Objetivos de Desarrollo Sostenible y economía circular
08/09/2021

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas se han visto sometidos a numerosas críticas. La primera de ellas es que la adopción de nuevos  ODS para 2030 son la prueba de que este tipo de enfoques no son tan efectivos, puesto que, en el año 2000 ya se habían establecido unos objetivos similares para el 2015 (denominados Objetivos de Desarrollo del Milenio). 

A esta primera crítica se podría responder diciendo que en algunos de estos objetivos ha habido un progreso remarcable ,por ejemplo, en la reducción de la mortalidad infantil 

Evidentemente el progreso absoluto no es posible en todos los temas,  pero está claro que sin un objetivo para conseguir el impacto positivo aun sería menor. La función de los ODS, precisamente, es tener un mínimo común denominador de temas en los que la comunidad internacional se pone de acuerdo para propiciar una vía de mejora. 

Otra gran crítica se refiere al hecho de por qué temas que son cruciales no aparecen de forma explícita en los 17 ODS para 2030. Dentro de esta crítica se podría tomar como ejemplo la economía circular y, más particularmente, el ecodiseño, que es un factor que hace posible el nuevo paradigma.  

La economía circular es una presencia implícita  en los ODS

La economía circular está presente de forma implícita en diversos ODS, como el 7 (energía asequible y no contaminante), el 9 (industria, innovación e infraestructura), el 11 (ciudades sostenibles), el 12 (producción y consumo responsable) y el 13 (acción por el clima), aunque también tiene una relación muy directa con el 17 (que promueve las alianzas para lograr los objetivos). Cada ODS contiene además distintas metas que concretan el objetivo general.  

Si se analizan estas metas en los ODS citados todavía será más fácil de visualizar las conexiones con la circularidad. Luego, si la circularidad está presente, el ecodiseño  como instrumento clave, también lo está. 

Una de las principales normas del ecodiseño es que un producto sea duradero. Desde este punto de vista una herramienta del campo que, por ejemplo, en el siglo XVIII pasaba de generación en generación era un diseño mucho más eco que cualquier otro. Otro aspecto a considerar es la reducción de recursos utilizados. Cuando se crea un producto debe contener una cantidad optimizada de material para realizar su función. Hacer durar un objeto y usar para su fabricación solo el material necesario reduce las emisiones. 

No menos relevante es evitar en el diseño formas y estructuras que puedan incrementar el tiempo del desmontaje de un producto cuando finalice su vida. Los materiales que lo forman tienen que ser fácilmente identificables y reutilizables o reciclables. En este sentido, siempre que sea posible, el uso de un solo material permite simplificar tanto el proceso productivo como el del reciclado.  

Esta misma idea se podría aplicar también a la reducción de las dimensiones, ya que un objeto debe poder tener la dimensión justa para ahorrar materiales y disminuir las emisiones durante el transporte.  

La búsqueda de la multifuncionalidad es otra estrategia muy útil. En este caso, un producto pensado para un amplio abanico de usos reduce en gran medida sus posibilidades de ser desechado.  Finalmente,  un producto puede y debe ser también reutilizable o  reciclable. 

Además de los ODS citados anteriormente (7, 9, 11, 12, 13, 17) es evidente que la necesidad creciente de ecodiseño requiere de mayor creatividad y es capaz de generar empleo de calidad donde las personas aportan más valor y. por tanto, estén mejor remuneradas . Esto contribuye a luchar contra la pobreza (ODS 1) y a la consecución de un trabajo decente (ODS 8).  

Con todo ello, se puede apreciar una relación directa de la circularidad con 6 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible e indirecta con 2.  Lo cual  no está nada mal para un tema “olvidado”.