La gestión de residuos está experimentando grandes avances en los últimos años: se han desarrollado sistemas de recogida preparados para compactar la basura dentro del contenedor, los camiones recolectores han evolucionado hacia modelos bimodales o eléctricos, con el fin de mejorar su eficiencia energética, y es posible generar biometano a partir de residuos y utilizarlo como energía limpia.
Hablamos de un sector muy renovado, y en constante evolución, en el que el punto de partida, el contenedor, ha dejado de ser un mero recipiente recolector para convertirse en un elemento transformador.
Contenedores inteligentes
Los contenedores ya no son elementos pasivos dentro de la cadena de valor de la gestión de residuos. Gracias a la tecnología, se convierten en contenedores inteligentes y sus utilidades se multiplican, teniendo un gran impacto en todos los procesos posteriores.
Algunas de las mejoras que aportan los contenedores inteligentes son:
- Avisar a las empresas de recogida del nivel de llenado es elevado (entre el 70% y el 100%). Con esto, se logran procesos de recogida más eficientes y menos contaminantes.
- Existen sistemas de reconocimiento de usuarios de movilidad reducida a través de un escáner, que hace los contenedores más accesibles facilitando el proceso de depositar la basura cuando estos usuarios se identifican.
- Es posible dotarlos de sistemas que permiten el reconocimiento de residuos e incluso sistemas que dividen la basura, separando, por ejemplo, la procedente de la hostelería y los residuos urbanos o basura doméstica.
- También, a través de contenedores inteligentes, es posible registrar los datos de uso para comunicarlos diariamente a la central de gestión y optimizar así las rutas de recogida. Otros incluso miden la temperatura para prevenir incendios.
- Algunos diseños plantean la posibilidad de que estos contenedores puedan ofrecer servicios adicionales a los ciudadanos, como instalaciones Wifi, puntos de recarga de coches eléctricos, cámaras de seguridad, espacios publicitarios…
La existencia de contenedores inteligentes permite el desarrollo de sistemas innovadores que se complementan con ellos, como, por ejemplo, robots de recogida, que al recibir la alerta de llenado de los contenedores se encargan de recogerlos (este es un proyecto financiado por la Agencia Valenciana de la Innovación).
A través de todos estos elementos, es posible lograr que la gestión de residuos y el reciclaje se optimicen al mismo tiempo que se incentiva y se educa a los ciudadanos para que su uso de los contenedores contribuya a mejorar la vida en las ciudades y a vivir de acuerdo con un modelo circular y sostenible.
Gestión de residuos desde el origen
Ya hemos visto que vincular el término “inteligente” con basura, residuos y contenedores tiene mucho sentido, ya que la tecnología tiene bastante que aportar a la gestión de nuestros residuos.
En ese sentido, la presencia de contenedores que permitan a los ciudadanos dar salida a los residuos de la manera más sostenible posible es esencial, y esto se traslada al paso anterior, a los hogares, en los que, hace muy poco tiempo, hemos incorporado la necesidad de contar con contenedores específicos.
En este ámbito, también encontramos cubos de basura inteligentes, que tratan de aportar un extra de comodidad en la gestión de residuos domésticos. Su principal objetivo es reducir el contacto con la basura. Y para ello, los diferentes modelos que encontramos ofrecen sensores de apertura y cierre, sistema de sellado termoplástico para cerrar la bolsa, reemplazo automático de la bolsa y tecnologías para automatizarlo, y neutralizador de olores.
Un elemento imprescindible en las ciudades inteligentes
La idea de ciudad inteligente nos lleva a pensar en mejoras en la movilidad, el transporte público, capacidad de adaptación a las necesidades y ritmos de la ciudad… La tecnología hace que la ciudad se estructure en torno a la comodidad del ciudadano, y esto, lógicamente incluye la gestión de residuos.
Como ciudadanos, sólo somos conscientes de los residuos cuando molestan y lo cierto es que este es uno de los sectores que más y mejor se ha desarrollado en el contexto de las ciudades inteligentes. A día de hoy, es posible:
- Rediseñar las rutas de los camiones de la basura para hacerlas más eficientes, reduciendo el impacto medioambiental y mejorando la calidad de vida del ciudadano (menos olores y ruidos).
- Estudiar las dinámicas de generación de residuos para ubicar de forma eficiente los contenedores y papeleras y aumentar la capacidad de los mismos para ahorrar costes de recogida.
- Replanificar el mapa de contenedores de la ciudad en busca de la máxima eficiencia por el menor coste.
- Establecer rutas especiales para periodos festivos u horarios concretos en los que la generación de basuras aumenta o disminuye (fiestas locales, fines de semana, vacaciones…).
El contenedor inteligente se vuelve un elemento imprescindible en este ecosistema y promete mejorar la gestión de residuos a pasos agigantados. Cada ciudad podrá definir sus necesidades y establecer sus propios sistemas de monitorización y gestión conforme a ellas: monitorizar de forma independiente cada fracción, adaptación de rutas en función de las necesidades reales de recogida, uso de sistemas de penalización o incentivo para reeducar hábitos de la población, mejora de los procesos de reciclaje… Pero, además, los contenedores inteligentes permitirán ir más allá desarrollando sistemas que no invadan las vías públicas, pero sean cercanos y accesibles, que contribuyan a la economía circular mejorando los procesos de reciclaje o que sean capaces de registrar el comportamiento de todos los usuarios (esto permitiría obtener más información y por tanto seguir optimizando procesos, incluso adaptar los impuestos).