Plástico: no solo debemos reciclar, el verdadero reto es reducir
07/01/2024

Desde los años 80, el reciclaje del plástico es una realidad en nuestro país. El compromiso de ciudadanos y empresas es cada vez mayor y el porcentaje de plástico reciclado no para de crecer, pero también crece el volumen de plástico en la naturaleza y el número de estudios que confirman que su presencia en forma de microplásticos y nanoplásticos es nociva para nuestra salud. 

El plástico es una amenaza para nuestra salud 

Pese a que las cifras de reciclaje de plástico Europa han ido creciendo exponencialmente, hemos llegado al punto de que lo estamos ingiriendo a través de muchas de las especies marinas que consumimos, en cuyos aparatos digestivos se han detectado trocitos microscópicos de plástico, pero también en productos como la sal de mesa, la miel, la cerveza o el agua (embotellada y del grifo) se ha detectado plástico, que llega a ellos a través del aire en el que ya existen moléculas plásticas.

De hecho, el estudio No Plastic in Nature: Assessing Plastic Ingestion from Nature to People, publicado por WWF, plantea que estamos consumiendo ya en torno a 5gr de plástico a la semana (el equivalente a una tarjeta de crédito). 

¿Son reales los datos el plástico?

El plástico en general y las botellas de plástico, se reconocen como una sustancia tóxica con efectos dañinos sobre la salud (se asocia a la aparición de cáncer y otras patologías), no obstante, debemos mantener una postura equilibrada a la hora de analizar esta situación. 

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición subraya que el hecho de que cada estudio utilice una metodología distinta impide extraer datos con los que sacar conclusiones definitivas, por tanto, de momento, con la información y datos disponibles no se considera que exista una base suficiente para evaluar la potencial toxicidad de los microplásticos en humanos y, por tanto, es necesario aumentar la investigación para poder evaluar sus posibles efectos en nuestra salud.  

Evidentemente, tampoco se puede negar que ingerir o respirar plástico sea malo para la salud, pero no tenemos datos unánimes que permitan extraer conclusiones definitivas, ya que el hallazgo de los microplásticos es relativamente reciente y tal como afirma el estudio SAPEA, firmado por diversas instituciones científicas europeas, no existe evidencia a día de hoy de que ninguna enfermedad haya aumentado a consecuencia de los microplásticos. 

Reducir el uso de plástico 

Si no hemos conseguido desterrar  las toneladas de plástico que se fabrican aún es porque este es un muy buen producto, especialmente cuando hablamos de alimentos: se trata de un material que ofrece los mejores estándares de aislamiento y seguridad y, aunque se están desarrollando sustitutivos compostables o simplemente más sostenibles, lo cierto es que resultan más caros y todavía no han conseguido desbancar al rey de los envases. 

No obstante, la UE a través de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) reconoció en 2014 los microplásticos y nanoplásticos como un nuevo riesgo emergente. Desde entonces hasta ahora, la preocupación por esta amenaza se ha ido consolidando, pero aún es necesario contar con estudios concluyentes sobre su toxicidad y toxicocinética para poder intervenir de forma definitiva y tomar medidas

No cabe duda de que es pronto para poder contar con una legislación específica para microplásticos y nanoplásticos como elementos contaminantes de los alimentos, pero la legislación de la Unión Europea apunta de forma clara hacia la reducción del uso de plásticos. Si en 2014 laDirectiva 94/62/CE ofrecía la primera norma europea sobre envases y sus residuos para armonizar las medidas nacionales sobre la gestión de los envases y sus residuos y reducir el impacto de estos sobre el entorno, en 2018 laDirectiva (UE) 2018/852 permitió ir un paso más allá previniendo la producción de residuos de envases y promoviendo la reutilización, el reciclado y otras formas de valorización de residuos de envases, en detrimento de su eliminación final, contribuyendo a un modelo de economía circular.

Por último, en 2019 la Directiva (UE) 2019/904relativa al impacto de determinados productos de plástico en el medio ambiente trataba de poner freno a la utilización de productos de plástico de un solo uso. 

No cabe duda de que el reciclaje se convierte en el aliado perfecto en aquellos casos en los que sea necesario recurrir a los plásticos, porque seguiremos necesitándolo, pero es necesario un compromiso real con la transición a un modelo más sostenible que permita normalizar nuevos materiales cuyo impacto medioambiental sea mínimo o nulo, para así poder reducir al máximo el uso de plásticos.