Las casas bioclimáticas mejorarán nuestra forma de vida
01/03/2023

Es habitual oír que una economía sostenible y circular requiere introducir cambios en nuestra forma de vida, y esto, inevitablemente, incluye la vivienda. Las casas bioclimáticas son un buen ejemplo de cómo la arquitectura esta contribuyendo a lograr nuevas fórmulas de habitabilidad que nos garantizan el máximo confort con el mínimo impacto medioambiental.

Las viviendas bioclimáticas, también conocidas como casas pasivas (del alemán passivhaus), son construcciones sostenibles que tratan de optimizar los recursos naturales del entorno en el que se ubican para minimizar el impacto medioambiental. Se trata de viviendas con un marcado enfoque ecológico en su diseño y construcción que tiene como objetivo el menor uso posible de energía garantizando condiciones óptimas de habitabilidad.

El aislamiento es la clave

El aislamiento es la garantía que tendremos de preservación de las temperaturas interiores en contraste con las exteriores. Hablamos de viviendas herméticas que logran mantenerse aisladas tanto de las temperaturas como de los ruidos del exterior. Las casas bioclimáticas ofrecen por tanto menor consumo y máxima eficiencia energética, ya que tienen el menor intercambio posible de temperaturas con el exterior y una ausencia total de fugas.

Entre las técnicas que se emplean para lograr el aislamiento de las casas bioclimáticas está el método SATE que, con una capa de material aislante cubre íntegramente el exterior del edificio (cubierta, paredes y cimentación), aumentando su resistencia térmica.

A esta capa, se suma la construcción interior, que hace que la vivienda sea estanca: el recubrimiento de las paredes es impermeable al paso del aire (mediante enfoscado de yeso); las chimeneas y calderas utilizan filtros para que el aire no vaya al exterior, sino al interior; las uniones de las paredes con el techo, el suelo o las ventanas se sellan con cintas aislantes; la puerta de la calle también impide el intercambio de temperatura y se evita la extracción forzada de aire directamente al exterior. 

Las ventanas de las casas pasivas merecen un capítulo aparte, ya que cuentan con triple acristalamiento y gas argón en sus cámaras, que al ser más denso que el aire, aumenta la capacidad de aislamiento. Sus marcos ofrecen altos coeficientes térmicos y de sonido.

Las casas bioclimáticas, para garantizar su hermetismo se someten a una prueba denominada Blower door: colocando en la puerta de la vivienda una lona estanca con un ventilador calibrado, se presuriza o despresuriza el interior para comprobar su estanqueidad. 

Materiales sostenibles y de calidad 

A la hora de elegir los materiales de fabricación y aislamiento de una casa bioclimática se tienen en cuenta varios factores: que su extracción sea respetuosa con el medioambiente (contemplando además del impacto en el ecosistema, la posibilidad de su renovación y reciclaje), la energía que se requiere para su extracción, así como las emisiones que se generan con ella, incluyendo el transporte, ya que si los materiales proceden de entornos alejados, su utilización supondrá una mayor huella de carbono. A continuación, recogemos algunos de los materiales que se utilizan más frecuentemente:

Otros factores a tener en cuenta

Una de las premisas en la construcción de casas bioclimáticas es la orientación, que normalmente tratará de aprovechar las horas de luz y aprovechar su calor.

Además, las casas bioclimáticas incorporan nuevas técnicas como el sistema de ventilación con intercambiador de calor, que garantiza la renovación de aire de excelente calidad en el interior, a una temperatura confortable; el free cooling en horario nocturno para refrescar la vivienda expuesta a altas temperaturas durante el día; o tecnologías de climatización con bajo impacto medioambiental, como la aerotermia y la geotermia.

Es importante tener en cuenta que cualquier vivienda se puede reformar en base a criterios de arquitectura bioclimática, y no es necesario construir de cero para tener una vivienda más eficiente y sostenible. Las directivas europeas en materia de construcción apuntan hacia el consumo de energía cero, lo que conecta directamente con las viviendas bioclimáticas, que nos ofrecen un ahorro en el consumo de energía de entre el 50 % y el 80 %. Cualquier acción que nos acerque a esta fórmula será, sin lugar a dudas, una inversión con un impacto positivo a muchos niveles.