El Pacto Verde Europeo, aprobado en diciembre de 2019, es un paquete de iniciativas políticas cuya misión es situar a la UE en el camino hacia una transición ecológica, con el objetivo último de alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050.
Uno de los aspectos más remarcables de este pacto es su ambición. El conjunto de iniciativas que contiene se enmarcan en una visión holística, que incluye el clima, el medio ambiente, la energía, el transporte, la industria, la agricultura y las finanzas sostenibles, todas ellas estrechamente relacionadas.
Por esta razón, y de manera fundada, se ha dicho que para el triunfo del Pacto Verde Europeo será necesaria una transformación de la sociedad y de la economía europeas, que tendrá que ser rentable, equitativa y socialmente equilibrada. Como se puede ver claramente, en este enunciado resuenan las dimensiones de la sostenibilidad: ecología, economía y sociedad.
Esta capacidad transformadora del Pacto Verde Europeo se despliega en un conjunto de acciones en distintos ámbitos. Veamos a continuación sucintamente cuales son las principales.
Clima y energía
En el ámbito del clima, para conseguir que el objetivo de la neutralidad climática en 2050 sea jurídicamente vinculante, la Comisión propuso la Ley Europea del Clima, que a su vez establece un nuevo objetivo más inmediato para la reducción neta de las emisiones de gases de efecto invernadero de al menos del 55 % hasta 2030, en comparación con los niveles de 1990.
También cabe destacar en este ámbito la estrategia de adaptación que está en funcionamiento desde principios de 2021, cuya misión es convertir la Unión Europea en climáticamente resiliente para 2050, o el Pacto Europeo por el Clima.
Teniendo en cuenta que la producción y el uso de energía representan más del 75 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE, la descarbonización del sistema energético de la UE es fundamental para alcanzar nuestros objetivos climáticos.
Las directrices clave en este ámbito son: garantizar un suministro energético seguro y asequible para la UE; desarrollar un mercado de la energía integrado, interconectado y digitalizado; y priorizar la eficiencia energética, mejorar el rendimiento energético de los edificios desarrollando sector energético basado en gran medida en fuentes renovables.
Algunas acciones propuestas para conseguirlo son la estrategia sobre integración de sistemas energéticos, las redes transeuropeas de energía, o la estrategia sobre el hidrógeno, entre otras.
Agricultura, transporte e industria
En agricultura, los objetivos son: garantizar la seguridad alimentaria ante el cambio climático y la pérdida de biodiversidad; reducir la huella ambiental y climática del sistema alimentario de la UE; reforzar la resiliencia del sistema alimentario de la UE; y conducir a una transición global hacia una sostenibilidad competitiva de la granja a la mesa.
Para conseguirlo se quiere reformar la política agraria estableciendo nuevos planes estratégicos y se quiere un promover un plan de acción para el desarrollo de la producción ecológica, entre otras acciones.
Por su parte, el transporte contribuye en torno al 5 % al PIB de la UE y da empleo a más de 10 millones de personas, lo que es fundamental para las empresas europeas. Actualmente, las emisiones de los transportes representan alrededor del 25 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) de la UE, y estas emisiones han aumentado en los últimos años.
Para ser climáticamente neutra en 2050, la UE debe lograr una reducción del 90 % de las emisiones en este ámbito con una serie de medidas de transformación en el sector, en el que el ferrocarril está llamado a tener un papel muy especial.
Finalmente, para la industria se propone combinar competitividad, ecología y digitalización.
Medio ambiente y circularidad
En el apartado de Medio ambiente la UE ha incluido su Plan de acción para la circularidad, lo cual revela la importancia de este paradigma, si bien sus implicaciones se extienden a todos los ámbitos de acción. De hecho, cuando la Comisión Europea adoptó el nuevo plan de acción para la economía circular en marzo de 2020, lo consideró uno de los pilares del Pacto Verde en general.
La UE vincula la protección de la biodiversidad y ecosistemas y la reducción de la contaminación del aire, el agua y el suelo a una mejora de la gestión de los residuos. Adicionalmente, hace hincapié en garantizar la sostenibilidad de la economía azul y del sector pesquero en particular.
En el ámbito del medio ambiente el Pacto Verde Europeo no solo pretende mejorar el entorno y reducir las emisiones, sino también contribuir a mejorar la calidad de vida y de salud de los ciudadanos. Una iniciativa que ayuda a visualizar perfectamente esta unión de objetivos es la nueva estrategia orientada a los bosques europeos en el horizonte 2030.
Financiación e investigación
Toda la gran ambición del Pacto Verde Europeo difícilmente se podría concretar sin dos elementos clave: la financiación y la investigación.
En cuanto a la primera, el 30 % del presupuesto plurianual de la UE (2021-2028) y los fondos NextGenerationEU (NGEU), se han destinado a inversiones que tienen que ver con aspectos recogidos en el Pacto Verde. Por otra parte, los estados miembros deben dedicar al menos el 37 % de la financiación que reciben del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia a inversiones y reformas que apoyen los objetivos climáticos.
Además, la Comisión ha puesto en marcha el Plan de Inversiones del Pacto Verde Europeo, también denominado Plan de Inversiones para una Europa Sostenible, como parte del Pacto Verde. Esto incluye el Mecanismo para una Transición Justa, que se centra en asegurar una transición equitativa hacia una economía verde. El Plan movilizará importantes inversiones durante el período 2021-2027 para ayudar a los ciudadanos de las regiones más afectadas por la transición.
En lo que se refiere a la investigación, Horizon Europe, el programa más importante para la innovación, está pensado tanto conceptualmente como instrumentalmente para impulsar los cambios necesarios para alcanzar la neutralidad climática y garantizar una transición ecológica y económica inclusiva. Más del 35% de los gastos previstos en el programa están asignados a abordar la cuestión del cambio climático y sus efectos