Devolver la vista al mundo rural para un desarrollo sostenible
07/01/2024

El hecho de que el más del 40% de la población se concentre en las ciudades ha dado lugar a que cada vez estemos más desvinculados de la problemática que enfrenta el sector rural. La evolución de las sociedades modernas estuvo marcada por el éxodo rural y el desarrollo de las ciudades, pero esto a su vez significó que el ámbito rural dejó de recibir la atención adecuada. En los últimos años, vuelve a tomar relevancia la situación de las comunidades rurales y es en ese contexto en el que surgen las reflexiones acerca del desarrollo rural sostenible. 

¿Qué es el desarrollo rural sostenible? 

Tanto en los países desarrollados, como en los que se encuentran en desarrollo, el medio rural ocupa un papel fundamental pero, paradójicamente, recibe un trato desfavorecido con respecto a los entornos urbanos. 

Cuando hablamos de desarrollo rural sostenible, nos referimos a la búsqueda de crecimiento económico en el medio rural, con la correspondiente mejora en la calidad de vida de sus sociedades para poder garantizar un progreso permanente sin causar perjuicio en el medioambiente.  

Dicho desarrollo tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas que viven en medios rurales para eliminar las diferencias que existen en cuanto al acceso a educación, trabajo, servicios, la brecha económica con respecto a las ciudades… sólo de esta manera será posible frenar las migraciones y mantener vivos municipios y regiones que son esenciales para nuestra supervivencia.  

Cómo fomentar el desarrollo rural sostenible 

Para entender la problemática que enfrenta el medio rural debemos abordar una perspectiva global. Las economías más desfavorecidas se concentran en zonas rurales, en muchas de los cuales no hay acceso a agua ni servicios sanitarios. También el acceso a educación es limitado y la discriminación hacia las mujeres está muy integrada. Por último, hablamos de territorios que, debido al tipo de actividad que desarrollan, están especialmente expuestos a desastres naturales (sequías e inundaciones). 

Esta situación es especialmente grave en países del tercer mundo, pero en los más desarrollados nos devuelve marcadas diferencias con respecto a las ciudades en materias como educación, sanidad, o remuneración, que penaliza a los productores (ganaderos y agricultores) en favor de los intermediarios.  

En ambos casos, la consecuencia de esta situación es el abandono del campo en favor de las ciudades, donde los migrantes tienden a tener que habitar la periferia y reiniciar su proyecto vital desde la base, propiciando, además, un crecimiento de las ciudades desordenado en el que la cobertura de las necesidades de los habitantes no siempre está garantizada.  

El desarrollo rural sostenible pone en valor el papel del mundo rural en la conservación de la naturaleza y establece la necesidad de crear una Nueva Cultura Rural para garantizar su subsistencia. Para ello será necesario:  

Sólo de esta manera será posible garantizar el acceso a alimento a toda la población, al mismo tiempo que se conservan los recursos naturales, de tal modo que puedan seguir explotando en el presente y el futuro.  

Instituciones que apoyan el desarrollo rural sostenible 

La importancia que tiene para el futuro de la población mundial el lograr un desarrollo rural sostenible hace que hayan surgido instituciones que trabajan para hacer de esta idea una realidad.  

Por ejemplo, encontramos el IFAD (International Fund for Agricultural Development), una agencia impulsada por la ONU que diseña programas para promocionar el progreso económico de los habitantes pobres de zonas rurales, mejorando la productividad agrícola.  

Por su parte, el Foro Rural Mundial (FRM) es una iniciativa que trata de visibilizar la agricultura familiar y a pequeña escala (a la que se dedican más de mil quinientos millones de personas en el mundo), para promover el desarrollo rural sostenible y lograr mejores políticas públicas para la agricultura familiar, sin dejar de lado la promoción de la equidad de género en la agricultura familiar, el desarrollo rural y la incorporación de los jóvenes en los procesos de desarrollo rural. 

Ser conscientes de esta realidad es el punto de partida para alcanzar un desarrollo sostenible, que sitúe la agricultura en pequeña escala en el centro de las políticas agrícolas, ambientales y sociales a nivel nacional, regional y mundial. Sólo de esa manera será posible mitigar la pobreza rural y proteger nuestros recursos para hacerlos accesibles a las próximas generaciones.