La creatividad y la innovación son cualidades que pese a estar en la base de toda nuestra evolución no siempre se ponen en valor. Es por ello que hoy, 21 de abril, se celebra el Día de la Creatividad y la Innovación. A la hora de conseguir sociedades que funcionen de acuerdo con un modelo circular y sostenible, estas dos habilidades son fundamentales. A través de ellas, ha sido posible llegar al punto en el que nos encontramos actualmente, y queda claro que recurriremos a ellas para seguir evolucionando al mismo tiempo que reparamos los daños que ha sufrido nuestro planeta.
En esta ocasión, hemos querido explorar la visión de una persona que encarna ambas cualidades y ha sabido aplicarlas a las nuevas tecnologías: Ruth Falquina, emprendedora experta en IA (Inteligencia Artificial) y fundadora de la agencia de creatividad tecnológica Estado Latente.
La creatividad como clave para la resiliencia
Para Ruth la creatividad es un factor fundamental a la hora de desarrollar cualquier proyecto, ahora más que nunca: “En escenarios de incertidumbre buscamos herramientas que nos generen mayor certeza. La creatividad nos permite adaptarnos mejor al mundo y a las situaciones que se nos presentan.”
Según su punto de vista, la creatividad es al mismo tiempo “talento, habilidad, y proceso”. El gran valor de la creatividad es que el hecho de poder aplicarla a cualquier ámbito hace que su valor se haya ido consolidando: “Estamos viviendo el auge de la colaboración creativa entre humanos, a mayor democratización creativa mayor desarrollo de todo tipo de proyectos”.
En este contexto, la creatividad se diversifica: “Hemos evolucionado de una era de creación analógica, hacia una digital y, actualmente, estamos adentrándonos en una era de creación sintética, en donde los contenidos estarán basados en la producción artificial y automática, así como en la modificación de datos”.
Cómo combinar creatividad y nuevas tecnologías
El concepto de creatividad nos remite a procesos mentales del ser humano, pero tal como muestra Ruth, la tecnología puede ocupar un papel multiplicador: “Nuestro proceso creativo es alimentado y nutrido por una gran variedad de influencias y estímulos. ¿Y no es la tecnología una de nuestras principales fuentes de inspiración? Diariamente, vivimos expuestos e influenciados por la tecnología y la inteligencia artificial, conectamos, interactuamos y tomamos decisiones simultáneamente en un mundo real y virtual”.
La experiencia de Ruth en el campo de la IA (ha creado Artificial Inteligence for Brands, el primer Máster de inteligencia artificial para la industria de las ideas y lidera el módulo de Inteligencia Artificial y Branding en varias escuelas de formación superior, además de cofundar Spain AI, una organización sin ánimo de lucro cuyos objetivos son democratizar la IA, y generar un mayor impacto en la sociedad), le permite tener una visión muy completa: “Estamos presenciando un cambio de paradigma en donde convergen dos mundos que históricamente habían permanecido separados, la creatividad y la capacidad computacional. La IA está transformando la naturaleza de los procesos creativos, estimulando, ayudando y aumentando la creatividad humana, una nueva era de creatividad aumentada”. Para Ruth “la inteligencia artificial es la nueva musa del siglo XXI”.
El enfoque por tanto debería ser de cocreación, “es decir creación colectiva, siempre con un foco humanista”. Las tecnologías (el campo de la IA es muy amplio: procesamiento del lenguaje natural, computer vision, generativas, voz…) pueden ser utilizadas en la fase de inspiración, conceptualización, prototipado, o en la ejecución, dependiendo del proceso creativo. Esto permite explotar la intuición humana junto con la capacidad computacional.
Una metodología para la innovación
La experiencia de Ruth en el ámbito de la innovación nos permite profundizar y entender mejor este tipo de procesos gracias a la metodología iShape. Se trata de un proceso creado por Estado Latente, fruto de “más de 12 años de aplicación de múltiples tecnologías en la industria de las ideas e influenciados por todo lo aprendido sobre Radical Innovation en MIT”.
A través de iShape, Ruth y su equipo trabajan con “un concepto más flexible de innovación, el cual nos ayuda a definir las aspiraciones de innovación de cada marca/organización, adaptar las recomendaciones de innovación a sus necesidades reales, definir las aspiraciones de innovación, priorizar y jerarquizar los objetivos, así como construir capacidades para garantizar que las marcas estén en la vanguardia”. Se parte de la premisa de que todos podemos innovar, pero cada cual ha de seguir un ritmo propio.
Para ello iShape cuenta con tres fases:
- Diagnóstico. Observación y análisis del entorno de manera sistematizada, para detectar tendencias tecnológicas.
- Consultoría. Proyección de escenarios de innovación: cruzado las tendencias con la realidad de la compañía para definir posibles vías de innovación y, posteriormente, seleccionar aquellas con mayor potencial y posibilidades de éxito.
- Co-Creación. Materialización de las ideas acompañando a los clientes en proyectos de innovación co-creativa que se traducen en productos/servicios.
Creatividad, innovación, y sostenibilidad
Por supuesto, todas estas estrategias y herramientas son extrapolables al ámbito de la sostenibilidad que, a modo de ver de Ruth, “es uno de los mayores desafíos que tenemos como sociedad. Estamos en un punto de inflexión como especie”.
De hecho, la ONU ya recurre a la innovación y aplicación de tecnologías exponenciales para aportar soluciones para la lucha contra el cambio climático a través de un hackathon (encuentro de programadores en el que se busca, a través del trabajo colaborativo, dar respuesta a un reto o problema en tiempo récord), que de hecho lideraba Ruth: “150 creativos de más de 26 países colaborando juntos en aportar soluciones que generen un impacto positivo, con ideas que desencadenen un cambio de comportamiento transformador a nivel mundial, llegando tanto a los ciudadanos como a los responsables políticos de todo el mundo. Desde una perspectiva empática, no dejando a nadie atrás”.
A esto se suma la IA, que “está transformando todas las industrias y tiene un papel fundamental en la sosteniblidad”. Por ejemplo, la plataforma digital AI for Good identifica aplicaciones prácticas de IA para promover los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y escalar esas soluciones para lograr un impacto global. Es la principal plataforma global e inclusiva de la Naciones Unidas sobre IA orientada a la acción.
Para Ruth “esta visión de la innovación, inclusiva, global, transformadora, multicultural, empática puede ser una vía para aplicar estrategias de innovación que pongan en el centro la sosteniblidad”.