La idea que hay detrás de las cadenas de suministro circulares es simple. En lugar de tirar los productos al final de su ciclo de vida, estos pueden volver a ser rentables con un coste inferior al de fabricar un nuevo producto desde cero. De este modo, las empresas pueden obtener el máximo beneficio de las materias primas que compran.
De hecho, los precios de las materias primas son un problema para muchas empresas que intentan planificar y mantener los costes bajo control. El precio de muchas categorías de materias primas varía constantemente y este fenómeno no es algo exclusivo del petróleo. Se trata de una tendencia muy extendida y muy persistente, que impacta también en el coste de los bienes.
Transición hacia cadenas de suministro circulares
Sería un error pensar que la simplicidad de la definición enunciada al inicio es suficiente para gestionar esta cuestión. Realizar una transición a cadenas de suministro circulares no es nada fácil y requiere un cambio holístico en la forma de operar y gestionar las cadenas de suministro existentes en una compañía.
Para hacerlo es imperativo adquirir conocimiento. Y una posibilidad en este sentido es adentrarse en la lectura de alguna publicación académica que haya tratado esta materia.
Este es el caso de la revista científica Resources Conservation and Recycling que, a finales de 2020, publicó un trabajo, firmado por tres expertos de las universidades neerlandesas de Twente y de Stenden, titulado Supply chains in circular business models: processes and performance objectives, que ayuda a la conceptualización de los elementos que intervienen en una cadena de suministro circular.
El artículo parte de la tesis que los modelos empresariales circulares sirven para llevar a cabo estrategias empresariales sostenibles. Por tanto, para poder evaluar dichas estrategias empresariales sostenibles, es necesario poder medir el rendimiento real de todos los procesos de una cadena de suministro en un modelo empresarial circular.
Según los autores, para medir ese rendimiento real es necesario definir qué objetivos de rendimiento se persiguen para todos los procesos de una cadena de suministro en el modelo empresarial circular. Sin embargo -señalan- actualmente no se dispone de estudios sobre qué procesos y qué objetivos de rendimiento conceptualizan una cadena de suministro en un modelo empresarial circular.
El artículo aporta una revisión sistemática de la literatura en este campo para identificar los procesos y los objetivos de rendimiento de una cadena de suministro en un modelo circular.
En este sentido, señala que una cadena de suministro circular consta de ocho procesos: planificar, originar, fabricar, entregar, utilizar, devolver, recuperar y habilitar.
Varios de estos procesos tienen que dividirse en subprocesos para permitir la planificación del uso y la recuperación, la entrega de productos de mantenimiento y la devolución de productos al final de su uso.
Del mismo modo, distintos procesos tienen que cambiar su enfoque hacia la adecuación a la disponibilidad de recursos (materiales, agua, energía…) con los requisitos de la cadena de suministro; con el abastecimiento de materiales que minimicen los residuos y permitan la devolución y la recuperación después del fin de uso, y con una producción eficiente de los recursos, entre otras consideraciones.
La ayuda de la digitalización
Otro factor importante a tener en cuenta sobre las cadenas de suministro circulares es el papel importante del Blockchain y otras tecnologías de la información y la comunicación en hacerlas posible. En el caso del Blockchain, por ejemplo, este proporciona un acceso controlado y compartido a los datos y posee la capacidad de rastrear y verificar las acciones relacionadas con el movimiento de un producto a través de su cadena de suministro.
Además de la cuestión de los costes, existen otras poderosas razones para que las compañías adopten cadenas de suministro circulares. Una de ellas es cumplir con los crecientes requerimientos normativos en favor de la reducción de residuos en todo el mundo.
Otra está relacionada con la proyección de una imagen de empresa responsable sustentada en la realidad de sus operaciones. Algunas conocidas multinacionales fabricantes de zapatillas deportivas, por ejemplo, han desarrollado programas donde han invitado a los consumidores a llevar sus viejas zapatillas a las tiendas, en vez de tirarlas, para que así puedan reutilizarse en la fabricación de nuevo calzado.
Según un informe de Nielsen, el 66% de los consumidores de todo el mundo están dispuestos a pagar más por las marcas sostenibles. Y, en el caso de los millenials el porcentaje asciende al 73%.