Un correcto desarrollo de los bosques requiere la intervención de las administraciones. Hablamos de un elemento fundamental para el equilibrio de nuestro planeta ya que, además de actuar como sumideros de carbono, son esenciales en la lucha contra el cambio climático, pero están expuestos a una serie de amenazas que hacen necesaria una gestión bien estructurada que garantice su conservación.
Retos que enfrenta la UE en materia de gestión forestal
Cuando hablamos de gestión forestal nos referimos a la protección y conservación de los bosques, pero también a su uso controlado y sostenible. En la Unión Europea los bosques cubren el 37,7 % del territorio, desempeñando un papel económico, social y medioambiental. Aunque no existe una política forestal común (esta es todavía una competencia de carácter nacional), dada la importancia que tienen los bosques en el equilibrio de Unión Europea, sí se dispone de políticas y regulaciones que permiten protegerlos y conservarlos a través de diferentes líneas de acción:
- Mantenimiento de los ecosistemas. Los bosques están sujetos a multitud de amenazas (incendios, degradación de los suelos, contaminación de las aguas…), por lo que es necesario realizar un trabajo constante de supervisión, mantenimiento y reparación, y evitar las prácticas que puedan resultar dañinas.
- Conservación de la biodiversidad. Multitud de especies de fauna y flora encuentran en los bosques el ecosistema que garantiza su supervivencia, por ello es necesario protegerlos para conservar la biodiversidad.
- Uso sostenible de los recursos. Los bosques nos proveen de madera y productos no madereros (flores, raíces, frutos…), pero es necesario que estas formas de explotación garanticen su regeneración natural.
- Mitigación del cambio climático: Los bosques desempeñan un papel importante en la captura de carbono atmosférico. La gestión forestal sostenible puede contribuir a la mitigación del cambio climático, al mantener y expandir los bosques, y al promover prácticas de manejo que reduzcan las emisiones de carbono.
- Investigación y monitorización. La gestión de los bosques requiere un análisis constante que permita una adaptación a la realidad de cada caso en cada momento, por ello es imprescindible monitorizar el estado de los bosques.
- Educación y concienciación. Dado que los bosques son bienes accesibles a toda la ciudadanía, es imprescindible promover la educación y sensibilización sobre su importancia e Involucrar a las comunidades que se desarrollan en torno a ellos en la toma de decisiones y en la gestión de los recursos forestales que suponen su medio de vida.
- Promoción de la certificación forestal. Las certificaciones forestales son una garantía de la calidad de la gestión forestal y de la producción sostenible de bienes de un bosque, y además contribuyen a aumentar el valor de los bosques (al fomentar la confianza de los consumidores), y a crear una demanda de productos forestales sostenibles (que evita las sobreexplotación de estos recursos). Los principales, (aunque no únicos), esquemas de certificación a nivel internacional, son FSC (Forest Stewardship Council) y PEFC (Programme for the Endorsement of Forest Certification).
¿Con qué herramientas cuenta la unión europea para estructurar la gestión forestal?
La Unión Europea se sirve de diferentes estrategias y regulaciones para poder enfrentar los retos citados anteriormente.
El punto de partida es el marco de referencia que la Estrategia de la Unión en favor de los bosques para 2030, adoptada en 2021. Se trata de una de las principales iniciativas del Pacto Verde Europeo, basada en la Estrategia de la Unión sobre la biodiversidad de aquí a 2030, que reconoce el papel central y polivalente de los bosques y considera los distintos agentes y del conjunto de la cadena de valor de la silvicultura como elementos esenciales para lograr una economía sostenible y climáticamente neutra para 2050, con el valor añadido de la conservación de unas comunidades rurales vivas y prósperas.
A esto se suma la Política Agrícola Común (PAC), que constituye la principal fuente de financiación europea para los bosques (alrededor del 90 % de los fondos de la Unión destinados a los bosques provienen del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural).
Para garantizar un uso sostenible de los recursos, la UE se sirve de la Directiva 1999/105/CE, para la comercialización de materiales forestales de reproducción. El Plan de Acción de la Unión sobre la Aplicación de las Leyes, la Gobernanza y el Comercio Forestales (FLEGT) prevé, además, acuerdos voluntarios de asociación con los países productores de madera, y el Reglamento (UE) n.o 995/2010 prohíbe la comercialización de madera obtenida ilegalmente.
En lo referente a la protección de la biodiversidad, la Comunicación de la Comisión sobre la Estrategia de la Unión sobre la biodiversidad de aquí a 2030, prevé la ampliación de las zonas protegidas, lo que supondrá ampliar la protección de los bosques europeos, y la plantación de 3.000 millones de árboles.
Estas políticas, sumadas a otras que, pese a no dirigirse específicamente a la gestión forestal, repercuten positivamente en ella (por ejemplo, la política energética, que al promover el uso de energías renovables fomenta indirectamente el uso de biomasa procedente de los bosques), terminan por conformar el contexto de gestión forestal en la UE, para garantizar que los bosques europeos sigan siendo valiosos activos que conserven su biodiversidad y riqueza, y contribuyan a mitigar el cambio climático.