Cuando alguien posee una idea excelente es lícito preguntarle con qué medios cuenta para llevarla a buen puerto. Algo parecido a esto es lo que ha hecho el Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) con el Estudio Prospectivo de las Actividades Económicas relacionadas con la Economía Circular en España.
Este estudio tiene como finalidad conocer las tendencias del mercado de trabajo, las perspectivas de empleo en las distintas actividades relacionadas con la economía circular y las ocupaciones con mejores perspectivas, así como las competencias y necesidades formativas que requieren los trabajadores y las empresas en la transición hacia este modelo.
Sus autores han profundizado en actividades como la recogida y tratamiento de aguas residuales; la recogida, tratamiento y valorización de residuos; actividades de descontaminación; mantenimiento de vehículos de motor; reparación de maquinaria y equipo, ordenadores, artículos domésticos y efectos personales; el alquiler de vehículos, maquinaria y otros bienes tangibles; el comercio mayorista de chatarra y productos de desecho, y el minorista de artículos de segunda mano.
Desafíos para los próximos años en el trabajo circular
A lo largo de sus más de 250 páginas, el estudio permite obtener información de gran valor sobre la situación actual, pero también sobre las perspectivas en aquellos sectores que la Unión Europea considera prioritarios de cara al futuro para el desarrollo y la expansión de la economía circular. Se trata de actividades que, por sus especiales características y circunstancias (tipo de productos; especificidad de la cadena de valor; huella medioambiental que generan; dependencia de materiales en su proceso de extracción o elaboración, etc.) tienen que hacer frente a desafíos específicos en los próximos años.
Otra información de valor es el gran nivel de detalle con el que se analiza la evolución de los afiliados a la seguridad social en todos los tipos de actividades, según están establecidas en la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE).
El análisis muestra que no todas las actividades tienen un crecimiento positivo. Así, por ejemplo, en algunas, como el comercio al por menor de segunda mano, la reparación de ordenadores y equipos de comunicación, o la reparación de calzado, el número de trabajadores va a la baja. Sin embargo, en el conjunto de las actividades se da una evolución claramente positiva entre 2014 y 2018.
Naturalmente, habría que ver la evolución de estos datos con la pandemia. De hecho, con pandemia o sin ella, los datos deberían actualizarse con frecuencia ya que sirven para detectar qué aspectos de la circularidad avanzan y cuáles se estancan o retroceden. Y pueden darse cambios significativos en poco tiempo.
Relevancia de los datos
La disponibilidad de datos permite llegar a interpretar cuando un retroceso en el número de trabajadores en un sector es relevante o no para la evolución de la economía circular. No es lo mismo que en la actividad de alquiler de cintas de video (uno de los epígrafes de la CNAE) caiga un 37% la afiliación, que esto suceda, por ejemplo, en el comercio al por menor de artículos de segunda mano (que según el estudio cae un 10%).
El alquiler de cintas de video es una actividad en vías de desaparición y, por tanto, no es significativo para la circularidad. En cambio, si cae el comercio de segunda mano sí que lo es porque se trata de una actividad relevante para la prolongación de la vida de los objetos y abre la puerta a nuevos usos para algo que hubiera sido un residuo.
La densidad del Estudio Prospectivo de las Actividades Económicas relacionadas con la Economía Circular en España es tal que sería imposible resumirlas en tan poco espacio. En cualquier caso, esta riqueza de contenido debería convertirse en la base para unas políticas públicas bien orientadas hacia la promoción de la circularidad. Sin menoscabo, claro está, del buen uso que puedan realizar inversores privados que, gracias al mismo contenido, pueden detectar futuras oportunidades.
