Ecoansiedad, la enfermedad que nos produce el calentamiento global
18/11/2022

La crisis climática tiene efectos claros en nuestro bienestar físico, pero la aparición de la Ecoansiedad reconoce también la importancia que esta situación tiene sobre nuestro bienestar psicológico: cada vez más personas manifiestan ansiedad a consecuencia del miedo que les produce la amenaza de grandes cataclismos ambientales, se trata de uno de los múltiples efectos colaterales del cambio climático. 

Qué es la Ecoansiedad 

La situación climática y medioambiental actual nos da claras muestras de un cambio de etapa en la que los desastres naturales son cada vez más frecuentes y se ha hecho evidente el futuro incierto del planeta. En este contexto, surge la Ecoansiedad, como temor crónico a un cataclismo medioambiental.  

La Ecoansiedad está reconocida por parte de profesionales de la psicología como un estado mental adaptativo: un estado de malestar con alteraciones emocionales que aparece en el periodo de adaptación a un acontecimiento estresante o cambio, pero que quien lo sufre es capaz de superar con facilidad.   

A pesar de todo, existen casos en los que la Ecoansiedad adquiere un corte patológico. Hablamos de un claro ejemplo de ansiedad por anticipación, alimentada por la información que recibimos: por un lado, los efectos evidentes del calentamiento global que nos llegan a través de la experiencia y las informaciones cotidianas, y, por otro, las diferentes previsiones que se realizan por parte de expertos que presentan escenarios futuros poco halagüeños.  

Principales víctimas de la Ecoansiedad 

Diferentes estudios coinciden en señalar a los niños y jóvenes como principales víctimas de la ansiedad derivada del cambio climático. Según una encuesta realizada por Avaaz, el 45% de los jóvenes entre 16 y 25 años siente que la Ecoansiedad está afectando su vida cotidiana (la manera en que juegan, comen, estudian y duermen) y el 75% confiesa que se siente aterrado al pensar en el futuro.  

Por último, en una encuesta realizada por The Lancet, se detectó que más de la mitad de los jóvenes reconoce sentir a este respecto emociones como tristeza, ansiedad, enfado, frustración, impotencia y culpa. 

El motivo por el que la Ecoansiedad es más frecuente entre jóvenes y adultos jóvenes es que son los grupos más informados y aquellos que contemplan una porción mayor de sus vidas dentro de estos panoramas medioambientales pesimistas. En el caso de los niños se suma la incapacidad para procesar correctamente la información que reciben.  

La buena noticia es que en la mayoría de los casos la Ecoansiedad es un estado transitorio, y las personas que lo sufren son capaces de convivir convivir con ello y superarlo.  

Cómo evitar la Ecoansiedad 

Las características de la Ecoansiedad hacen que sea relativamente sencillo intervenir sobre ella en cuanto se hacen evidentes sus primeras manifestaciones.   

La primera clave es informarse, es necesario hacerlo para entender el motivo de preocupación. El objetivo es evitar que las preocupaciones en torno al medioambiente se conviertan en un eje vital (introducirlas en todas las conversaciones, tomar un papel aleccionador…).  

Por otro lado, es necesario entender que las informaciones negativas conviven con otras positivas: nuevas legislaciones, acciones a nivel internacional, proyectos para impulsar el cambio por parte de empresas y gobiernos… y que tenemos una responsabilidad individual que actúa como una pequeña aportación que se suma al resto.