Tecnología y medio ambiente van de la mano. Las innovaciones basadas en la investigación y la ciencia permiten encontrar soluciones aplicables en la protección ambiental y la conservación de nuestra naturaleza, además de promover procesos de economía circular y minimizar la demanda de materias primas.
Una de estas tecnologías es la impresión 3D, una tecnología que ya es veterana porque inició su andadura en los años 70 del pasado siglo XX. Hoy, es una técnica muy utilizada en múltiples actividades como automoción, aeroespacial, medicina, electrónica, etc. De hecho, ya se construyen edificios enteros con impresoras 3D. Uno de ellos es The Wave House en la ciudad alemana de Heidelberg.
Lógicamente, una tecnología con tantas posibilidades no ha tardado mucho tiempo en dar el salto al diseño y fabricación de envases. El 80% de la huella ambiental de un producto se produce en su fase de diseño. Cuanto mejor sea ese ecodiseño, menor será el impacto ambiental.
Ventajas de la impresión 3D
Este sistema tiene muchas ventajas, pero hay una que destaca por encima de las demás y que fue el detonante para su uso en el sector de los envases: te permite hacer un prototipo a bajo coste y probar infinidad de variantes hasta que se acierta con el mejor diseño, no solo en estética, sino también en las dimensiones, la forma, el material utilizado, etc.
Y todo en cuestión de horas, con el ahorro que esto significa frente al uso de técnicas tradicionales. Se calcula que un prototipo realizado con impresión 3D se hace hasta 10 veces más rápido que con métodos tradicionales y es 5 veces más barato.
A la facilidad de mejorar el diseño o crear nuevos formatos de una manera rápida y barata, se añaden otras ventajas. Las impresoras 3D han evolucionado su tecnología en los últimos años y ahora son más pequeñas, efectivas y baratas.
También son fáciles de usar, resultan muy precisas en la ejecución del diseño, generan entre un 70% y un 90% menos de residuos (se pueden reutilizar), reducen el consumo energético a la mitad y pueden usar una gran variedad de materiales, lo que permite que cualquier empresa pueda incorporarlas en su departamento de diseño o I+D para investigar el ecodiseño más adecuado para cada tipo de envase antes de que los prototipos aprobados entren en la cadena de producción.
Otro enfoque que muchas empresas están teniendo en cuenta es comprender la impresión 3D como un elemento más integrado en la transformación digital y conectado al uso de la Inteligencia Artificial y las tecnologías habilitadoras como Big Data, robótica avanzada, cloud computing o la industria 4.0.
Las nuevas posibilidades de la digitalización permiten a las empresas generan ecosistemas de innovación donde se encuadra el uso de la impresión 3D para el prototipado de los envases.
No obstante, todavía parece lejano el día en que la impresión 3D se pueda usar a nivel industrial para la producción en cadena, dado que esto supondría una inversión muy importante, aunque el futuro abre nuevas posibilidades de que esto acabe ocurriendo tarde o temprano.