En la búsqueda de alternativas de materiales para fabricar envases, aparecen lo que llamamos envases ecoamigables, porque son más respetuosos con el medioambiente y porque en muchos casos son reutilizables. Estos envases suelen utilizar materiales de origen natural, que pueden ser biodegradables o bien utilizan materiales más convencionales pero que provengan del reciclaje. Otros expertos afirman que un envase ecoamigable tiene que cumplir con tres requisitos: ser orgánico, natural y ecológico.
Esta tendencia es creciente desde que en la Unión Europea se prohibieron determinados productos de un solo uso fabricados con plástico, como platos, cubiertos, pajitas o vasos para llevar bebidas. La inercia de la innovación que supuso buscar nuevos materiales para seguir vendiendo estos productos ha hecho que también se empiece a trabajar con nuevos materiales ecoamigables para, por ejemplo, otro tipo de envases en sectores como el textil, agroalimentario, electrónico, etc.
En todo caso, dada la estricta normativa en materia de seguridad alimentaria, siempre será más sencillo utilizar otros materiales de origen orgánico en los embalajes, por ejemplo, de un juguete, un electrodoméstico o un ordenador.
Innovación para el futuro con envases ecoamigables
Son numerosos los procesos de innovación que están abriendo el abanico de posibilidades para hacer envases más ecoamigables con el medioambiente más allá de las “alternativas” tradicionales como usar el cartón (que es un material orgánico) en envases que tradicionalmente eran de plástico.
Otra opción que están siendo cada vez más habitual es el uso de materiales compostables, biodegradables o biopolímeros. Hay que ser precisos en este punto, poque no es lo mismo compostable que biodegradable. Los primeros son biodegradables pero, además, se composta en contacto con otros residuos orgánicos, mientras que los segundos son los que se degradan en contacto con el medioambiente, pero no necesariamente tienen que ser compostables.
Por su parte, los biopolímeros son materiales plásticos, pero su gran diferencia es que se obtienen de fuentes renovables y naturales como residuos agrícolas o almidón de la patata. Son, por otro lado, un buen ejemplo de simbiosis circular, porque lo que para un sector de actividad es un residuo se convierte en un recurso para otro. Plataformas de conocimiento sobre el envase, como el Observatorio del Envase del Futuro de TheCircularLab trabaja de la mano de las empresas para avanzar en ecodiseño, en los procesos de producción y de distribución, o en nuevos enfoques en la gestión de los residuos de envases.