Noah, Luca…. El camino hacia el coche reciclado y reciclable 100%
30/06/2021

Según datos de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles ACEA la cantidad de residuos provocadas por cada unidad de automóvil producida en la Unión Europea se ha reducido un 15% desde 2005. Además, la evolución tecnológica está prolongando la vida de los vehículos actuales respecto a los producidos en décadas pasadas (serían un caso especial ciertos vehículos históricos que han recibido una atención especial). Aun así, solo en los Estados Unidos, 12 millones de automóviles terminan su vida útil al año. 

Ya en su día comentamos la Iniciativa de vehículos circulares (The Circular Cars Initiative) promovida por el Foro Económico Mundial y que forma parte de dos proyectos más amplios, uno sobre el futuro de la energía, los materiales y las infraestructuras y otro sobre el futuro de la movilidad .  

Se estima que hay unos 1.400 millones de coches en el planeta, una cifra que crece continuamente y esta es una razón poderosa para que existan este tipo de proyectos iniciativas con el fin de minimizar los residuos que estos producen. A pesar de que esta reducción avanza, el crecimiento en el número de unidades hace que el impacto ambiental del automóvil no ligado a la polución atmosférica persista e incluso vaya en aumento. 

Reciclabilidad total

En este contexto la solución óptima pasaría por conseguir automóviles completamente reciclables. Y hay intentos al respecto. En 2018 nació Noah, que fue bautizado como el primer auto circular del mundo y que fue construido con modestia e ilusión por estudiantes de la Universidad de Tecnología de Eindhoven (Países Bajos) con un biocompuesto cuyos componentes principales son el lino y el azúcar.  

En realidad, además del lino, Noah esta hecho de poliactidas (PLA), un polímero sintético, también conocido como ácido poliláctico, que se puede fabricar a partir de azúcar y que, de hecho, se utiliza en otras industrias para la producción de plásticos biodegradables. 

 

Noah nació como vehículo eléctrico de uso urbano especialmente indicado para el carsharing. Esta finalidad implicó la colocación de escáneres NFC para permitir que las puertas se abrieran con el teléfono móvil de cualquier usuario. El propósito  de los estudiantes de Eindhoven no era competir en ningún mercado, sino simplemente demostrar que un coche puede reciclarse al 100%. 

El año pasado la misma universidad sorprendió otra vez con la misma idea pero con una materialización totalmente distinta. Se trata de Luca, un coche también eléctrico fabricado principalmente con residuos, incluidos plásticos extraídos del mar, botellas de PET recicladas y basura doméstica. Algunos de los residuos empleados proceden de electrodomésticos de cocina, aparatos de televisión e incluso juguetes. Para los asientos se utilizaron pelos de coco y de caballo.  

Luca tiene más estilo que Noah. Pero su atractivo estético no es lo más relevante. Lo que importa es que forma parte de una iteración para llegar a conseguir algún día un estándar de producción que haga posible la circularidad completa en lo que hoy es un gran generador de residuos. 

Esta cuestión está en la agenda de los fabricantes. Tesla presentó en 2020 un concept-car que causó impacto. Primero, por sus formas agresivas y ajenas de la estética dominante hoy en día, pero sobre todo porque quiso transmitir la idea de que el avance en el automóvil no se detiene con la reducción de emisiones y la electrificación.  Este automóvil apunta a la reutilización de  todos sus materiales en el que domina el acero inoxidable, apreciado por muchos aspectos, y en este caso especialmente por ser reciclable al 100%. 

Cabe recordar que la industria del automóvil consume hoy más entre un 60% y un 80% de la producción de caucho y cerca de un cuarto de la de aluminio.