Las emisiones netas cero es un objetivo que se refiere a la consecución de un equilibrio global entre las emisiones de gases de efecto invernadero producidas y las emisiones de gases de efecto invernadero retiradas de la atmósfera. Es un objetivo claro y, gracias a ello, se ha convertido en un elemento clave en la lucha contra el cambio climático.
Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas in inglés), para limitar el aumento de la temperatura a menos de 1,5°C, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero deberían reducirse a la mitad para 2030 y alcanzar las emisiones netas a mediados de siglo. La web de Naciones Unidas sobre Acción por el clima muestra una panorámica sobre este compromiso a nivel global.
Por esta fuente conocemos que 130 países (de los aproximadamente 200 existentes en el mundo) han establecido este objetivo, o están pensando en hacerlo, siempre en el horizonte 2050, pero también lo han hecho las más importantes organizaciones y redes de ciudades, las empresas e incluso algunas instituciones financieras. No es ninguna anécdota. Una visita al azar a los sitios web de distintas compañías revela la sorprendente extensión de este compromiso.
Naciones Unidas habla de la existencia de una coalición mundial. Pero lo cierto es que no se puede afirmar que esta coalición se haya formalizado como tal y, por tanto, no existe una unidad de acción y estratégica global al respecto.
El Circularity Gap Report 2021, que en su día ya comentamos en este blog, se pregunta en sus páginas si el hecho de que en 2020 muchos países hayan puesto el objetivo de emisiones netas cero en el centro de su acción climática nos permite reconocer la existencia de una coalición global para la descarbonización. En realidad se trata de un viejo debate que se puede encontrar en las estrategias políticas, en la lucha sindical o en cualquier otra movilización para un objetivo: ¿es mejor ir juntos o separados?
Aquí se plantea más de una cuestión. En primer lugar, juntos indica una alineación prácticamente al 100% en el marco de una sola organización o de un pacto sin fisuras y utilizando los mismos instrumentos. Esto es posible lograrlo a muchas escalas pero no a escala global, por razones obvias.
Por tanto, y en segundo lugar, la búsqueda de emisiones netas cero para mediados de siglo se hará forzosamente separados. Pero esto no es ninguna mala noticia. Todo dependerá de la voluntad, grado de esfuerzo y medios que cada actor quiera dedicar a esta cuestión. Mucho más importante es el peso demográfico, económico y político de los actores comprometidos con el objetivo.
Noticias esperanzadoras
En este sentido, las noticias son esperanzadoras. Según subraya el Circularity Gap Report 2021, la Unión Europea quiere ser el primer continente con emisiones netas cero para mediados de siglo a través del Pacto Verde. Además, algunos países de dentro y de fuera de la Unión han introducido este objetivo en sus leyes nacionales (Suecia, Gran Bretaña, Francia, Dinamarca, Hungría).
Lo mismo han hecho Corea del Sur y Japón, dos de las economías más potentes de Asia. Pero aun más importante es que China ha puesto en marcha su gigantesca maquinaria estatal en la misma dirección, la descarbonización. A ello se suma el hecho de que la victoria de Joe Biden en las elecciones norteamericanas ha puesto a los EE.UU. en la vía de este compromiso. Los economías de los países citados superan en conjunto más de la mitad del PIB mundial. En definitiva, su acción puede cambiar el curso de los acontecimientos para todo el planeta.
Pero eso no es todo. El mundo económico está cambiando de rumbo. El Circularity Gap Report 2021 indica que los fondos de capital están desinvirtiendo del sector de las energías fósiles. Se está produciendo un cambio del pensamiento hegemónico en el cual la descarbonización se convierte en el estándar y este será el punto de referencia del que, con el paso del tiempo, nadie querrá quedarse al margen.
Paralelamente, en mayo de 2021 la Agencia Internacional de la Energía hizo pública una hoja de ruta sobre las emisiones netas cero para 2050. En ella se pone de relieve que también dentro del sector de la energía existen diversos caminos hacia este objetivo. Asimismo, explica los beneficios que se derivarían de conseguirlo para la economía y para los ciudadanos de forma directa. Pero este es un tema que merece un tratamiento específico.