando se produce un fuego de grandes proporciones. Pero su verdadera dimensión se percibe mejor en perspectiva histórica. Basten dos cifras: en el último medio siglo ha habido más de 620.000 incendios de este tipo en España y han quedado calcinadas 7 millones de hectáreas, según la revista online Ethic.
Hay muchas maneras de prevenir los incendios. Se puede poner énfasis en la vigilancia, tanto humana como tecnológica, en la persecución policial y judicial, en la cultura y en la pedagogía para elevar la conciencia de las personas.
Sin menoscabar todas estas medidas, vale la pena subrayar la efectividad de una gestión adecuada de las masas forestales, que incluye la limpieza y extracción del exceso de biomasa del bosque. Esta materia orgánica, combinada con la sequedad y las altas temperaturas, se convierte en una bomba de relojería que está esperando a ser activada en cualquier momento.
Existe una clara relación entre el aprovechamiento de la biomasa forestal y la reducción del riesgo de incendio. Partiendo de esta premisa se puso en marcha el proyecto Boscos del Vallès en la comarca barcelonesa del Vallès Occidental. El proyecto –hoy ya realidad– se basa en la estructuración de un mercado de compraventa de biomasa forestal para mejorar la gestión de los bosques, prevenir los incendios, y a la vez generar energía de proximidad.
Coordinación local
El proceso se inició en 2013 impulsado por el Consejo de alcaldes del Vallès Occidental, una comarca con cerca de 1 millón de habitantes y con una gran actividad industrial, que a la vez posee una importante extensión de superficie forestal, concretamente el 60%.
Desde el Consejo Comarcal, en 2015 se creó el Servicio Comarcal de Biomasa y en 2016 se inició la construcción de las tres grandes infraestructuras del proyecto: un centro logístico de biomasa en Terrassa y dos calderas, una situada en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y otra en el Consorcio Sanitario de Terrassa. En 2017 se licitó la gestión del Servicio Comarcal de Biomasa que se adjudicó a una unión de empresas locales. Finalmente en 2018 todo el sistema entró en funcionamiento.
La caldera situada en la UAB sirve a las instalaciones deportivas del campus que son usadas diariamente por 6.300 personas y la del Consorcio sanitario da servicio de calefacción y de agua caliente al Hospital de Terrassa. La energía producida en esta última instalación sería equivalente a la utilizada por 735 viviendas.
El proyecto está abierto a la participación de todos aquellos que posean calderas de biomasa y quieran convertirse en compradores de astillas; a los propietarios forestales que quieran vender madera; y a entidades en general. Para hacerlo solo tienen que dirigirse al Consejo Comarcal del Vallès Occidental
El proyecto está alineado con la Estrategia para promover el aprovechamiento energético de la biomasa forestal y agrícola y el Plan general de política forestal de la Generalitat de Cataluña. También, para una óptima implementación, se ha tenido en cuenta el Plan de mejora de la calidad del aire.
Como en la mayor parte de Cataluña, el bosque en el Vallès Occidental es básicamente propiedad privada (un 90%) Por esta razón uno de los elementos claves en el éxito de este proyecto ha sido la dinamización de un mercado de compraventa donde todos los agentes implicados, entre ellos los propietarios, reciban una compensación adecuada.
Para esta dinamización también se ha ofrecido un servicio de transporte de astillas de madera a los usuarios y se ha garantizado la calidad y el origen de proximidad de la biomasa así como el hecho de que los beneficios reviertan en toda la cadena forestal.