Nuevos datos sobre la pandemia y los residuos
26/01/2022

Hace unos meses comentábamos el impacto enorme (y negativo) que la pandemia estaba teniendo en la generación de residuos sanitarios. Ahora,  un nuevo estudio profundiza en este mismo ámbito. Se ha llevado a cabo de manera conjunta por la Universidad de Nanjing (China) y la Universidad de California-San Diego (Estados Unidos). Su título: Plastic waste release caused by Covid-19 and its fate in the global ocean. 

La tesis central del estudio es que la reciente pandemia de COVID-19 ha llevado a una mayor demanda de plástico de un solo uso, intensificando este problema ya de por sí fuera de control. El trabajo realizado por los investigadores de ambas universidades muestra que se han generado unos ocho millones de toneladas de desechos plásticos a nivel mundial asociados con la pandemia, lo que ha supuesto que más de 25.000 toneladas de residuos lleguen a los océanos. 

De manera más precisa, el estudio habla de 8,4 millones de toneladas, con un margen de error de 1,4 millones de toneladas y de 25.900 toneladas con un margen de error de 3.800 millones de toneladas. Estas cifras incluyen 193 países del mundo en un recuento que terminó el 23 de agosto de 2021.  

Cita, además,  un informe reciente que estima que  1,56 millones de mascarillas habrían llegado a los océanos solo en 2020. El estudio también apunta que los envases de los productos y los kits para realizar tests tienen una participación mínima en los residuos de plástico (un 4,7% y un 0,3 % respectivamente). 

A ello cabe añadir que plásticos pueden viajar largas distancias en el océano y dañar la vida salvaje marina en el camino. En este sentido, se han detectado numerosos casos de enredos, atrapamientos e ingestión de desechos procedentes del tratamiento de la pandemia COVID-19 por parte de organismos marinos, que en ocasiones conducen a la muerte. 

Hasta 2100

El estudio ha realizado modelizaciones sobre el destino de estos residuos a largo plazo, en concreto hasta finales del siglo XXI y de ello se  desprende que, en esa época futura, el impacto de esta contaminación todavía se dejará sentir de manera especial en las playas (70%) y en el lecho marino (29%), y  el resto en la superficie del mar. 

Siguiendo el mismo argumento, se describe el Océano Ártico como “un callejón sin salida” para los residuos. En esta región del mundo, los plásticos tienden a hundirse rápidamente y es previsible que se forme una acumulación y una sedimentación importante. El fondo marino del Ártico representa el 13% del flujo de sedimentación de plástico a nivel mundial, pero esta fracción podría aumentar hasta 17% en 2100. No solo es una cuestión cuantitativa, sino cualitativa, ya que, como también pone de relieve el estudio, el ecosistema ártico es particularmente vulnerable.  

Otro aspecto que se pone de relieve en  Plastic waste release caused by Covid-19 and its fate in the global ocean es que a las regiones del mundo que han sido más afectadas en la pandemia no les corresponde una mayor participación en la generación de residuos médicos plásticos fuera de control.  

Por ejemplo, Asia ha tenido el 31% de los casos confirmados de Covid-19 en el mundo, pero en cambio ha sido el origen del 46% de los residuos fuera de control. Europa ha tenido más del 25% de los casos, pero solo el 23% de los residuos. América del Sur, el 17% de los casos y el 16% de los residuos y América del Norte, el 22% de los casos y el 5,6% de los residuos. 

Ante estas cifras, no es de extrañar que los autores del estudio pidan una mejor gestión de los desechos médicos, especialmente en los países en desarrollo. También recuerdan que la pandemia continua y que, por tanto, la correlación entre el impacto del Covid-19 y la afectación actual a los océanos no se detendrá por el momento.   

Otro elemento para la reflexión es que los autores del estudio hacen referencia a la incertidumbre sobre algunos datos con los que han elaborado las hipótesis para el estudio. Ello no quita veracidad al hecho principal en ningún modo, solo afecta a la “magnitud de la tragedia” si se permite esta expresión (que no es de los autores).  

Un detalle que ejemplifica este aspecto es que los autores afirman que, en el caso del uso de mascarillas, ellos han partido de una hipótesis de duración de uso por persona de 6 días (dato fundamentado en informes sanitarios), pero recuerdan que algunas fuentes han asumido una duración de uso de 1 día por persona. Solo cabe esperar que esta última hipótesis no sea cierta porque entonces todo sería aun mucho peor.