Momento disruptivo para el sector químico
21/12/2021

Según una encuesta llevada a cabo por Accenture, con la participación de 6 mil personas de 11 países, alrededor de la mitad de estos consumidores afirman que pagarían más dinero por productos sostenibles y tres cuartas partes (concretamente un 72%) aseguran que ahora están más dispuestos a adquirir productos eco-friendly que hace 5 años. 

Este es solo uno de los datos contenidos en un estudio de esta consultora global titulado Chemical (Re)action Growth opportunities in a circular economy que, como su nombre indica, pone el acento a las posibilidades que se le abren al sector químico gracias a la circularidad.  

Una presión incontenible

El documento parte de una premisa interesante. Es la siguiente: hasta ahora la industria química ha estado protegida de la presión directa del consumidor, un consumidor que, como se ha señalado, está experimentando un cambio de criterios y exigencias.  

Ciertamente en la cadena de valor el sector químico se encuentra “aguas arriba” y lejos del consumidor final en comparación con los retailers por ejemplo, lo que explicaría este especie de “protección”.  

Sin embargo, este esquema se ve alterado porque precisamente el consumidor ya hace llegar su voz “aguas arriba”. Según otro dato aportado por Accenture, el consumidor, cada vez más consciente, expresa diferentes grados de desconfianza ante los distintos agentes de la cadena de valor. Curiosamente, el grado máximo de descrédito a día de hoy es para la industria química y luego para el retail. Por tanto, la lógica de que la posición en la cadena de valor, es decir, la cercanía o lejanía respecte al consumidor, puede “proteger” de la crítica ya no funciona. 

Pero hay un segundo aspecto que Chemical (Re)action Growth opportunities in a circular economy pone de relieve. Algunas industrias químicas, especialmente, el sector del plástico están mostrando un cometido muy serio con la circularidad. Según el documento, son centenares las compañías que han firmado el Commitment on the New Plastics Economy de la Fundación Ellen MacArthur, entre otras iniciativas de signo positivo.  

A pesar de ello, y debido a la desconfianza comentada anteriormente, muchos consumidores tenderán a dar mayor importancia a lo que escuchen de otras fuentes distintas de la industria. Una constatación que, sin duda, debe mover primero a la reflexión y luego a la acción. 

Adicionalmente, según pone de relieve Accenture, el 83% de los consumidores cree que es importante que las compañías en general diseñen productos que no tengan que ir nunca al vertedero. 

Dar la vuelta a la situación

Si bien el estudio de Accenture, pone el dedo en algunas llagas, como la cuestión del descrédito, lo cierto es que su espíritu es positivo porque propone dar la vuelta a la situación. En otras palabras, se trataría de transformar la situación actual en nuevas oportunidades. Y la palanca para hacerlo es, precisamente, el cambio de opinión de los consumidores.  

El objetivo sería lograr un beneficio a partir de las  nuevas inquietudes de los consumidores. En primer lugar, los fabricantes de productos químicos pueden empezar a evaluar dónde es mejor innovar y adoptar principios de economía circular y pueden escoger aquellas áreas donde la disposición del consumidor a pagar más pueda llegar a compensar los esfuerzos inversores.  

A la vez, con este mismo propósito, se proporcionarían soluciones y mejoras “aguas abajo” beneficiando al resto de la cadena de valor. 

Teniendo todo esto cuenta, el  estudio de Accenture habla de “momento disruptivo” para el sector químico. Más específicamente, destaca la gran oportunidad que se abre para que las empresas químicas ayuden a sus clientes a cumplir con los compromisos corporativos y de sostenibilidad, como eliminar los residuos y lograr la neutralidad de carbono, mejorar la reputación de la marca y aumentar la lealtad del consumidor final. Un consumidor empoderado el cual será capaz de entender y valorar el esfuerzo realizado “aguas arriba”. 

Chemical (Re)action Growth opportunities in a circular economy no se queda en los conceptos,  sino que pone sobre la mesa posibles estrategias para aprovechar la oportunidad que enuncia. 

 Así, sugiere en primer lugar adoptar la circularidad en todas las operaciones internas incorporando la química verde, que hoy supone un mercado en gran expansión. Por otra parte, pide un esfuerzo a las compañías para que, con la adopción de soluciones tecnológicas, faciliten la adopción de la circularidad en el resto de la cadena de valor hasta llegar al retail. 

 Otra vía sugerida para implementar la circularidad es la búsqueda de nuevos modelos de negocio que se basen en este concepto. Esto es, que sepan capturar valor ahí donde antes se generaba material de desecho.  

En resumen, si la industria química es capaz de aprovechar la disrupción actual a su favor, nos encontraríamos ante una especie de reset del sector que no haría otra cosa que anunciar un futuro prometedor. Pero todo ello con una condición explícita: “hay que empezar a moverse ahora”.