Dos objetivos prioritarios para transformar el estilo de vida de los países industrializados, de manera que se minimice la presión humana sobre los recursos -ya excesivamente explotados- y la contaminación, son la desmaterialización de la economía y el cambio en el modelo de consumo y de gestión de la demanda (hacia una más autónoma y suficiente). Es decir reducir, reutilizar y reciclar. Así lo considera el Instituto para la Política Ambiental Europea (IEEP, por sus siglas en inglés), institución que ha publicado recientemente un informe reclamando un cambio en las medidas que se están llevando a cabo para lograr establecer una economía circular en Europa.
El documento afirma que, pese a la “progresiva incorporación” de los principios de la economía circular en las políticas industriales y de innovación de la Unión Europea y los Estados miembros, las medidas adoptadas hasta la fecha se centran en aumentar las tasas de reciclado, reducir los vertederos y crear mercados para las materias primas secundarias. El IEEP asegura que estas políticas son, en sí mismas, “insuficientes para dar lugar a un cambio de paradigma en el uso de los recursos”, y que plantean unos objetivos “inadecuados para proporcionar una dirección clara”.
Se necesita una reducción del 80% de los recursos que utilizamos
Los más de 100 especialistas -provenientes de think tanks, la sociedad civil, las autoridades locales y el sector privado- que han participado en este trabajo han calculado que, si en el año 2050 queremos vivir una vida “saludable y próspera”, la ciudadanía europea deberá haber reducido en un 80% la cantidad de recursos que emplea en alimentación, vivienda, movilidad y otras necesidades ajustadas a nuestro estilo de vida actual.
Pero, en una sociedad acostumbrada a un sistema lineal de producción y consumo -con su consecuente derroche de los recursos energéticos y materiales- la cuestión es cómo lograrlo, y cómo hacerlo a tiempo.
El IEEP lo tiene claro: sobre todo en el año de las elecciones europeas, los políticos deberán situar la sostenibilidad al principio de sus prioridades, y para ello sugiere medidas como reformar la fiscalidad ambiental, vincular a la sociedad en este cambio de paradigma e incorporar la economía circular en las estrategias que la UE tiene a largo plazo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y combatir así el cambio climático.
Consideran que la presión fiscal tiene que desplazarse del trabajo al agotamiento de los recursos para apoyar un doble dividendo y en este mismo ámbito afirman que se deberían eliminar las subvenciones perjudiciales para el medio ambiente, como las de los combustibles fósiles, “que son, por definición, lineales”, dicen en el texto, subvenciones que los Estados miembros ya se han comprometido a eliminar.
El IEEP insta a la UE a integrar la economía circular también en sus políticas exteriores, incluido el comercio, y para ello señalan que se deberán impulsar normas globales relacionadas con la durabilidad, reutilización y reciclabilidad de los productos, así como incluir capítulos de desarrollo sostenible en todos los acuerdos comerciales. Por otro lado, proponen medidas para asegurar que los beneficios se compartan a lo largo de las cadenas de valor, y que la transparencia ayude a cerrar los circuitos materiales y refuerce la asociación entre productores, consumidores y operadores de gestión del final de la vida útil de los productos.
Todos estos cambios, no obstante, deberán comunicarse efectivamente a la ciudadanía, a fin de hacerla partícipe del proceso, recalca el informe. Los consumidores, cada vez más empoderados, tienen la capacidad de reducir sus residuos al mínimo, mediante elecciones conscientes como reparar antes de tirar, elegir lo duradero antes de lo desechable, comprar artículos de segunda mano, ajustar su gasto energético y separar la basura en casa para facilitar su reciclaje.
Medidas propuestas para reducir, reutilizar y reciclar
- Un marco macroeconómico, monetario y de crecimiento limpio que permita la descarbonización, promueva una mayor resistencia a los choques financieros y a los desastres naturales y movilice las inversiones públicas y privadas necesarias para la transición ecológica.
- Una estrategia coherente de descarbonización de mediados de siglo, encaminada a lograr emisiones netas antes de 2050, tomando las medidas tempranas urgentes necesarias para encaminarnos hacia ese objetivo, y apoyada por estrategias industriales sectoriales y un precio mínimo del carbono.
