El 90% de los materiales contenidos en un teléfono móvil son susceptibles de ser reutilizados, según una información divulgada hace algún tiempo por Recyclia, la entidad administradora de las principales fundaciones medioambientales españolas dedicadas al reciclaje de residuos electrónicos y pilas.
Más concretamente, y según esta misma fuente, el móvil es uno de los dispositivos de los que se extrae mayor cantidad de materias primas reaprovechables, entre ellas destacan un 65% de plásticos y un 25% de metales comunes. También los móviles son los que más basura tecnológica generan.
Residuos disparados de basura tecnológica
Sin embargo, según ha publicado El Español, el ciclo de renovación de móviles se ha reducido a 18 meses y se estima que en España se desechan cada año 20 millones de teléfonos, lo que supone un total de 2.000 toneladas de residuos y basura tecnológica. Por poner la cuestión en su auténtico contexto, el de los residuos electrónicos, estos superan los 12 millones de toneladas en el territorio de la Unión Europea y son, además, uno de los flujos de residuos que más crecen.
El estado de California, uno de los que posee mayor sensibilidad ambiental en Estados Unidos, considera a los teléfonos móviles como residuos peligrosos y está trabajando en programas orientados a subir un índice de reciclaje más bien bajos. Se estima, no solo en California sino en los países desarrollados, que este se encuentra por debajo del 15%.
Es preocupante que la conciencia sobre este tema no sea mayor dado el impacto ambiental de los teléfonos móviles, que ha sido objeto de estudio desde hace más de una década.
La producción de un teléfono es la parte más contaminante de su ciclo de vida: alrededor del 80% de la huella de carbono de cada dispositivo se genera precisamente en los procesos de extracción, refinado, transporte y ensamblaje de las decenas de elementos involucrados. Principalmente: hierro, aluminio, magnesio, cobre, plata, oro, grafito, litio, silicio, plomo y estaño.
Además, habría que sumar la polución a nivel local generada en estos procesos. Todo ello sin entrar en las consecuencias sociales, tema que merecería una reflexión aparte.
El baúl de los recuerdos
Pero si hay un aspecto rematadamente curioso en este tema son las elevadas cifras de teléfonos móviles ya utilizados por sus propietarios y “guardados en las cajas de recuerdos”. Según un estudio de la empresa reBuy, en Suecia hay más teléfonos móviles “criando polvo” que habitantes tiene el país.
Los Estados Unidos tienen en cifras absolutas el mayor número de móviles usados en las casas: más de 223 millones. El estudio de reBuy apunta que los teléfonos móviles con este destino en los 27 países de la Unión Europea poseen un valor total de 1,9 mil millones de euros, teniendo en cuenta los metales preciosos que contienen.
Se habla a menudo de los obstáculos a la circularidad en relación con aspectos técnicos, políticos, culturales, pero habrá que empezar a considerar seriamente las cuestiones sentimentales. Si bien es cierto que estos móviles “patrimoniales” no se han convertido propiamente en un residuo y, desde este punto de vista, serían potencialmente recuperables.
En cualquier caso, la voluntad de “coleccionar” los móviles pasados revela hasta qué punto este aparato ha dejado de ser un mero instrumento para pasar a ser, como algunos han apuntado lúcidamente, una extensión más del cuerpo y de la mente.