La suma del presupuesto a largo plazo de la Unión Europea (UE) junto con NextGenerationEU, será el mayor paquete de estímulo económico jamás concebido por esta organización, con un total de 1,8 billones de euros.
Este estímulo ambicioso de la economía no es exclusivo de la UE. En todo el mundo las ayudas de los gobiernos para superar la situación causada por la pandemia suman 10 billones de dólares (esto incluye los fondos europeos). Quizás lo más llamativo sea la cantidad de dinero movilizado, pero lo más importante es el aspecto cualitativo.
Hacia este aspecto apunta una reciente aportación de la Fundación Ellen MacArthur: el informe The circular economy: a transformative Covid-19 recovery strategy Su tesis es simple, pero contundente, y se podría resumir diciendo que no solo es importante poner mucho dinero sino ponerlo en el sitio adecuado. El subtítulo del informe deja ver claramente quienes son los responsables de tomar las decisiones para hacerlo posible: How policymakers can pave the way to a low carbon, prosperous future.
La palabra prosperidad es el segundo elemento clave. No se trata solo de salir de una crisis de grandes proporciones sino de no repetir los mismos errores y crear una sociedad mejor con otro modelo económico donde la circularidad sea el eje vertebrador. El informe no se queda en los conceptos sino que marca el camino para la acción.
Directrices claras sobre el cortoplacismo
En total identifica 10 oportunidades de transformación que pertenecen a cinco grandes ámbitos.
- El primero es el entorno construido, con dos grupos de acciones clave: la renovación y rehabilitación de edificios, por una parte, y la reutilización y reciclaje de los materiales de construcción, por otra. Solo con rehabilitar dos millones de hogares para mejorar su eficiencia energética se crearían dos millones de puestos de trabajo. Y en una situación óptima de reciclaje de materiales las emisiones de gases de efecto invernadero se reducirían en un 40%.
- El segundo es la movilidad, que abre la puerta a crear una infraestructura multimodal, así como una industria de remanufacturación de vehículos para recuperar todos sus componentes. Esto último más que duplicaría la demanda de puestos de trabajo cualificados en el sector. En cuanto a la extensión plena de los sistemas multimodales resultaría en un descenso de las emisiones del 70% para 2040.
- El tercer ámbito de oportunidad es el de los envases de plástico. Aquí hay dos líneas claras que seguir: la creación de modelos de negocio para la reutilización innovadora de los envases y el perfeccionamiento de los sistemas de recogida y reciclaje. Solo reeemplazando un 20% de los envases de un solo uso por alternativas reutilizables se ahorraría la generación de seis millones de toneladas de residuos. Por otra parte, la industria del reciclaje genera 20 veces más de puestos de trabajo que el sistema de vertederos.
- El cuarto es la industria de la moda. Para mejorar en este ámbito deben crearse modelos de negocio que prioricen el alquiler y la reventa de ropa, así como una infraestructura de recogida, selección y reciclaje de la misma. El informe prevé que para 2029 el mercado de segunda mano habrá doblado su tamaño. Se ha estimado que el valor del desperdicio textil es de 100 millones de dólares al año, un valor que se podría mantener en el mercado en un esquema circular. Además, la pandemia está operando un cambio de mentalidad en los clientes: un 77% manifiestan tener interés en reducir el consumismo en el moda con la adopción de los modelos citados, según el informe.
- Finalmente, el quinto ámbito identificado es la alimentación. Se propone avanzar hacia una agricultura regenerativa y crear una infraestructura para recoger, redistribuir y valorizar el exceso de productos alimentarios. La reducción total del desperdicio en este ámbito supondría eliminar unos costes ambientales cifrados en 700 mil millones de dólares.
Una rara oportunidad
El informe da relieve a una opinión cada vez más compartida: que la pandemia ha abierto, a pesar del daño causado, una rara oportunidad para mejorar los fundamentos en que reposa nuestra economía e incluso nuestra sociedad.
Sin embargo, advierte que para alcanzar este objetivo los gobiernos tienen que emprender acciones críticas, y no solo salvaguardar las economías nacionales durante las crisis, sino allanar el camino hacia una economía más resistente a los riesgos globales futuros.
En este sentido quizás lo más valioso de The circular economy: a transformative Covid-19 recovery strategy es que, entre líneas, nos recuerda que valdría la pena dejar de una vez por todas el cortoplacismo habitual y apostar por una visión generosa y amplia que abarque las próximas décadas.