Hacia una aviación circular
19/07/2022

Saliendo ya de la pandemia -aunque todavía hay que ser prudentes- empezamos a percibir algunos de sus efectos secundarios a nivel colectivo. Uno de estos efectos es, sin duda, la sensación de que durante este largo período de más de dos años la información sanitaria ha ocultado muchas otras cuestiones que también han estado presentes en este tiempo. Algunas de ellas son importantes y no se les ha prestado la atención que merecían.

Partiendo de esta premisa, vale la pena recuperar un documento aparecido a finales de 2020 titulado Libro Blanco de I+D+i sobre la Sostenibilidad de la Aviación en España. Irónicamente, el documento fue presentado con poca luz y taquígrafos en un momento en que la actividad aeroportuaria estaba bajo mínimos, con un incógnita total sobre su futuro.

Este libro Blanco fue realizado por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) y, más concretamente, por su Centro de Excelencia de Sostenibilidad, integrado por expertos del ámbito de la Universidad, la Industria y la investigación.

Durante su presentación la directora de AESA, Isabel Maestre, señaló que el documento tiene como objetivo identificar los retos de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) para impulsar una aviación circular y sostenible en España, y contribuir a los objetivos medioambientales del sector en Europa y en el ámbito global. Unas palabras que sin duda constituyen un buen resumen de la intencionalidad de la obra.

El Libro Blanco desarrolla el análisis a través de tres retos: cambio climático y transición energética, economía circular y medio ambiente local- y siete áreas de trabajo, habiendo identificado dentro de cada una de ellas una serie de objetivos de I+D+i.

Objetivo reciclaje para una aviación circular

Nos centraremos solo en el segundo reto, la economía circular. Aquí el libro blanco propone algunas líneas de actuación remarcables. Señala, para empezar, el gran objetivo de “promover el reciclaje de los componentes aeroespaciales y marcar como prioridad de I+D+i la obtención de una industria de la aviación competitiva basada en la economía circular que reduzca el uso de recursos naturales”.

Indica también que se debería alcanzar en el sector un 85% de materiales reciclados o reutilizados, que se debería involucrar a los proveedores de la industria en su contribución a la economía circular, y también incluir las operaciones de mantenimiento en los procesos de reciclaje.

Cabe recordar que, según el Libro Blanco, un avión presta servicio durante un periodo de 20 a 30 años. Cuando las aeronaves llegan al final de su ciclo de vida suelen reconvertirse en aviones de carga, o se almacenan en “cementerios” de aviones. Los desguaces son operaciones poco sistemáticas en las que se recupera el metal, pero el 45 % del peso del avión termina habitualmente en un vertedero. El abandono de aeronaves puede provocar la fuga de materiales peligrosos y la contaminación de los suelos y el agua.

De manera similar, en el caso de las aeronaves que son desmanteladas hay que tratar los materiales de sus partes y componentes de forma segura. Para comprender la magnitud de este reto, ya no solo en España, se ha estimado que en los próximos 15 años se deberán retirar 6.000 aviones de servicio a nivel mundial. Cabe recordar  algunas experiencias pioneras que, de extenderse a gran escala, ofrecerían serias esperanzas de cara al futuro. Es el caso, por ejemplo del proyecto Pamela que llevó a cabo Airbus hace unos años.

El Libro Blanco también habla de los recursos y plantea en este ámbito los siguientes objetivos: minimizar el uso de recursos naturales, especialmente los no renovables; limitar y controlar el uso de productos que requieran posterior tratamiento (tóxicos y peligrosos) y promover la reutilización de agua depurada para usos compatibles.

Una forma de integrar en estos objetivos a la cadena de suministro es incluir cláusulas ambientales en las contrataciones: de hecho, hoy en día AENA ya lo hace en el 100% de las mismas.