Cómo la eficiencia energética impulsa la economía circular y el reciclaje en nuestra sociedad
10/04/2025

Apostar por la eficiencia energética es la mejor manera de impulsar un modelo de economía circular y de fomentar el reciclaje en nuestra sociedad. Conoce todos los beneficios y estrategias encaminadas a mejorar la sostenibilidad.

¿Qué es la eficiencia energética y cómo beneficia al medioambiente?

El concepto de eficiencia energética es fundamental en la gestión de los recursos naturales. ¿Pero qué es la eficiencia energética? Podríamos definirlo como la optimización del uso de la energía, con el objetivo de obtener el máximo rendimiento posible mediante el menor consumo posible.

Se refiere, por tanto, a la capacidad para obtener los mejores resultados con la menor cantidad posible de recursos energéticos.

La eficiencia energética no solo nos permite reducir el consumo y desperdicio de energía, sino también minimizar los posibles impactos ambientales asociados a ella.

Las prácticas de eficiencia energética son, por tanto, esenciales para construir un futuro más sostenible, a través de hábitos cotidianos más responsables e inversiones en innovación tecnológica.

¿Cuáles son los principales beneficios de la eficiencia energética? Principalmente, afectan al bolsillo de los consumidores y a la salud del planeta:

Por todo ello, invertir en medidas de eficiencia energética se traduce en efectos muy positivos en todos los ámbitos.

La eficiencia energética como motor de la economía circular

El uso eficiente de los recursos naturales y una gestión energética innovadora son dos pilares fundamentales para la implantación de la economía circular. Este modelo económico está cambiando el consumo energético al integrar prácticas sostenibles y tecnologías avanzadas, pues se promueve un uso más consciente de la energía y se fomenta la innovación en la gestión de recursos, lo que da lugar a sistemas de producción y consumo más eficientes y sostenibles.

Cada vez más empresas se suman a la economía circular para reducir su impacto ambiental, optimizar recursos y satisfacer las demandas de la sociedad. Este modelo de negocio minimiza el desperdicio y aumenta la eficiencia operativa, reduciendo a su vez la huella de carbono.

La eficiencia energética busca minimizar el consumo energético, mientras la economía circular pone el foco en minimizar los residuos y maximizar el aprovechamiento de recursos naturales. Sus premisas son diferentes, pero la integración de ambos conceptos es fundamental para lograr un desarrollo sostenible.

La eficiencia energética reduce la demanda de energía y la economía circular apuesta por recursos renovables, reciclables y reutilizables. Todo ello contribuye a disminuir la dependencia de fuentes de energía no renovables y a reducir la generación de residuos.

Existen diversas estrategias de economía circular que ayudan a impulsar la eficiencia energética y reducir el consumo:

En este sentido, también la tecnología potencia el modelo de economía circular, pues una gestión inteligente de los residuos permite implantar un modelo operativo más eficiente, como hacemos en The Circular Lab.

Directiva de Eficiencia Energética: normativa clave para el futuro sostenible

La Directiva de Eficiencia Energética es la principal normativa europea para la consecución de los objetivos de reducción de consumo energético asumidos por la Unión Europea.

Esta directiva fijó los primeros objetivos vinculantes de eficiencia energética de la UE, buscando reducir el consumo de energía en todo el territorio comunitario en un 20% para el año 2020.

Esta normativa exigía a los países de la UE que establecieran unos objetivos orientativos a nivel nacional tanto para la energía primaria como para la energía final (la consumida directamente por los usuarios). Esto supuso la introducción de medidas y leyes que facilitaran la consecución de los objetivos marcados.

La Directiva 2012/27/UE afecta a todos los sectores de actividad económica, incluida la edificación, que a su vez se somete a la Directiva de Eficiencia Energética en Edificios.

Más recientemente, en la Directiva 2023/1791, la UE aumentó sus objetivos de eficiencia energética, para reducir el consumo en un 11,7% para 2030 (tomando como referencia el objetivo previamente marcado para 2020). Nuevamente, exige a los países tomar medidas en materia de ahorro de energía, pide que los organismos públicos den ejemplo y establece nuevos requisitos para la descarbonización plena de aquí a 2050.

La normativa se vuelve cada vez más estricta, con el objetivo de reducir el consumo de energía y cumplir con los objetivos climáticos de la UE.

