Food design puede parecer a priori una expresión simple cuando hablamos de consumo de alimientos, pero no lo es. ¿Diseño de comida? ¿Producción de alimentos? ¿De qué estamos hablando? La industria agroalimentaria se preocupa cada vez más de la forma en que presenta los alimentos y bebidas al consumidor. Sin embargo, Food Design va más allá de una cuestión meramente estética. La forma en que la comida aparece ante nuestros ojos tiene muchas implicaciones: de salud, económicas, y ambientales, pero hay mucho más.
La comida nunca se limita a sí misma. Se inscribe en un contexto intelectual y cultural que la transciende y la vez la condiciona. Este sería el fundamento del concepto Food Design que apareció en la primera década de este siglo como fruto del Manifesto della Food Design Community realizada por Associazione per il Disegno Industriale (ADI) de Milán.
Innovación en alimentación
El Food Design es una disciplina, por tanto, que está orientada a introducir innovación en todo lo que concierne al acto alimenticio y al diseño industrial de alimentos, que puede abarcar: la arquitectura de los espacios relacionados con ella, la producción industrial, los aspectos cognitivos y sensoriales del propio acto de comer y de los alimentos, o la dimensión socioeconómica de dicho acto así como la relación con los alimentos.
En realidad, el Food Design puede definirse como una visión en que, partiendo de los alimentos como eje central, se articula una línea de trabajo multidisciplinar que puede afectar a toda la cadena de procesado y de consumo alimentario, incorporando la tecnología, la belleza, la salud, el diseño de productos y otros aspectos como la huella hídrica y de carbono.
Se trata de un acercamiento holístico en que uno de los objetivos es una nueva percepción en el valor de los productos alimentarios. Una consecuencia posible de toda esta línea de trabajo, aunque no la única, es la elevación de la conciencia colectiva sobre el despilfarro alimentario. Los ejemplos son múltiples y, sin ir más lejos, aquellos interesados en la cuestión tendrán la oportunidad de ver algunos de ellos en la Barcelona Design Week 2022 del próximo mes de junio ya que el evento incluye una Food Design Week donde está previsto un Zero Waste Workshop.
Hoy el Food Design no se reduce al manifiesto de ADI. Cabe citar también, entre otros posibles ejemplos, la tarea del Dutch Institute of Food Design.
Su objetivo es ambicioso y pasa por crear una plataforma mundial en la industria alimentaria para los diseñadores que trabajan con la comida y la alimentación. Concretamente la plataforma pretende explorar cómo creamos los alimentos y descubrir qué, por qué y cómo comemos según nuestro estilo de vida. Asimismo, quiere mostrar la relevancia de la conexión entre comida y diseño para enriquecer las culturas alimentarias y abordar los retos sociales y medioambientales en torno a la comida, centrándose en el diseño como herramienta para lograrlo.
La propuesta holandesa
El instituto holandés ha creado su propio manifiesto al respecto que, a diferencia de la idea tradicional de exposición de unos principios de acción, se ha concebido como un marco de cambio continuo y de experimentación donde la acción se definirá con el propio movimiento a través del tiempo. De forma coherente, sus promotores afirman que este manifiesto “no debería ser estático, sino que debería estar vivo, descomponerse, florecer y esparcir semillas al igual que lo hacen los alimentos”.
El Dutch Institute of Food Design recoge reflexiones de distintos diseñadores. Y a cuál más profunda. Quedémonos con una de ellas, por su relevancia. Es de la de Josephine Abou Abdo, que se define como “antropóloga de la comida y diseñadora para la innovación social” además de ser interiorista y empresaria.
Josephine Abou Abdo afirma lo siguiente: “Si la comida da forma a toda una cultura, identidad y sociedad, el diseño la renueva. El diseño puede aportar soluciones innovadoras presentes y futuras a todo el proceso alimentario, desde la producción hasta el consumo. Añadir un toque de diseño a una acción de comer la transforma en una experiencia. El diseño puede utilizar los alimentos como herramienta para salvar el mundo; todo el mundo quiere comer. El diseño puede ayudar a crear alimentos mejores e innovadores para el futuro. El diseño puede frenar el consumo excesivo”.