La ciudad de Banyoles, situada a unos 20 km de Girona, es conocida por tener dentro de su casco urbano un bellísimo lago de origen tectónico formado hace 250.000 años. Es el lago no litoral más grande de Cataluña y constituye un ecosistema protegido.
En el mes de septiembre, Banyoles ha generado algunos titulares de prensa también en relación al medio ambiente, en esta ocasión por una iniciativa singular. El municipio ha asfaltado de una de sus vías principales utilizando en el proceso plástico no reciclable, que de otra manera hubiera terminado con toda seguridad en el vertedero o en la incineración.
La ejecución la ha llevado a cabo una empresa constructora local de obra pública en colaboración con una empresa escocesa especializada en asfaltado cuyo lema lo dice todo: It’s the end of the road for waste plastics. Una tonelada del mix que esta última empresa utiliza para asfaltar contiene el equivalente de 80.000 botellas de plástico.
Esta compañía, pionera en este tipo de soluciones, ofrece en su página web una curiosa calculadora que permite saber, a partir de la cantidad utilizada de asfalto, cuántos residuos de plástico y emisiones de CO2 se pueden ahorrar.
Recogida selectiva
En Banyoles se ha asfaltado un tramo de 1.580 metros cuadrados y se ha utilizado una mezcla de 185 toneladas de alquitrán con 555 kg de plástico. Se estima que con ello se han dejado de emitir 860 kg de CO2 a la atmósfera. Sería por tanto incorrecto hablar de “asfaltado de plástico”, ya que se trata de un “asfaltado con presencia de plástico”. En cualquier caso, el material en cuestión proviene de la recogida selectiva del municipio.
El concejal de Vía Pública, Lluís Costabella, se ha mostrado muy satisfecho con la experiencia y ha señalado que, dado el compromiso de la ciudad con la sostenibilidad, esta iniciativa podría extenderse a otras vías de la ciudad. Se da la circunstancia de que el precio de este asfalto es muy similar al convencional.
La iniciativa de Banyoles no es nueva. A menudo aparecen noticias de iniciativas similares en Estados Unidos o en Filipinas, en este último el método ha entrado a formar parte de un amplio programa gubernamental de renovación de infraestructuras viarias. Además, hay que tener en cuenta que muchos países asiáticos reciben ingentes cantidades de plástico procedente de Occidente.
Aunque estas iniciativas sean minoritarias, su interés radica en el hecho de que son repetibles y escalables. Según los datos publicados por el World Fact Book de la CIA –una fuente que hay que tener en cuenta de vez en cuando- la Tierra cuenta con 32 millones de km de carreteras.
Para profundizar en este interesante tema, cabe señalar un artículo del año pasado en World Highways, una publicación de referencia en el sector relacionado con las carreteras sostenibles: Road surfacing: the case for sustainability. La pieza explica que los pavimentos sostenibles ya pueden desarrollarse con las tecnologías existentes hoy en día y añade que el sector del asfalto está en el camino de conseguir una auténtica economía circular.
En el artículo se remarca también que la jerarquía tradicional de los residuos con las tradicionales “R” son una herramienta perfecta para escoger las soluciones más sostenibles. Asimismo, recuerda que la industria del asfalto tiene un historial de décadas de reciclaje de residuos de otras industrias. Algunos ejemplos son las cenizas, las escorias de acero, el vidrio posconsumo y, más recientemente, los plásticos.