Ley de eficiencia energética: obligaciones y beneficios para empresas y hogares

La Unión Europea aprobó en 2023 la ley de eficiencia energética con la que pretende lograr esos objetivos marcados para 2030. Esta normativa no establece unas obligaciones específicas, pero sí es vinculante para todos los Estados miembros de la UE.

Lo que sí ha establecido esta nueva ley europea es una fórmula para que cada país pueda calcular cuál debe ser su contribución a la eficiencia energética. Además, los países están obligados a informar a la Comisión Europea de cuáles son sus planes nacionales de ahorro energético.

La UE podrá proponer correcciones a esos planes si no contribuyen a alcanzar el objetivo común, aunque existirá cierta flexibilidad, pues se permite a los estados desviarse un 2,5% respecto a la cantidad que les correspondería ahorrar.

La idea es que el ahorro energético de cada país vaya aumentando de manera gradual, hasta lograr una media del 1,9% respecto al objetivo conjunto en 2030.

Como hemos mencionado, la UE pide que las propias administraciones den ejemplo y, para ello, exige que reduzcan cada año su porcentaje de consumo energético, con la excepción de los transportes públicos y las fuerzas armadas. También se les pide que renueven al menos el 3% de la superficie total de edificios de propiedad pública cada año.

Todo ello tiene el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050. Se establece un marco común en todo el territorio comunitario con el fin de fomentar la eficiencia energética y asegurar el abastecimiento energético, reduciendo la dependencia de las importaciones de energía, incluyendo los combustibles fósiles, con todas las ventajas que esto conlleva, como ya hemos visto en apartados anteriores.

Eficiencia energética en la práctica: ejemplos y estrategias efectivas

Aunque la normativa pone el foco en las administraciones, lo que se pretende es que se tome ejemplo en viviendas y empresas. Optimizar el uso de energía también supone un ahorro económico y esto fomenta la concienciación de todos a la hora de adoptar buenas prácticas para lograr la eficiencia.

¿Qué estrategias de eficiencia energética son efectivas? Podemos poner ejemplos cotidianos como:

Aplicar medidas como estas ayuda a optimizar el consumo de energía y, en el ámbito empresarial, esto se traduce en una reducción de los costes operativos, un aumento de la competitividad y en el cumplimiento de las regulaciones ambientales, que son cada vez más estrictas, como ya hemos visto.

¿Quién hace el certificado de eficiencia energética y por qué es importante?

Decíamos antes que existe la Directiva de Eficiencia Energética en Edificios, una normativa que se aplica desde 2013 para la optimización de los recursos energéticos. Esta directiva establece que se deben construir edificios bioclimáticos que aprovechen la energía del entorno y también obliga a expedir un certificado de eficiencia energética.

Este certificado obligatorio indica la eficiencia energética de un edificio. Si, por ejemplo, alguien quiere vender o alquilar su vivienda, está obligado a solicitar este documento. ¿Quién hace el certificado de eficiencia energética? Un técnico cualificado (arquitecto, arquitecto técnico o aparejador) se encargará de aplicar el procedimiento estándar para la certificación del inmueble.

La Calificación Energética de los Edificios es el mecanismo oficial (a nivel nacional y europeo) para la evaluación y comparación de la eficiencia energética en los edificios. Se establece un sistema con etiquetas que divide los edificios según su eficiencia energética. Esta tabla recoge esa escala de la A a la G:

A Son las viviendas más eficientes.
B Viviendas muy eficientes.
C Viviendas eficientes.
D Viviendas con eficiencia ligeramente mejor que la media.
E Viviendas con eficiencia energética dentro de la media nacional.
F Viviendas poco eficientes.
G Son las viviendas más ineficientes.

Para calcular la calificación energética de un edificio o vivienda se consideran cinco aspectos:

  1. La normativa de construcción aplicable.
  2. La zona climática en la que se encuentra el edificio.
  3. Las características de la envolvente del edificio (fachadas, cubiertas, ventanas, puertas…).
  4. Las instalaciones (sistema de climatización y generación de agua caliente sanitaria, e iluminación si se trata de edificios comerciales).
  5. La presencia de instalaciones con fuentes de energía renovables (solar, térmica, fotovoltaica, aerotermia, biomasa, etc.).

La eficiencia energética de los edificios permite reducir el consumo de energía y sus emisiones contaminantes, ahorrar costes y mejorar el confort térmico.