- Una política europea global de consumo sostenible que abarque la alimentación, la movilidad, la vivienda y los estilos de vida, como complemento del actual paquete económico circular, con el objetivo de reducir en un 80% la huella material per cápita para 2050.
- Adaptar los recursos presupuestarios de la UE a la sostenibilidad mediante unas condiciones medioambientales más estrictas en el uso de los fondos europeos, una mayor adaptación del marco financiero plurianual a los planes nacionales de energía y clima y unos objetivos mensurables para los resultados medioambientales de cada programa.
- Un mayor uso de instrumentos económicos específicos, como la fiscalidad ecológica y las políticas de contratación pública en todos los niveles de gobernanza, para modificar los comportamientos individuales y colectivos.
- Una aplicación acelerada del plan de acción de financiación sostenible, con el fin de reorientar los flujos de capital hacia una economía más sostenible.
- Mayor apoyo a la ecoinnovación, comenzando por una directiva de diseño ecológico más ambiciosa y apoyada por objetivos orientados a la misión y a los instrumentos de sostenibilidad comprendidos en Horizon Europe.
- Una nueva generación de objetivos concretos de prevención de residuos en el marco de la el paquete de economía circular y la estrategia plástica basada en una reducción absoluta de los residuos anuales.
- Un nuevo enfoque de los sistemas alimentarios europeos (tanto de producción como de consumo) que garantice la coherencia con las estrategias pertinentes de la UE (como las relativas a la descarbonización) y apoye a los agricultores mediante pagos basados en resultados combinados con el apoyo a la transferencia de conocimientos y la innovación.
- Diseñar una estrategia global de salud ambiental que proporcione un marco coherente para hacer frente a las amenazas para la salud pública relacionadas con la contaminación atmosférica y que cuente con el apoyo de nuevas normativas sobre productos químicos y medicamentos.
- Fortalecer el Pilar Social Europeo de los Derechos para apoyar una Transición Justa, a través de una serie de intervenciones sociales necesarias para asegurar empleos y medios de vida que cubran todos los sectores, comunidades y regiones potencialmente afectados.
- Integrar los criterios de sostenibilidad en las reformas de los impuestos sobre la renta y el patrimonio y de los sistemas de protección social, que serán necesarias para hacer frente a las crecientes desigualdades y a los cambios demográficos.
- Aumentar la resiliencia de las ciudades, las comunidades rurales y el medio ambiente en general mediante estrategias de adaptación y planes de acción más eficaces para hacer frente al cambio climático.
- Garantizar la adecuada representación de los intereses tanto de los jóvenes como de las generaciones futuras, mediante el establecimiento de un guardián de la UE para las generaciones futuras.
- Solventar la falta de conocimiento sobre la conexión entre pobreza, desigualdad multidimensional (generación, geografía, género, raza, ingresos) y sostenibilidad en Europa a través de la investigación y la financiación de proyectos socialmente innovadores.
- Adoptar una estrategia ambiciosa de la UE en materia de biodiversidad para 2030, con objetivos específicos sobre la puesta en valor de la biodiversidad, la detención de más pérdidas y la restauración poblacional a gran escala, así como un acuerdo mundial vinculante sobre la conservación de la biodiversidad, equivalente al Acuerdo de París sobre el clima.
- Un nuevo enfoque sobre la conservación del océano basado en valores, que atienda tanto a las necesidades de las distintas partes interesadas como a la serie de políticas que inciden en el medio marino.
- Una estrategia de bioeconomía sostenible, que asegure que la transición de los recursos fósiles a los biológicos se mantenga dentro de la escala compatible con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas) y los límites planetarios.
- Una nueva revisión del reto de mejorar la gestión del suelo en Europa, explorando la opción de una política común.
- Una mayor atención en todos los Estados miembros a la aplicación más determinante y rápida de los compromisos contraídos en virtud de la Directiva marco sobre el agua y al fomento de una mayor inversión en la conservación del agua.