La historia de la impresión como técnica de reproducción de un original de texto o imagen ha condicionado la evolución humana y la sociedad de la información. Los diferentes sistemas de impresión se han ido mejorando o solapando a lo largo de los siglos.
Fue a principios del siglo XX cuando se inventó la flexografía, un método de impresión revolucionaria en su momento, porque, como su propio nombre indica, es la flexibilidad su principal ventaja frente a la impresión tipográfica inventada por Gutenberg en el siglo XV. Hoy, la impresión flexográfica es la técnica más utilizada la para la estampación de envases y embalajes.
Cómo funciona
Las planchas que se utilizan en la impresión flexográfica suelen ser de fotopolímero, un material flexible que es capaz de adaptarse a casi cualquier soporte y forma. En esta plancha se graba en relieve lo que se desea imprimir y se coloca en un rodillo o cilindro.
El segundo paso es transferir la tinta de secado rápido sobre la plancha flexible (también conocida como cliché o placa) a través del contacto con otro rodillo impregnado en dicha tinta, que se llama anilox.
Una vez que la plancha está entintada, entra en contacto con un tercer rodillo por el que va pasando el soporte que queremos imprimir, por ejemplo la etiqueta de un envase.
El proceso imprime un solo color, por lo que habrá que repetirlo si se usan varios colores. Gracias a su flexibilidad, la plancha entintada se adapta a todo tipo de superficies, incluso a aquellas que son desiguales, como es el caso del cartón ondulado.
Impresión flexográfica y los envases
La impresión flexográfica permite imprimir a alta velocidad utilizando placas flexibles en relieve, lo que permite estampar una imagen o un texto en cualquier soporte con todo tipo de formas y materiales, como cartón ondulado, papel, plástico, etc.
Es una técnica usada habitualmente en el packaging, especialmente en impresión de embalajes flexibles, de etiquetas de papel y de cartón ondulado, entre otras aplicaciones.
Este sistema permite imprimir una gran cantidad de unidades a bajo coste y exactamente iguales. Si el diseño no requiere de una alta calidad en el uso de los colores, se puede usar una impresión estándar que produce a más velocidad, pero si se necesita más precisión y detalle es conveniente usar máquinas flexográficas de última generación que pueden combinar hasta ocho colores y ofrecen una mayor resolución de las imágenes impresas.
Ventajas
Además de las ya mencionadas, como el bajo coste o la rapidez de producción, la impresión flexográfica ofrece otras ventajas para el sector del packaging.
- Se puede programar el proceso de manera que la máquina trabajará durante horas sin apenas supervisión humana.
- Normalmente, se utilizan tintas UVI que no producen compuestos volátiles o elementos perjudiciales para la salud, ni impactan negativamente en el medioambiente.
- El mantenimiento de las máquinas de la impresión flexográfica es mucho más sencillo que las utilizadas en otros sistemas de impresión.
- Aunque el precio de las planchas es alto, se amortizan rápidamente por los costes tan reducidos de todo el proceso.
- La impresión flexográfica tiene un impacto ambiental más bajo que otros sistemas. Según una investigación realizada por la compañía Dupont, esta modalidad de impresión consume un 46% menos de energía y reduce sus emisiones de C02 un 51% en comparación con la impresión en huecograbado.
- Hasta hace poco, las planchas usadas eran un problema, porque no se podían reciclar. Sion embargo, desde hace ya un tiempo el Consortium for Waste Circularity está promoviendo soluciones en gasificación regenerativa, donde los objetos se someten a una temperatura superior a la gasificación, rompiendo los enlaces químicos de los residuos orgánicos y derritiendo los materiales inorgánicos, lo que genera gas sintetizado.