China también quiere ser líder en economía circular
16/09/2022

China se ha consolidado durante los últimos años como una gran fábrica que abastece al resto del mundo de todo tipo de productos. Su estrategia, con una motivación claramente basada en el crecimiento económico, tiene una inevitable repercusión en materia medioambiental: residuos derivados de la producción o malas condiciones medioambientales han sido algunos los indicadores incuestionables para que el gobierno haya decidido intervenir impulsando una estrategia de economía circular en favor de la sostenibilidad.

 

Qué es la economía circular 

En 1900 David W. Pearce y R. Kerry Turner plantearon el concepto de economía circular y desarrollo sostenible en su libro Economics of Natural Resources and the Environment. Abogaban por un sistema económico en el que el reaprovechamiento de los recursos redujera el consumo y por tanto el impacto medioambiental.

 

A día de hoy, con un consumo incesante y recursos naturales exhaustos, se hace necesario retomar este concepto que nos conecta con dejar de comprar para tirar y volver a comprar. En su lugar, se promueve reaprovechar lo que tenemos. Son los dos primeros pasos para frenar un modelo económico lineal de producción y consumo insostenibles. En caso de mantener el ritmo actual se requerirían casi tres planetas como el nuestro para poder abastecer a la población en el año 2050, y supondría un aumento de residuos del 70%. Por su parte, promover la economía circular se plantea como un modelo con consecuencias no solo a nivel medioambiental, sino que está asociada a un nuevo paradigma económico y tiene efectos positivos desde el punto de vista ético y de los valores sociales.

 

Economía circular china

El concepto de economía circular se pone sobre la agenda política china en los años 90, con el objetivo de hacer un mejor uso de los recursos. En 2008 la Ley de Promoción de la Economía Circular llevó al gigante asiático a ser pionero en promover una legislación específica, pero es en 2020 cuando el presidente chino, Xi Jinping, anunció a la ONU su compromiso por reducir las altísimas cifras de emisiones de CO2 a través de una revolución verde. Este anuncio marca un giro en estrategia económica nacional convirtiendo la economía circular en un asunto prioritario destacando 4 áreas:

 

·      Producción circular: reutilizar y reciclar se introducen como variables necesarias en los procesos de producción.

·      Sistemas industriales circulares: mejorar los procesos de producción industrial recurriendo a la producción circular.

·      Apuesta por el reciclaje: reutilizar flujos de residuos producidos en las ciudades y compromiso con las energías renovables.

·      Consumo más ecológico: fomentar entre la ciudadanía un consumo consciente, responsable y eco-inteligente.

 

El plan, publicado el año pasado por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, diseña medidas muy concretas que tienen como primer objetivo el año 2025, en el que China espera reducir el consumo de energía un 13,5% y el de agua un 16% (con respecto a 2020). Del mismo modo se fija el objetivo de establecer un sistema de reciclaje propio y de mejorar la eficiencia de la utilización de los recursos.

 

En cuanto a las emisiones de dióxido de carbono, el plan ofrece dos hitos: por un lado, alcanzar el pico de emisiones de dióxido de carbono para 2030; y por otro, lograr la neutralidad de carbono para 2060 (la cantidad de emisiones no superará las que se absorben a través de sumideros como por ejemplo los bosques, generando un impacto neutro).

 

Gracias a estas iniciativas medioambientales el país más contaminante del mundo apuesta cambiar la manera de hacer las cosas, sin lugar a dudas todo un reto en el que empezamos a vislumbrar algunos brotes verdes: desde que en 2020 Xi Jinping anunciara su revolución verde, las emisiones de CO2 por parte de China se han ido reduciendo: entre finales de 2021 y principios de 2022 cayeron aproximadamente un 1,4%.