La tecnología digital ha transformado la manera en que nos comunicamos, cómo nos relacionamos, nuestra forma de trabajar, la economía… y lo seguirá haciendo, pero ahora más que nunca es imprescindible que digitalización y sostenibilidad vayan de la mano, porque cualquier plan de futuro debe contemplar esta dimensión que no es más que una garantía de supervivencia para nuestra especie.
¿A qué nos referimos con digitalización sostenible?
Cuando hablamos de digitalización sostenible debemos entender que nos referimos a ofrecer soluciones digitales que tengan como premisa la sostenibilidad, es decir, deben mejorar la conectividad e impactar positivamente en la economía, manteniendo el cuidado por el medioambiente, la sociedad y los recursos.
El proceso de digitalización que vivimos ha sido tan rápido y efectivo, que ha habido poco espacio para la reflexión o el debate. A pesar de todo, no podemos dejar de preguntarnos de qué manera, la digitalización, que seguirá evolucionando y transformando nuestras vidas, puede ser sostenible.
¿En qué ámbitos impacta la digitalización sostenible?
Afortunadamente en el momento en que nos encontramos ya es posible identificar tendencias que muestran una clara preocupación por la sostenibilidad por parte de los diferentes agentes involucrados en el proceso de digitalización:
- Cobertura de red. Una digitalización sostenible es aquella accesible al mayor número de personas, de manera que la sociedad evolucione homogéneamente y no se produzcan desigualdades. A día de hoy en España, la cobertura de la red 4G cubre el 99% del territorio, y la red 5G está gradualmente cubriéndolo. El objetivo es que en 2025 toda la población disponga de una conexión superior a 100 Mbps, algo que será posible gracias al Plan para la Conectividad y las Infraestructuras Digitales y la Estrategia de Impulso a la Tecnología 5G.
- Consumo de energía. Poder suministrar el servicio de red se requiere electricidad y, siempre que no proceda de fuentes que de energía renovable esto tiene un impacto medioambiental (en el año 2021 las renovables cubrieron el 46,7 % de la energía generada en España, y el objetivo es que esta cifra siga en aumento). La ventaja es que la innovación ya lleva incorporada una premisa de sostenibilidad, y nos encontramos, por ejemplo, con que la red 5G es hasta un 90% más eficiente que la 4G, del mismo modo que la fibra óptica es un 80% más eficiente que la de cobre.
- Industria. La digitalización, inevitablemente, mejora la sostenibilidad de la industria, de hecho, las cifras indican que el impacto de la economía digital sobre el PIB mundial se sitúa entre el 4,5 y el 15%. Esto se traduce en sociedades más ricas que pueden garantizar a sus miembros una mejor calidad de vida.
- Empresas. Las empresas contribuyen a acelerar el proceso de digitalización adoptando herramientas y nuevas tendencias con rapidez, y esto se debe a que la digitalización puede mejorar notablemente su productividad. Esta situación tiene otras consecuencias colaterales, en lo que ha sostenibilidad se refiere, y es que, las herramientas tecnológicas contribuyen a reducir las emisiones de CO2. Esto implica acciones a múltiples niveles: desde el uso de tecnologías que aumenten la eficiencia energética de las empresas, hasta el rediseño de procesos de producción apoyándose en el Big Data, la modificación de metodologías de trabajo… En Ecoembes, conscientes de que nuestra actividad profesional tiene impacto en el medioambiente, apoyamos la introducción de todos los avances digitales que contribuyan a que nuestra actividad diaria mejore en sostenibilidad.
- Personas. Tan necesarias son las tecnologías como las competencias tecnológicas. Si por ejemplo los servicios públicos se digitalizan, la ciudadanía debe ser capaz de acceder a ellos. Esto exige a los gobiernos el desarrollo de planes para reducir la brecha digital y el aumento de especialistas TIC que puedan guiar estos procesos. En este sentido en España contamos con el Plan Nacional de Competencias Digitales.
El reto a partir de ahora es mantener este avance y lograr que pueda darse de manera homogénea en todo el mundo, y no solo en las regiones con mayores índices de desarrollo.