El título que encabeza este texto es la traducción al español de Les sept écologies, las siete ecologías, un libro excepcional publicado en Francia muy recientemente y que todavía no ha sido traducido al castellano. Su autor no es menos notable. Se trata de Luc Ferry, un intelectual y político francés de dilatada trayectoria y gran prestigio. Fue, sin ir más lejos, ministro de la Educación Nacional e Investigación entre 2002 y 2004 y es autor de unos 40 libros de temática, principalmente, filosófica.
Esta obra mencionada retoma, aunque de otro modo, un ensayo que el mismo autor publicó hace casi 30 años, titulado El nuevo orden ecológico, el árbol, el animal y el hombre, y que obtuvo el premio Medicis de ensayo. En aquel libro Ferry exponía y criticaba algunas tendencias filosóficas presentes en el ecologismo moderno. En resumen, venía a advertir que no es oro todo lo que reluce en este amplio magma de pensamiento medioambiental. Un mensaje ‘fuerte’ en un momento histórico en el que pocos estaban dispuestos a aceptar crítica alguna al ecologismo militante.
En 2021 Ferry profundiza aún más en la crítica. Las siete ecologías serían las siete categorías que él identifica como las más relevantes en este ámbito. Grosso modo serían: los effondristes o aquellos que están convencidos que el colapso del planeta es inevitable; los alarmistas revolucionarios, que piensan que solo nos salvará el decrecimiento; los ecofeministas; los descolonizadores; los veganos/animalistas (estos tres últimos vinculan la lucha por el medio ambiente a sus respectivas causas); los alarmistas reformistas, que creen que el crecimiento económico verde es viable y defienden el desarrollo sostenible, y finalmente los ecomodernos.
¿Y quiénes son los ecomodernos? Aquellos que basan su enfoque en dos principios fundamentales. El primero sería el desacoplamiento entre progreso, consumo, crecimiento y bienestar humano, por una parte, y el daño al medio ambiente, por otra.
Dicho de otro modo: es posible disfrutar de todos estos elementos preservando la calidad del entorno. El segundo principio de los ecomodernos es la economía circular. Ferry recuerda que ésta se basa en el equilibrio de los propios ciclos naturales y deja atrás la lógica que ha seguido el capitalismo desde la revolución industrial.
Carácter racional
Los beneficios para Luc Ferry son indiscutibles. Si este paradigma llega a convertirse en el estándar de nuestros sistemas productivos no se generarían residuos inútiles y peligrosos, los fabricantes podrían ahorrar tiempo y dinero gracias a la continua circulación y disponibilidad de los materiales (“nutrientes técnicos”) y el impacto sobre los recursos naturales disminuiría en gran medida.
Ferry no apoya solo la séptima ecología por aquello que promete, que ya es mucho, sino por su carácter extremadamente racional. Lo cual no es de extrañar para un pensador del país de Descartes. Para Luc Ferry una buena parte del resto de ecologías se basan en pasiones tristes, culpabilizadoras, punitivas y profundamente irracionales. Tanto es así que en algunos casos llegan a la paradoja. ¿Para qué crear un movimiento ecologista que afirma que no hay remedio para nada?
La séptima ecología es una celebración de la vida, desde el punto de vista emocional, pero por encima de todo supone un reto al intelecto porque se fundamenta en la tecnología y la innovación. Ferry advierte –y ya lo advirtió en los años 90- que la ecología es demasiado importante como para dejarla en manos de un ecologismo mal entendido.
