Con sus 130.000 habitantes, la ciudad de Mataró (Barcelona) genera a diario 4.500 kg de residuos de muebles y voluminosos. Esto solo teniendo en cuenta los datos de la recogida organizada por el ayuntamiento, sin considerar el abandono en la vía pública, que desafortunadamente también se da.
Es un simple ejemplo de la importancia de estos residuos que, curiosamente, no tienen demasiado protagonismo mediático. Pero deberían tenerlo ya que no son respetuosos con el medio ambiente actualmente . Si Mataró es capaz de generar la citada cantidad, ¿qué ocurre a escala europea?
¿Cuántos residuos de muebles genera Europa?
Pues bien, se estima que 10 millones de toneladas anuales de muebles son descartados por sus propietarios (empresas o particulares) en el conjunto de los países europeos. La mayoría de estos residuos tienen como destino el vertedero o la incineración. Este es uno de los datos destacados del informe Circular Economy Opportunities in the Furniture Sector publicado por European Environmental Bureau, que es la mayor red europea de organizaciones medioambientales de ciudadanos y que reúne a 170 organizaciones de la sociedad civil de 35 países.
El informe explica que la industria del mueble de la Unión Europa hasta ahora (habla de 2017 pero la situación no ha variado sustancialmente) ha logrado mantenerse razonablemente competitiva en todo el mundo, pero a la vez ha tenido que enfrentarse cada vez a más retos para vender y subrayar, a la vez, la calidad y sostenibilidad de los muebles en los mercados nacionales.
Por otra parte, también destaca que los muebles producidos en la Unión Europea todavía representan una parte considerable del mercado de muebles de alta gama a nivel mundial, pero en los segmentos inferiores del mercado, los productos más baratos de otras regiones del mundo tienen el potencial de erosionar la cuota de mercado significativamente. Esta competencia no se realiza con las mismas reglas de juego, ya que los competidores de países de bajos costes aprovechan “ventajas”, como las leyes laborales y las normas ambientales, más laxas.
Oportunidades de la economía circular para la creación de muebles sostenibles
Ante esta situación, el informe concluye que las intervenciones de economía circular tienen el potencial para ayudar a contrarrestar estas tendencias negativas de los muebles, a través de la reparación, la renovación y la remanufactura, permitiendo de este modo la recuperación de valor y la creación de empleo dentro en la industria del mueble europeo.
El informe apunta que hoy ya existen iniciativas en Europa para la recuperación y reutilización de muebles, pero señala que se producen “a pequeña escala y con objetivos sociales a nivel local” por delante de “consideraciones ambientales y económicas a gran escala”.
Barreras para la circularidad
Las principales barreras identificadas para la transición hacia la circularidad y la creación de muebles sostenibles son problemas técnicos ligados al diseño, políticas relacionadas con los productos químicos, y cuestiones de mercado que tienen que ver con el bajo costo relativo de los muebles nuevos.
Para superar estas barreras el informe propone una para la creación de muebles sostenibles y reforma de la industria del mueble, la combinación entre objetivos de reciclaje, ecodiseño y una regulación precisa de los materiales utilizados en la producción de mobiliario, que incluirán la reciclabilidad. Todo ello debería ser implementado y monitorizado por la Comisión Europea. Actualmente algunos muebles cuentan con certificaciones como el sello fsc, pero debemos ir más allá.
Adicionalmente, se sugiere la adopción de un sello o certificado de mobiliario verde o certificación forestal para garantizar que se trata de muebles sostenibles, con etiquetado obligatorio o voluntario, de productos en base a unos criterios consistentes con la Etiqueta Ecológica Europea, distinguiendo los distintos niveles de requisitos ambientales cumplidos. Para ello sería necesario llegar a un acuerdo de sector sobre dichos criterios.
El documento destaca que también se podría incentivar a los consumidores para que devuelvan muebles para su reutilización. Entre las fórmulas para hacerlo posible se podría establecer un impuesto reembolsable, o una recolección gratuita de desechos voluminosos, donde los muebles fueran a parar a una organización especializada en la reutilización o remanufactura. Finalmente, una medida más simple, también sugerida, sería la prohibición de entrada de muebles enteros en los vertederos.