El desarrollo de nuestras sociedades debería cumplir con una premisa indispensable: evolucionar de manera sostenible. Esto implica la búsqueda de soluciones que contribuyan a frenar o reducir daños y amenazas para el medioambiente, y que al mismo tiempo beneficien a la sociedad sin dejar a nadie fuera. Las tecnologías medioambientales son aquellas que nos ayudan en este reto, en el que evolucionaremos como especie sin comprometer los recursos naturales ni el bienestar del resto de seres vivos.
Qué son las tecnologías medioambientales
Las tecnologías medioambientales son aquellas que contribuyen a reducir la contaminación, a crear productos menos contaminantes y/o a hacer un uso sostenible de los recursos. Más allá de la función específica de cada una de estas tecnologías su objetivo común es contribuir a conservar el medioambiente y los recursos, pero también frenar y paliar los efectos negativos de la actividad de nuestra especie sobre el planeta.
En función de cómo impactan en el entorno, estas tecnologías pueden dividirse en dos categorías:
- Tecnologías preventivas. Se focalizan en la contaminación medioambiental, tratando de minimizarla, esto se traduce en tecnologías que contribuyan de cualquier modo la reducción de emisiones, pero también a la reducción de residuos (sólidos o líquidos), de ruidos… Incluso a aquellas tecnologías que plantean alternativas a otras que son contaminantes. Las energías renovables son un buen ejemplo de tecnología preventiva, pero también lo son los bioplásticos o los envases inteligentes.
- Tecnologías de depuración. En este caso, hablamos de tecnologías que actúan sobre los contaminantes que ya existen. Dentro de esta categoría encontramos ejemplos como las proteobacterias, que son una variedad diseñada en laboratorio que puede generar electricidad a partir de contaminantes derivados del petróleo, un diseño de tejas que tienen capacidad de depurar el aire o las actividades vinculadas con el reciclaje y la gestión de residuos.
Principales tecnologías medioambientales
Las tecnologías ambientales se contemplan como una herramienta fundamental de cara la lucha contra la crisis climática, ya que nos permitirán frenar multitud de daños, e incluso paliarlos, manteniendo nuestro nivel de bienestar. A continuación, recogemos algunas de las tecnologías medioambientales con mayor proyección:
- Energía. Las energías limpias (solar, eólica, geotérmica…), son claras muestras de tecnologías medioambientales, al igual que todos los esfuerzos realizados parta mejorar su eficiencia y normalizar su uso. Uno de los grandes retos que enfrenta este sector es la búsqueda de métodos de almacenaje de energía que permitan suministrarla en los momentos en los que las condiciones climáticas impidan generarla.
- Biocombustibles. El petróleo es un recurso finito, y de hecho la fecha de su agotamiento empieza a ser cada vez menos lejana. Los biocombustibles se presentan cono el perfecto sustitutivo. Desarrollados a partir de la biomasa de organismos vivos o de sus desechos metabólicos, ofrecen también una interesante solución de reciclaje.
- Agricultura. La crisis climática que vivimos pone en jaque a la agricultura. Este sector se apoya en avances tecnológicos, como por ejemplo los drones, mediante los cuales ya es posible realizar siembras, pero también en la biotecnología, está permitiendo importantes avances como el control de plagas y enfermedades de los cultivos, el uso de fertilizantes menos contaminantes, el suministro de nutrientes específicos al suelo o la introducción de nuevas especies modificadas genéticamente, que tendrán la capacidad de sobrevivir a inundaciones, o tolerar la sequía.
- Envases inteligentes. El desperdicio alimentario es uno de los grandes obstáculos a la hora de alimentar de manera sostenible a una población en crecimiento. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se estima que cada año tiramos 1.300 millones de toneladas de alimento al año. Los alimentos desperdiciados representan además 3.300 millones de toneladas métricas de emisiones anuales de dióxido de CO2. En este caso, los envases inteligentes suponen un gran avance en la lucha contra el desperdicio alimentario, contribuyendo a una mejor gestión (permitiendo detectar qué alimentos están contaminados o a punto de caducar para quienes los almacenan puedan evitar desperdiciar lotes enteros) y, por tanto, un consumo más ajustado.
- Bioplásticos. Los microplásticos están presentes en el aire y en el agua. Y es que los bioplásticos derivados de productos vegetales, como el aceite de soja, el maíz o la fécula de patata, se presentan como una gran alternativa.
Retos de futuro
Para lograr que las tecnologías medioambientales nos ayuden a salir airosos de esta crisis climática es necesario priorizar el medio ambiente y la sostenibilidad por encima de criterios productivos o económicos cortoplacistas.
Por otro lado, es importante valorar el impacto real de cada avance. Por ejemplo, tomando el caso de los vehículos eléctricos: es cierto que suponen una alternativa muy valiosa a los alimentados con derivados del petróleo, pero, al mismo tiempo, nos encontramos con que su fabricación es muy contaminante y su uso no sería escalable al mismo nivel (no sería posible ni sostenible alimentar con electricidad todo el parque móvil de una ciudad, menos aún de un país o de todo el planeta).
Es importante entender que estos avances deben ir ligados a un cambio de mentalidad que implique modelos de producción y consumo más sostenibles. Sin lugar a dudas, la tecnología va a jugar un papel protagonista en nuestro futuro, pero es cierto que por si sola es insuficiente: la ciencia nos proporcionará las herramientas pero son las sociedades las que deben encontrar la manera de que se conviertan en el mejor aliado para que a través de ellas podamos alcanzar una mejora real.