Cómo frenar la sobreexplotación de recursos
25/10/2021

Hoy tratamos la cuestión de cómo frenar la sobreexplotación de recursos. Por el modo en que a veces se trata la cuestión de los recursos- especialmente en ciertos universos mediáticos- se podría llegar a la conclusión de que son como el dinero de la cuenta corriente que puede bajar…¡pero ya vendrán tiempos mejores!  

En este contexto superficial se ha establecido la noción de que los recursos –dicho así genéricamente– es algo que los humanos de este planeta poseemos. Cuando en realidad se debería ver la cuestión al revés: ellos nos poseen a nosotros. En el sentido de que, sin el gran stock natural acumulado a lo largo de la historia del planeta, no tendríamos la más mínima posibilidad de subsistir. Probablemente, la sociedad industrial y la filosofía expansiva asociada a ella ha provocado este grave error de percepción. 

¿Es posible frenar la sobreexplotación de recursos a día de hoy?

En este punto de la historia hemos desarrollado el conocimiento y la inteligencia suficientes para saber que algo va mal en relación a este gran stock natural. Los datos no plantean dudas. Entre 1970 y 2017 la extracción global de materiales se ha triplicado. Naturalmente, la población también ha crecido en este tiempo, pero no en la misma proporción: se ha duplicado. Por tanto, el consumo de recursos per capita ha aumentado considerablemente. Si este ritmo continua, el consumo de recursos en 2060, es decir dentro de tan solo 39 años,  duplicará el actual.  

La institución mundial de referencia en cuanto a los recursos es el International Resource Panel (IRP), que está vinculado al Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Según la investigación llevada a cabo por esta organización, el 90% de la pérdida de biodiversidad, el 90% del estrés hídrico y un 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) son consecuencia directa de la extracción de recursos y de su procesamiento. Con la tendencia actual, la generación de recursos en 2050 aumentará un 70% respecto a 2020 (según el Banco Mundial). 

Existen diversas estrategias y mecanismos para, por lo menos, frenar estas tendencias, lo cual en sí mismo ya sería un éxito sin precedentes. Especialmente, si se tiene en cuenta que, desde la revolución industrial, la presión sobre los recursos y su sobreexplotación ha seguido una vía siempre ascendente.  

Desacoplar los recursos naturales de la actividad económica a través del aumento en la eficiencia en su uso

Una de ellas es desacoplar en la medida de lo posible los recursos naturales de la actividad económica a través del aumento en la eficiencia en su uso. Según el IRP, aplicando este mecanismo, junto a un consumo más responsable y un cambio en el paradigma de la producción, en los 39 años que quedan para 2060, el uso de recursos se podría reducir una cuarta parte. Y, lo que es quizás más chocante, la actividad económica se podría llegar a incrementar un 8%.  

Siguiendo las predicciones del IRP, si se adoptaran métodos de la economía circular solamente en cuatro recursos industriales clave -cemento, acero, plástico y aluminio- para 2050  las emisiones de GEI se reducirían un 40%.  Si los sistemas alimentarios entrarán en este cometido, la reducción podría llegar al 49%.  

Todos estos datos han sido recopilados por el International Institute for Sustainable Development (IISD). En este sentido, el IISD apunta toda una retahíla  de medidas sin las cuales va a ser difícil frenar de verdad y no solo en proyecciones y cálculos. 

 Entre ellas cabe citar: los cambios en las estructuras de gobernanza en todo el planeta para evitar contradicciones entre países y entre instituciones de un mismo país; la búsqueda del equilibrio entre  los derechos de propiedad de gobiernos y compañías, los derechos sobre la tierra de las personas que viven en ella, en especial en el caso de los pueblos indígenas; el perfeccionamiento del derecho internacional como instrumento para disponer de un aire limpio, de seguridad alimentaria y de recursos hídricos. Muchos de estos propósitos están fuertamente relacionados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030. 

En definitiva, el freno a la sobreexplotación de los recursos no es solo una cuestión econométrica o tecnológica, está vinculada a la construcción de una nueva arquitectura de poder a nivel global basada en una nueva cultura.