Hay lugares que reúnen las condiciones físicas y biológicas necesarias para que se desarrolle la existencia y la reproducción de un determinado ser vivos u organismo. A esto lo llamamos hábitat y, por eso, son tan diversos y variados, porque dependen de las condiciones geográficas, climáticas, ambientales…
Dicho de otro modo, el hábitat de una especie se define como el lugar que le permite la vida, en contraposición con aquellos lugares donde esto no sería posible. ¿Cuál sería el hábitat de un león o un pingüino? Pues donde habitan actualmente, y no en otro lugar.
De hecho, es un término que sirve para referirnos tanto a espacios naturales como a los espacios urbano (los asentamientos humanos). Por ello, es un concepto que es utilizado en numerosas disciplinas, como la biología, la medicina, la ecología, el urbanismo, la sociología, la arquitectura, etc.
No hay que confundir un hábitat con un ecosistema, pues éste es un concepto más complejo que hace referencia a la interacción de quienes componen y viven en un espacio determinado; es decir, la relación entre los seres vivos y de éstos con el espacio físico que ocupan.
Tipos de hábitats
Un bosque, un desierto, un lago, un río…. Todos ellos son espacios que acogen hábitats, pero atendiendo a una catalogación más genérica los principales hábitats son:
- Marinos. Están en la llamada hidrósfera formada por los océanos y los mares.
- Terrestres. Se ubican en la geósfera, en tierra firme y sus accidentes geológicos que la componen (montañas, valles, praderas, desiertos, costas…).
- Aguas continentales. Los que encontramos en las aguas dulces (lagos, ríos, lagunas, lagos…).
Ecosistemas y su diversidad de hábitats
En cada uno de estos tres espacios o grandes ecosistemas se desarrollan una increíble variedad de hábitats. Sólo hay que pensar en las diferencias que hay, por ejemplo, entre la cordillera del Himalaya, la sabana africana, la fosa de las Marianas, la Amazonía o la tundra del hemisferio norte. Cada uno de estos lugares puede ser el hábitat de una especie animal o vegetal.
Dentro de cada ecosistema encontramos los hábitats de los seres vivos. El león en la sabana africana, el oso polar en el ártico, los camellos en el desierto o el jaguar en el Amazonas. Por eso, se habla del “hábitat del león” o el “hábitat del jaguar”. ¿Puede vivir un león fuera de la sabana africana: sí, pero posiblemente no será su hábitat natural.
La Importancia de la adaptación en la supervivencia
Esto último nos lleva a una cuestión clave en la evolución del Planeta. Los seres vivos tenemos una capacidad imprescindible para nuestra propia supervivencia: la adaptación. Según van cambiando las condiciones de nuestro entorno nos vamos adaptamos a dichos cambios. De lo contrario despareceríamos.
Siguiendo con el ejemplo del león, vivió hace miles de años en otras latitudes de Asia y Europa, pero el clima evolucionó, las condiciones cambiaron y comenzaron las presiones antrópicas, y hoy el león se concentra en el centro de África, sobre todo en Tanzania, donde se ha adaptado a un hábitat idóneo para él.
Por eso, un hábitat puede ser tan inmenso como un bosque o tan pequeño como la rama de un árbol. En ambas escalas, se concentran las condiciones de agua, alimento y protección para que determinadas especies sobrevivan adaptándose a ese entorno.
El Impacto humano en los hábitats naturales
Por desgracia, la mano del hombre está impactando en los hábitats de muchas especies. Un informe publicado por la Universidad de Cambridge indica que para el año en 2100 cerca de una cuarta parte de los hábitats de la Tierra sufrirán tal grado de degeneración que acabarán desapareciendo.