Sin materias primas
15/07/2022

Uno de los efectos principales de la pandemia, no relacionado con la salud, es la escasez de materias primas en España y mundial y, en consecuencia, de la inmensa variedad de objetos, artículos y materiales que con ellas se producen. La crisis de las materias es el resultado directo de importantes paradas de producción durante meses en muchos países y de la disrupción en las cadenas logísticas y de distribución.

A finales del año pasado la asociación española afirmaba que la escasez ya afectaba a cerca del 40% de las industrias españolas. Pero en sectores específicos, como por ejemplo la construcción, el 75% de las compañías están sufriendo retrasos en sus proyectos y plazos de entrega, con los enormes costes asociados, debido a esta cuestión. Y lo mismo ocurre con la rehabilitación, que también precisa de metal, de vidrio, de plástico o de pintura, por citar tan solo algunos materiales.

Alza de precios por escasez de materias primas en España

El pasado mes de febrero el periódico especializado en economía, Expansión, advertía que junto al desabastecimiento se presenta un alza de precios desconocida en muchas materias primas desde 1976, según datos del INE. Este medio apuntaba que el precio de la madera ha subido un 125%, la piedra un 68% y el cobre un 63%. Y recogía unas declaraciones del  presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), Pedro Fernández Alén que dan la medida del problema: «De las más de 30 materias primas analizadas todas se habían incrementado».

La construcción es una muestra paradigmática de una actividad económica con gran peso en España que está sufriendo con esta situación, si bien no es la única. Lo mismo ocurre con la industria del motor y el automóvil. La revista especializada Motorpasión recogía una información aparecida en el Financial Times que decía lo siguiente. «El 35% de la demanda de magnesio es para la chapa de automóvil, así que si el suministro de magnesio se detiene, toda la industria del automóvil se verá potencialmente obligada a parar».

El magnesio apenas se usa de forma directa en los coches, pero se combina con otro material que sí que cada vez es más ampliamente utilizado en el sector, que es el aluminio, y que también experimenta la escasez e incremento de precio, de tal forma que su precio ha llegado a un máximo histórico.

Otro ejemplo significativo es la celulosa que está cambiando a marchas forzadas los planes de la industria editorial, pero también a la producción de cartón, vital para fabricar envases. Esto último contrasta con una demanda disparada del comercio electrónico, que está muy necesitado de este material. En España esta modalidad de compra creció un 35% en 2021.

Alimentos

Pero, si con la pandemia no hubiera suficientes problemas, Ucrania, denominada históricamente como “el granero de Europa” por ser  uno de los mayores exportadores de maíz, trigo y avena a la Unión Europea, es un país devastado completamente por una guerra que nadie sabe ni cuándo va a terminar ni cómo.

Previamente a la invasión rusa, Ucrania exportaba hasta 6 millones de toneladas de cereales al mes. Una cifra que se ha reducido drásticamente, según los analistas de APK-Inform, citados por Euronews, ya que en marzo -mes siguiente al inicio de la invasión- el país exportó solo 300.000 toneladas y en abril 923.000. Rusia y Ucrania en conjunto representan alrededor del 19% de las exportaciones mundiales de maíz y el 29% de las líneas de producción de trigo.

La FAO estima que «entre el 20% y el 30% de las superficies sembradas, con cultivos de invierno en Ucrania quedarán sin cosechar durante la temporada 2022/23», según informa también Euronews. Habrá que ver qué ocurre una vez superada completamente la pandemia y la situación bélica.

Siempre ha existido bastante unanimidad en señalar que la globalización era irreversible, pero tampoco se habían previsto los acontecimientos como los que hemos visto.

La relocalización es una palabra de moda en la industria y se vuelve a hablar de autosuficiencia y de seguridad alimentaria como nunca. Lo cierto es que, ante el reparto desigual de materias primas en el planeta, la globalización difícilmente va a desaparecer. Nadie lo tiene todo. Lo más probable es que esta tendencia sea matizada por una relocalización parcial. Y en este escenario, donde la proximidad y la escasez cobrarán importancia, es donde la recuperación de la economía circular podría tener una oportunidad y consolidarse definitivamente.