Como suele ocurrir cuando reflexionamos acerca de sostenibilidad y la economía circular, la biomasa, lejos de ser un invento reciente, nos conecta con nuestra historia y nos permite retomarla para ofrecer soluciones innovadoras que se adapten a nuestras necesidades actuales sin dejar a un lado las de nuestro planeta.
Regreso al pasado
La biomasa es el primer combustible empleado por el hombre y ocupó un lugar privilegiado hasta la llegada de la Revolución Industrial.
Cuando hablamos de biomasa nos referimos a la materia orgánica (de origen animal o vegetal) que permite extraer energía cuando se procesa correctamente. El ejemplo más claro lo encontramos en el fuego, que a partir de ramas y troncos permitió a nuestros antepasados cocinar alimentos, calentarse, hacer cerámica y metales… A medida que las necesidades de consumo de energía fueron aumentando (era necesario lograr la mayor cantidad de energía generada en el menor espacio posible para permitir el desplazamiento de trenes, barcos, maquinaria industrial…), se identificaron combustibles sustitutivos, como el carbón o derivados del petróleo que dominaron el panorama energético.
A día de hoy, volvemos la vista atrás revalorizando el papel de la biomasa, que nos ofrece una fuente de energía renovable y sostenible, que además puede jugar un papel realmente interesante como dinamizador de la economía en zonas rurales.
Un combustible con múltiples orígenes
Para terminar de entender qué es la biomasa, debemos reconocer los diferentes tipos que existen, en función de su origen.
- Biomasa residual. Este tipo de biomasa surge a partir de desechos orgánicos que produce el ser humano a partir del desarrollo de diferentes actividades: huesos de aceituna extraídos de la producción de aceite, cáscaras de frutos secos en la industria alimentaria, restos de podas, basuras orgánicas, desechos resultantes de la industria ganadera… Su valor está en que se transforma el problema de su eliminación en una alternativa muy valiosa al permitir crear un combustible sostenible.
- Biomasa natural. Está ligada a procesos naturales que ocurren en todos los ecosistemas y en los que el hombre no interviene: hojas secas, ramas caídas, hierbas secas… Por ejemplo, los residuos que se producen a partir de bosques, árboles, matorrales o plantas de cultivo tienen un alto poder energético.
- Biomasa producida. Es la procedente de cultivos energéticos, es decir, campos de cultivo cuyo objetivo es generar materia biodegradable que después se utilizará para generar energía. Por ejemplo, mediante procesos biológicos y químicos es posible extraer metanol y etanol de especies vegetales.
La biomasa, independientemente de su origen, puede ser seca o húmeda. Su aprovechamiento, en función del tipo de materia con que se esté trabajando, será mediante métodos termoquímicos (por combustión, gasificación, pirólisis), o bioquímicos (fermentación alcohólica o metánica).
Ventajas de la biomasa
La biomasa nos ofrece una fuente de energía renovable, económica y mucho menos contaminante que los derivados del petróleo, permitiendo el aprovechamiento de materias primas de origen natural para generar energía térmica, biogás, biocombustibles o electricidad. A continuación, analizamos las ventajas que podemos encontrar en ella:
- Económica. La biomasa nos ofrece una fuente de energía con un coste entre tres y cuatro veces inferior al que plantean alternativas como el carbón o los derivados del petróleo.
- Alto rendimiento. El desconocimiento de la biomasa como fuente de energía hace que a nivel industrial aún existan reservas, pero lo cierto es que la evolución en las tecnologías de la maquinaria alimentada por biomasa, hace que sean rentables y rápidamente amortizables.
- Independencia de los combustibles fósiles. Contar con esta alternativa, que de hecho tiene un enorme potencial en España, nos permite ir tomando independencia con respecto a los combustibles fósiles.
- Poco contaminante. Aunque la utilización de biomasa conlleva emisiones de CO2, hablamos de un impacto mínimo, por lo que supone una alternativa muy valiosa para el medioambiente.
- Fuente de energía renovable y abundante. Los residuos orgánicos existen alrededor de todo el mundo. Transformarlos en energía implica hablar de modelos circulares en los que los residuos se transforman en combustibles.
- Limpieza de bosques y montes. La extracción de biomasa natural se lleva a cabo mediante la limpieza de montes, algo que además impide su degradación y ayuda a prevenir incendios forestales.
- Motor económico y de empleo. La biomasa natural se extrae en áreas próximas zonas rurales, lo que significa la llegada de un nuevo motor económico, que redundará en creación de empleo y contribuirá a evitar la despoblación de las zonas rurales.
Sin lugar a dudas, la biomasa se postula como una de las fuentes de energía del futuro. Las inversiones en su perfeccionamiento y desarrollo serán esenciales para lograr que su uso se vaya extendiendo y normalizando, para finalmente desbancar con ella otras fórmulas menos sostenibles y dañinas para el medioambiente.