El cambio climático nos está obligando a repensar nuestros modelos económicos y sociales. No queda otra si queremos mantener la temperatura a niveles aceptables para que no cambien drásticamente las condiciones de nuestros ecosistemas. De ello depende el sustento de la vida, nuestra propia supervivencia.
¿Qué es la energía limpia y cuándo empezó a preocuparnos?
La energía limpia, también conocida como energía renovable o verde, es aquella que se produce a partir de fuentes naturales que se renuevan constantemente y no se agotan. Estas fuentes incluyen el sol, el viento, el agua y la biomasa. A diferencia de los combustibles fósiles, la energía limpia no genera contaminación ni contribuye al cambio climático, ya que no emite gases de efecto invernadero ni otros contaminantes. Este tipo de energía es fundamental para crear un futuro sostenible, reducir nuestra dependencia de recursos finitos y proteger el medio ambiente para las generaciones venideras.
La preocupación por la energía limpia comenzó a ganar relevancia a mediados del siglo XX, cuando se empezó a reconocer el impacto ambiental negativo de los combustibles fósiles. Durante la década de 1970, la crisis del petróleo subrayó la vulnerabilidad de depender de recursos no renovables y llevó a muchos países a buscar alternativas energéticas más seguras y sostenibles. El movimiento ambientalista también tomó fuerza en estos años, destacando los peligros de la contaminación y el calentamiento global. A medida que avanzaba la ciencia y se hacía más evidente la urgencia de abordar el cambio climático, el interés por la energía limpia se consolidó como una prioridad global, impulsando la inversión en investigación y desarrollo de tecnologías renovables.
El cambio hacia la neutralidad climática: el papel crucial de las energías renovables en la ruta hacia 2050
Aunque la reducción de emisiones de C02 en necesaria (y posible) en numerosos campos de actividad, como la movilidad, la construcción, la industria o la gestión de residuos, es en el cambio de modelo energético donde realmente está la gran oportunidad para alcanzar la neutralidad climática que la Unión Europea tiene con meta para 2050.
Descarbonizar y reducir la huella de carbono pasa por las fuentes verdes. En 2023, había en el mundo 507 GW de potencia instalada de energías renovables, pero se calcula que en 2028 se llegará a los 900 GW, sobre todo por la expansión de la energía solar fotovoltaica. En la Unión Europea, el 44% de la electricidad que se consume proviene de fuentes renovables, dato que aumenta hasta el 50,8% en el caso de España.
Envases bajos en carbono
La transición energética está impactando en todo tipo de actividades industriales y sociales. Las empresas que fabrican envases no son una excepción, pues esta alternativa no solo reduce las emisiones de C02, sino que también puede suponer un importante ahorro económico.
Además, desde la aprobación de la Ley de Cambio Climático en 2021 y la reciente modificación Real Decreto de 2014, las empresas (excepto las pymes) están obligadas a medir sus emisiones de alcance 1, 2 y 3, y a tener un plan de reducción. Esto supone aplicar medidas drásticas para eliminar emisiones. Teniendo en cuenta que el consumo energético es la principal fuente de emisiones de una empresa, el uso de energía verde es una alternativa casi obligada para cumplir con la nueva normativa.
Alternativas para conseguir los objetivos de consumo eléctrico
- Contratar solo electricidad verde. Además de las compañías eléctricas que solo comercializan electricidad procedente de fuentes renovables, prácticamente la totalidad de las compañías ya ofrecen esta opción. Se conoce como tarifa verde.
- Instalar sistemas renovables en las instalaciones. Lo más habitual es aprovechar tejados y cubiertas de aparcamientos de exterior para instalar placas solares fotovoltaicas. Dependiendo de la inversión y la superficie disponible, se calcula que una empresa se puede llegar a ahorrar entre un 40% y un 60% de la factura eléctrica. Gracias al abaratamiento de los paneles, su amortización es relativamente rápida y su vida útil suele rondar los 25 años. Otras opciones son la geotermia o los mini generadores eólicos.
- Participar en un huerto solar. Las empresas que no tienen espacio en sus instalaciones para colocar paneles tienen la opción de invertir en un huerto solar para compensar sus emisiones.
- Eficiencia y reciclaje
Al uso de energía renovable, se suma otro factor importante para minimizar la huella de carbono, como avanzar en el ecodiseño de los envases, aprovechar las innovaciones tecnológicas y la transformación digital, y usar materia prima procedente del reciclaje, cuya huella de carbono es menor a la materia prima virgen.
Por otro lado, el reciclaje de envases domésticos es otro modo de reducir el consumo energético. En 2023, se reciclaron 1.683.890 de toneladas de estos envases domésticos, lo que supuso un ahorro energético de 9,84 millones de MWH, evitando la emisión de 1,7 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.