La Agenda 2030 exige cambiar el actual modelo de producción y consumo hacia una economía circular, lo que implica llevar a efecto el mantra de «hacer más con menos»: con menos recursos, con menos gasto energético y con menos residuos.
La Agenda 2030, la hoja de ruta para el desarrollo sostenible aprobada por la comunidad internacional, recoge en el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 12 garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles. Es en este objetivo en el que encontramos una meta expresa –la 12.5– que en su formulación propone reducir considerablemente la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización de aquí al año 2030, si bien es cierto que controlar el uso excesivo de los recursos naturales presentes en nuestro planeta y cambiar el actual modelo de producción y consumo hacia una economía circular es algo que subyace a lo largo de toda la Agenda 2030.
Para conseguir el desarrollo sostenible e inclusivo por el que aboga la Agenda 2030, es necesario hacer un uso eficiente de los recursos naturales, que se redistribuyan de forma más equitativa entre la población y que se reduzca el impacto de la transformación de estos recursos sobre el medioambiente. Para ello, es importante cambiar el modelo de producción y las pautas de consumo y fomentar ambas cuestiones a través de la educación. Así, con el ODS 12, Naciones Unidas aspira a cambiar el modelo actual de producción y consumo para conseguir una gestión eficiente de los recursos naturales, poniendo en marcha procesos para evitar la pérdida de alimentos, un uso ecológico de los productos químicos y la disminución de la generación de desechos.
En este sentido, el sector privado está directamente involucrado por Naciones Unidas en la consecución de la Agenda 2030 y una buena parte tiene una gestión corporativa en la que los ODS están presentes. Tanto es así que, en el ranking de los ODS prioritarios para las empresas españolas de la publicación ODS, año 3. Una alianza global para la Agenda 2030, el ODS 12 se encuentra en el quinto puesto. Además, según la reciente publicación de la Red Española del Pacto Mundial Comunicando el progreso 2018: Una visión integrada en sostenibilidad y reporting, el ámbito de la sostenibilidad más trabajado por las empresas es el medioambiente.
Del análisis realizado para esta publicación se desprende que la mayoría de las empresas llevan a cabo prácticas de consumo sostenible relacionadas con el área medioambiental (82% de las empresas), un aspecto relacionado directamente con el ODS 12 y con la economía circular. No obstante, todavía son pocas las empresas españolas que están trabajando aspectos de este ámbito, como la evaluación del ciclo de vida de productos y servicios y la realización de medidas de ecodiseño, trabajados solo por el 23% de las empresas españolas consultadas. Con respecto a las empresas del IBEX35, el análisis realizado revela que el 57% de ellas incluyen en sus informes alguna información sobre la implantación de medidas de economía circular a nivel interno, generalmente a través de acciones de reducción, reutilización y reciclaje, y mejora de la eficacia en procesos.
El reciclaje puede ser una gran palanca para impulsar estilos de producción, consumo y de vida sostenibles. Y hay grandes ejemplos entre nuestras empresas, que están aplicando innovaciones relevantes especialmente relacionadas con la economía circular. Pero el reciclaje es también una oportunidad para que las empresas establezcan alianzas con otras entidades: tanto con organizaciones especializadas en residuos como con investigadores, comunidades locales u organizaciones medioambientalistas, imprescindibles para dar sentido al ciclo de vida de los productos.
Es, además, un papel de todos poner en valor las experiencias que ya existen y contribuir tanto a extender el consumo responsable de productos reciclados como a fomentar los comportamientos de empleados, productores y grupos de interés encaminados a la reducción del consumo de recursos naturales y productos contaminantes.