Llegando a buen puerto
06/05/2021

Cuando se trata de enumerar los ámbitos de actividad causantes de las emisiones de gases de efecto invernadero se suelen citar casi siempre los mismos y con escasas variaciones: la producción y consumo de energía, la agricultura y la ganadería, el transporte, los edificios, la industria y la gestión de los residuos.   

Es una forma de organizar la información válida pero quizás un tanto tosca ya que muestra algunos solapamientos (¿se pueden separar transporte y consumo de energía o industria y residuos?) y, sobre todo, simplifica en exceso.  

Un análisis más detallado de la cuestión por sectores no solo permite percibir la cuestión de las emisiones de manera más precisa, sino también identificar ámbitos todavía más concretos sobre los cuales es posible actuar.  

Así, por ejemplo, dentro del ámbito del transporte es relevante fijarse en la navegación maritima. ¿Por qué? Para  empezar por su peso: entre un 80 y un 90% de las mercaderías que se mueven por el planeta lo hacen en barcoPor otra parte, las emisiones de CO2  de este sector a escala global superan las de un país como Alemania, primera potencia industrial de Europa. 

Si todo esto no tuviera relevancia, la Organización Maritima Internacional no habría adoptado hace tres años una estrategia específica para combatir el cambio climático en el sector. Y dentro de él un subsector que está orientando sus estrategias a generar menos impacto ambiental es el de los puertos.  

Red de puertos circulares 

Una iniciativa muy destacada en este sentido es la del proyecto LOOP-Ports que durante algo más de dos años ha involucrado a 13 socios de 6 Estados miembros de la Unión Europea  (España, Italia, Francia, Alemania, Dinamarca y Países Bajos) y que terminó a finales del año pasado.  

Este proyectocoordinado por la Fundación Valenciaport, ha contribuido a la creación de una red de puertos de economía circular, que proporcionará un ecosistema de innovación en torno a la actividad portuaria y estimulará las iniciativas circulares en los puertos. Las presentaciones realizadas en la conferencia final celebrada el pasado mes de diciembre están disponibles aquí. 

Aunque ahora mismo se están desarrollando iniciativas de circularidad en distintos puertos europeos,  es el de  Rotterdam el que se está posicionando como un auténtico hub en la economía circular. Este puerto cuenta con una estrategia para fomentar la innovación en el terreno de las iniciativas circulares y atraer a empresas de nueva creación.  

La combinación entre tecnología, clasificación y reciclaje son prioritarios. En esto Rotterdam posee una gran ventaja puesto que todos los eslabones de una amplia variedad de cadenas de valor están presentes en su recinto: la producción y el transporte, la gestión de residuos e incluso un mercado para productos secundarios.  

Otra área de desarrollo es la simbiosis industrial, un método de intermediación para lograr que las empresas colaboren de tal modo que los residusos generados por algunas puedan llegar a ser materia prima para otras.  La gran concentración de actividades industriales y logísticas en el puerto de Rotterdam hace que sea relativamente fácil para las empresas intercambiar productos y flujos residuales, y hacer uso de instalaciones compartidas.  

Por último, el gran puerto de los Países Bajos y del norte de Europa apuesta por hacer hincapié en la CCU (Carbon Capture & Utilisation), una tecnología que permite que el CO2 capturado se utilice como recurso para la industria. 

Los límites para la economía circular son la innovación y la creatividad. Tal como apunta el representante de la Fundación Valencia Port, Jorge Lara, en esta entrevista, la reutilización de contenedores marítimos para viviendas o el aprovechamiento de las mercancías confiscadas en las aduanas podrían ser algunos resultados viables derivados de la circularidad aplicada a los puertos.