El ciclo de vida del producto es una herramienta de gestión que permite analizar cómo se comporta un producto desde su desarrollo hasta su retirada del mercado, teniendo también en cuenta su lanzamiento, crecimiento y madurez de ventas. Pero el ciclo de vida del producto también se puede enfocar desde la perspectiva medioambiental; es decir, analizando su huella ambiental.
Hasta que un producto llega a nuestras manos ya ha tenido un largo recorrido. El consumo es solo una parte de su ciclo de vida que podemos enfocar desde dos perspectivas: el funcionamiento del producto desde una visión de mercado (lanzamiento, ventas, éxito comercial, etc.) o estudiando su impacto ambiental para calcular los consumos de materia, agua y energía, así como los niveles de contaminación que genera.
Fases del ciclo de vida del mercado
Los productos tienen una “vida comercial” que pasa por diferentes fases, desde su lanzamiento hasta que acaba siendo retirado del mercado. Conocer este proceso es imprescindible para las empresas y sus estrategias. Desde el punto de vista del marketing y las expectativas empresariales, las ventas y el posicionamiento, las fases de este ciclo son cuatro:
- Introducción. Es cuando “llega” el producto al mercado y es conocido por los consumidores gracias a las estrategias y campañas de marketing y publicidad. Se explican sus cualidades y ventajas. En este punto, es importante que sea percibido como responsable, sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Aquí juega un papel clave el ecodiseño que reduce el uso de materia y energía en su fabricación, o que su envase sea reciclable o esté hecho con material reciclado. También es importante que el producto contenga información transparente y clara para el consumidor, como los consejos para su reciclaje.
- Crecimiento. Si el lanzamiento o introducción ha funcionado (lo que no siempre ocurre), lo habitual es que el producto entre en la fase de crecimiento; es decir, que de manera constante vaya aumentando sus ventas y ganando la confianza de los consumidores. Es clave realizar una correcta distribución a los puntos de venta e impulsar las ventas con campañas de promoción o cambios que vayan mejorando el producto.
- Madurez. La demanda del producto se estabiliza, sus ventas no crecen a un gran ritmo, pero se mantienen constantes. Es el momento de reforzar las campañas de comunicación y marketing.
- Declive. Se produce cuando comienzan a caer las ventas debido a una menor demanda. Hay que tener en cuenta que la duración de uso de un producto o su presencia en el mercado tiene un impacto directo en la huella ambiental.
El ciclo de vida desde la huella ambiental
El ciclo de vida también en un concepto que se puede entender desde otra perspectiva: la ambiental. Aquí se mide desde que se extraen las materias primas para su fabricación (el primer paso de su huella ambiental) hasta que se recicla para recuperar esas materias primas para reconvertirlas en nuevos productos.
Las principales fases de la huella ambiental de un producto son:
- Extracción de materiales. El análisis del ciclo de vida mide el impacto que supone extraer y procesar materias primas vírgenes para la fabricación de productos. Hay que tener en cuenta que la extracción de materiales (por ejemplo, la minería, las actividades agropecuarias o la tala de árboles) siempre conllevan un impacto muy fuerte en el entorno natural. Es clave la trazabilidad que garantiza la sostenibilidad ambiental y social de las materias primas utilizadas.
- Fabricación. Estas materias primas son procesadas y transformadas en productos a través de sistemas industriales de toda índole. Esto requiere recursos que también influyen en su huella ecológica, como la energía y el agua. El ecodiseño ayuda a que los productos puedan reducir su huella durante la fase de fabricación y que, además, estén pensados para su posterior reciclaje.
- Transporte y logística. Una vez que los productos están fabricados, hay que poner en marcha complejas redes de transporte, logística y distribución “de última milla” para que lleguen a los consumidores. El mayor impacto en esta fase son las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte. Por ello, es tan importante promover el consumo de productos de cercanía o “kilómetro cero”.
- Consumo. Una vez que los productos están en manos de los consumidores, hacen la función para la que han sido fabricados durante un tiempo determinado, que depende del tipo de producto, pero también de la responsabilidad de cada uno por alargar su uso el mayor tiempo posible y darle nuevas opciones cuando ya no se necesita, promoviendo la reutilización y la durabilidad. También es importante que los fabricantes garanticen la posibilidad de reparar los productos para alargar su vida útil, evitando la compra de productos nuevos y reduciendo la generación de residuos.
- Recogida del residuo. Cuando los productos han terminado su fase de consumo, pasan a ser considerados residuos, aunque en realidad si existe una gestión circular serán tratados como nuevas materias primas. El primer paso es recoger los residuos de manera separada para facilitar su reciclaje. Cuando mejor sea la recogida separada, menor será la huella ambiental. Por ejemplo, Ecoembes sustenta un sistema de recogida selectiva de los residuos de envases domésticos que cuenta con más de 600.000 contenedores amarillos y azules en la vía pública, además de las recogidas puntuales que se realizan en hospitales, centros deportivos, conciertos, aeropuertos, etc.
- Reciclaje. Separar los residuos en origen y su posterior tratamiento en las plantas de selección permiten una mejor calidad el reciclaje. La materia prima recuperada llega en buenas condiciones a los centros de las empresas recicladoras, de donde sale preparada para volver al ciclo productivo.
En esta doble visión del ciclo de vida de un producto (éxito comercial en el mercado y análisis de su huella ambiental) es donde hay que encontrar puntos coincidentes para promover un modelo de producción y consumo responsable y acorde con las limitaciones de la naturaleza, conciliando la sostenibilidad económica con la ambiental.