Cuando hablamos de energía eólica nos referimos a aquella producida gracias al viento. La tecnología ha sido capaz de utilizar la energía cinética de las masas de aire para, a través de un generador eléctrico, convertirla en electricidad. Esto nos permite obtener una energía limpia y renovable de gran valor de cara al proceso de descarbonización.
Ventajas de la energía eólica
El hecho de que la eólica sea una energía en auge se debe a que cuenta con multitud de ventajas:
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- Energía sostenible y limpia. La eólica es una energía ligada a los procesos naturales de nuestro planeta. El sol y la rotación terrestre nos garantizarán el viento. Por otro lado, es una energía limpia cuya fabricación está exenta de emisiones de gases contaminantes.
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- Un recurso infinito. Del mismo modo que los combustibles fósiles nos ofrecen un recurso finito que empieza a mostrar signos de agotamiento, el viento es un recurso infinito presente en todo el planeta. La fuerza y frecuencia con la que el viento sopla en cada lugar del mundo es la característica que determinará los puntos idóneos para la instalación de centrales eólicas.
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- Variaciones moderadas. Es cierto que el viento es un elemento con un comportamiento discontinuo, pero a largo plazo ofrece una regularidad: una región ventosa, lo será siempre, aunque se produzcan fluctuaciones.
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- Las centrales eólicas ocupan poco terreno. La actividad de transformación es responsabilidad de las palas de los aerogeneradores que, en tierra, ocupan solo el espacio de su base, lo que permite compatibilizar su instalación con otras actividades como ganadería o agricultura.
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- Bajo impacto ambiental. Hablamos de la energía verde con menor impacto: solo la fabricación de los aerogeneradores y su transporte impacta en el medioambiente. El principal impacto ambiental de las centrales eólicas es el visual y una leve contaminación acústica que se prevé ir reduciendo a medida que la ingeniería aporte soluciones que ya están en estudio.
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- Económica. Se trata de una fuente de energía que, comparada con otras, plantea unos costes de instalación y puesta en marcha muy bajos. Las subvenciones con las que cuenta contribuyen a reducir los costes considerablemente.
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- Mantenimiento básico. El mantenimiento de las centrales eólicas es mínimo. La tecnología ha avanzado lo suficiente como para que solo sean necesarias pequeñas intervenciones.
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- Ejemplo de circularidad. Las centrales eólicas pueden desmantelarse sin dejar impacto. El suelo se regenera y los materiales de los aerogeneradores se pueden volver a utilizar en otra central o reciclar.
Desventajas de la energía eólica
Para poder entender realmente el valor de la energía eólica es importante conocer sus desventajas que, aunque son escasas, existen. No podemos olvidar que cualquier acción sobre el entorno tiene un impacto.
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- Fuente de energía irregular. Como planteábamos anteriormente, el viento no es un elemento constante. En el caso de las centrales eólicas, esto no es un problema porque las zonas donde se instalan las centrales garantizan abundante viento a pesar de la irregularidad de este, pero cuando se trata de instalaciones domésticas es relevante tener en cuenta este factor y contar con fuentes de energía alternativas. En ese sentido, la energía solar se presenta como la pareja perfecta de la eólica.
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- Impacto visual y medioambiental. En primer lugar, las centrales eólicas transforman indiscutiblemente el paisaje. En cuanto al impacto medioambiental, las palas de los aerogeneradores suponen un riesgo para las aves, algo que se intenta mitigar colocando las turbinas fuera de corredores migratorios. Por otro lado, el ruido es un factor que, aunque se ha desvelado como inocuo (a unos 30-40 m de distancia de la estación, el ruido generado obtiene el nivel de ruido de fondo), existe. Teniendo en cuenta que en el entorno de centrales eólicas conviven multitud de animales, uno de los focos de investigación es la reducción de ruido.
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- Energía no almacenable. La energía eólica se produce mientras sopla el viento, se transforma en electricidad y esta se distribuye, pero desafortunadamente, no es posible almacenarla a nivel industrial (sí a nivel doméstico). Actualmente, se está estudiando el denominado power-to-gas, que supone la transformación de la energía eólica en hidrógeno y metano, que sí pueden almacenarse y utilizarse posteriormente.
Energía eólica en España
En nuestro país, según datos de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), la energía eólica supuso en 2022 el 23,3% de la energía que consumimos.
Existen en nuestro territorio 250 centros de fabricación distribuidos en 16 de las 17 Comunidades Autónomas, algo que nos ha permitido evitar la emisión de 29 millones de toneladas de CO2 en el último año. Aunque no existen fuentes de energías perfectas, la eólica se encuentra cerca de ese punto, máxime si la comparamos con los combustibles fósiles que aún juegan un papel dominante. El objetivo en los próximos años ha de ser reducir la dependencia de estos últimos y reforzar la de energías limpias.