El 71% de nuestro planeta es agua, y de este porcentaje el 96,5% es mar. Hablamos de un elemento esencial para nuestra vida y el bienestar de los seres vivos en la tierra, además de ser una fuente de energía limpia con inmensas posibilidades.
Entender el mar
La principal particularidad del agua de los mares y océanos es que está en constante movimiento. Esto ocurre gracias a dos fenómenos: las mareas y el oleaje.
Las mareas son los cambios que se producen en el nivel del mar de forma periódica a consecuencia de la acción de la Luna y el Sol sobre nuestro planeta durante el movimiento de gravitación. Ambos tienen la capacidad de atraer hacia sí mismos el agua de mares y océanos modificando su nivel (debido a la cercanía con respecto a la Luna, su capacidad de atracción es superior a la del sol, lo que da lugar a la atracción de grandes masas de agua en la cara más próxima a ella).
La Luna gravita alrededor de nuestro planeta mientras la Tierra gravita en torno al sol, en todo este proceso el agua de nuestros mares y océanos se desplaza en períodos de 6h en función de la relación de posición y distancia que en cada caso establecen la Tierra, la Luna y el Sol. Esta combinación determinará también la amplitud de dichas mareas.
Por su parte, las olas son consecuencia de la acción del viento sobre el agua, la presión y fricción que genera hace que parte de la energía eólica que traslade al medio líquido en forma de oleaje. Cuando el viento no es fuerte, se producen las denominadas ondas capilares. Y cuando la fricción es más intensa surgen las ondas gravitatorias. Por supuesto, existen otros factores capaces de generar oleaje, como terremotos, deslizamientos de tierra o erupciones volcánicas.
Desde el punto de vista físico, es interesante aclarar que las olas no tienen la función de transportar el agua, sino de transferir energía cinética.
Energía mareomotriz
La energía mareomotriz aprovecha la energía cinética del mar para transformarla en energía eléctrica. Esto es posible gracias a centrales mareomotrices que actúan a nivel submarino, de modo que, la circulación de agua mueve las aspas de alternadores y turbinas, produciendo energía eléctrica. Podemos encontrar varios tipos de centrales mareomotrices:
- Presas de mareas. Se instalan en estuarios, bahías o rías en los que estén garantizadas amplias mareas: como mínimo debe haber 5m de diferencia entre la pleamar (punto más alto de la marea) y la bajamar (punto más bajo). Cuando la marea sube, se abren las compuertas del dique de contención que retendrán el agua en el interior cuando termine la pleamar. Cuando la marea baja, se abren las compuertas de manera que, al salir, el agua pone en funcionamiento las turbinas responsables de generar electricidad. El coste de construcción de este tipo de centrales es muy elevado, lo que las hace poco rentables, además, es la fórmula con mayor impacto medioambiental.
- Generadores de corriente de marea. También conocidos como TSG (Tidal Stream Generator), utilizan la energía cinética del agua para transformarla en electricidad: recurre a un sistema de turbinas con hélices que transfieren la energía a un generador que la convierte en energía eléctrica. Esta fórmula es la más ventajosa por su coste, y la menos agresiva con el entorno.
- Energía mareomotriz dinámica o DTP. Esta tercera opción está aún en proceso de desarrollo y plantea una fusión de las otras dos modalidades de central. Recurre a la energía cinética y a la potencia de las corrientes durante las mareas mediante una gran barrera de unos 30 km de longitud construida en perpendicular a la costa. La presa DTP, debido a su longitud es capaz de influir en el movimiento horizontal de la marea, lo que genera un diferencial de nivel de agua (altura) en ambos lados de la presa que se puede transformar en energía, utilizando una larga serie de turbinas instaladas en la presa.
La energía mareomotriz nos ofrece grandes ventajas: hablamos de una fuente de energía limpia, inagotable y predecible que no recurre a ningún tipo de combustible, lo que garantiza una constancia y fiabilidad superior a otras como la solar o la eólica. Por supuesto, también podemos encontrar en ella inconvenientes: la instalación de centrales mareomotrices tiene un innegable impacto en el paisaje, conlleva costes elevados y requiere unas características geográficas específicas.
El futuro de la energía mareomotriz
Aunque hablamos de una fuente de energía con grandes ventajas, lo cierto es que podemos considerarla relativamente reciente, ya que fue en los años 60 cuando se inauguró la primera central en Francia, se trata de la planta de Rance, que a día de hoy es capaz de cubrir el 45% del consumo eléctrico de toda la Bretaña francesa.
Posteriormente, otros países como Corea del Sur, Canadá, Reino Unido y Noruega instalaron centrales capaces de aportar un volumen de producción energética relevante. A pesar de todo, existen centrales mareomotrices alrededor de todo el mundo. En España, desde 2011, contamos con a central Mutriku y a lo largo de este año se plantea la inauguración del Wave Energy Converter (WEC) en Valencia.
La urgencia con que necesitamos recurrir a fuentes de energía verde garantiza un gran potencial a la energía mareomotiz. La investigación y la innovación serán nuestros mejores aliados.