En el continente americano ha causado mucho impacto una pequeña historia real de Gabriel Silva. Se trata de un suceso que, si bien acaeció algo más de un mes antes de Navidad, guarda una fuerte relación con esta festividad.
El árbol de Gabriel Silva
Todo empezó el 8 de noviembre en un vertedero en el estado de Maranhao en Brasil. Gabriel Silva, un chico de 12 años, estaba buscando, como de costumbre, algo de valor entre los desechos para contribuir al sustento familiar cuando, por azar, encontró un pequeño árbol de Navidad todavía decorado.
La cuestión es que ese momento fue inmortalizado por Joao Paulo Guimaraes, un fotógrafo profesional de la agencia France Presse que realizaba un reportaje sobre la miseria precisamente en aquel vertedero. De inmediato, la imagen empezó a circular de tal manera que acabó por provocar una reacción colectiva de solidaridad. Gabriel Silva y su familia nunca habían tenido un árbol y este año no solo pudieron disfrutarlo, sino que además recibieron una cantidad suficiente de ayudas para mejorar sus condiciones de vida de manera radical tal como recogió el periódico bonaerense La Nación.
Aparte de evocar el cine neorrealista italiano de mediados del siglo XX, la historia revela algunas cuestiones que merecen la pena ser comentadas.
Los vertederos son proveedores de recursos de subsistencia
La primera es que los vertederos continúan siendo en muchos países del mundo auténticos proveedores de recursos para la subsistencia, en una dinámica tan informal como útil.
La segunda tiene que ver con el árbol de Gabriel Silva, en este caso un ejemplar artificial, que probablemente databa de las navidades anteriores y que había sobrevivido durante meses. Pero esto no solo ocurre en el mundo en desarrollo. Según la BBC, cada año 7 millones de árboles de navidad naturales y artificiales acaban en el vertedero en el Reino Unido.
En España eran dos millones hace una década, si bien, a falta de cifras más recientes, se puede intuir que la situación ha mejorado mucho gracias las campañas de recogida de árboles naturales impulsadas por miles de municipios en todo el país. Aunque lo cierto es que todavía se siguen viendo árboles de navidad en la basura y mucha gente no sabe dónde tirar el árbol de navidad.
Elegir entre un árbol de navidad natural o artificial
Para elegir entre un árbol de navidad natural o artificial, hay que tener en cuenta varios aspectos. El árbol artificial quizás no sea ideal desde el punto de vista ambiental, en razón de sus materiales y de su proceso de fabricación, pero tiene una ventaja: bien tratado puede durar muchos años. De hecho existe cierta controversia sobre si es mejor un árbol natural o artificial aunque probablemente la respuesta, como apunta este artículo de la revista norteamericana Popular Science, es más compleja de lo que pueda parecer a simple vista.
El árbol natural sin raíces -y la mayoría se venden así- no puede sobrevivir, aunque con un esquema de gestión adecuado puede reintegrarse perfectamente en la naturaleza o ser utilizado como biomasa para la calefacción doméstica o para procesos industriales.
No más árboles de navidad en los vertederos
Un ejemplo de esta opción lo tenemos en una buena práctica griega recogida en la web de la European Circular Economy Stakeholder Plattform. Se trata de un proyecto piloto impulsado entre 2019 y 2020 por la Asociación Regional de Agencias de Gestión de Residuos Sólidos de Macedonia Central y el Ministerio de Medio Ambiente y Energía, con la participación de la Universidad de Tesalónica, cuyo nombre es No más árboles de Navidad en los vertederos.
El objetivo del proyecto ha sido reciclar árboles de Navidad descartados, utilizando las astillas de madera como materia prima secundaria para fabricar pellets, biocombustibles y cartón-madera, y como residuos orgánicos para compostaje.
Los árboles se han recogido principalmente en los puntos de disposición municipales. Cabe señalar que los operadores de vertederos locales han apoyado el proyecto prohibiendo la entrada árboles de Navidad en sus instalaciones. La participación ciudadana ha sido un elemento fundamental para el éxito: se recogieron un total de tres toneladas de árboles.