Gracias al avance del compromiso ambiental de ciudadanos y empresas, las famosas “R” de la economía circular ya son ampliamente conocidas, lo que permite comprender mejor la complejidad que supone reducir tanto el uso de materiales como la cantidad de residuos que se generan, además de promover su correcto reciclaje.
Según dónde lo consultemos, las “R” varían en su número, pero la Unión Europea, precisamente para evitar confusiones tanto en su definición como en su jerarquía, ha definido la siguientes (por orden de implementación): reducir, reutilizar y reciclar.
Sin embargo, estas tres “R” se despliegan en otras muchas en la cadena circular de producción y consumo: repensar, rediseñar, reciclabilidad, reducir, reutilizar, restaurar, reparar, refabricar, redistribuir, renovar, regenerar, recuperar y reciclar.
Qué es la reciclabilidad
Diseñar un producto o un envase sin pensar en qué le pasará cuando acabe su vida útil en el mercado ya no es una opción, porque el reciclaje “comienza” en la etapa del diseño. Dado que las empresas tienen la obligación de gestionar y minimizar sus residuos, la reciclabilidad es una herramienta necesaria para mejorar el reciclaje y su huella ambiental, pero también para dar respuesta a la creciente demanda de acciones sostenibles por parte de la ciudadanía.
De hecho, para 2030 el 100% de los envases deben ser reciclables, según las medidas aprobadas por el Parlamento Europeo el pasado mes de abril. Atendiendo a las nuevas normas, todos los envases (excepto los de madera ligera, corcho, textil, caucho, cerámica, porcelana y cera) tendrán que ser reciclables cumpliendo unos estrictos requisitos (además de proponer un aumento de los envases reutilizables o recargables).
Diseño de envases reciclables
La reciclabilidad, que está integrada en el concepto más amplio del ecodiseño, significa que un material usado puede ser tratado para volver a ser utilizado gracias a que ha sido fabricado pensando en ello. Así, se agiliza y mejora el proceso de recuperación y reciclado de los residuos.
El ecodiseño aborda varios aspectos de un producto para minimizar su huella ambiental (forma, función, usabilidad, durabilidad, etc.), pero en el caso de la reciclabilidad lo más importante es el material con el que esté hecho el envase, que será tan reciclable como lo sean los materiales con los que se ha fabricado.
Uno de los siete puntos clave que el Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS) indica como imprescindible para que un envase sea sostenible es su grado de reciclabilidad. Dado que muchos de los envases se seguirán fabricando con plástico, la Unión Europea se enfrenta al gran reto de ampliar su capacidad recicladora fomentando una industria sostenible en torno a este material, a la vez que se avanza en nuevos materiales biodegradables o compostables.
Materiales reciclables
El material usado en la fabricación de un envase determina su reciclabilidad. Hay materiales que son fácilmente reciclables por sus condiciones. Por ejemplo, el aluminio tiene infinitos ciclos de uso, porque es totalmente reciclable. Gracias a esta reciclabilidad y al reciclaje a través de la recogida selectiva que promueve Ecoembes, el 75% de todo el aluminio que se ha fabricado en los últimos 100 años todavía se encuentra actualmente en uso, según la Asociación Española del Aluminio.
Si algo se puede reciclar es que el material con el que está hecho es reciclable. El papel y cartón, al tratarse de un material orgánico, es reciclable también al 100%, lo mismo ocurre con el vidrio y con el acero. En cuanto al plástico, hay que saber que existen muchos tipos. Los tipos de plástico utilizados, por ejemplo, en botellas de agua mineral, tarrinas de yogurt o botes de detergente son reciclables.
La reciclabilidad necesita el reciclaje
Un envase reciclable ya nace con un alto criterio de sostenibilidad. Pero esto no serviría de nada si tras el final de su vida útil no entra en un proceso circular. En el caso de los residuos de envases domésticos, Ecoembes gestiona su recogida y el reciclaje a través de los contenedores amarillos y azules, las plantas de selección y la trazabilidad que asegura que el material obtenido llegue a las empresas recicladoras homologadas para que se transforme y se reintegre en los ciclos productivos.
Ecoembes gestiona los envases diseñados con materiales como plástico, acero, papel, cartón y aluminio, pero hay otras organizaciones que se encargan de hacer lo propio con otros materiales reciclables. Es el caso de Ecovidrio con los envases de vidrio que recoge en sus contenedores verdes.
Empresas responsables
Las empresas que utilizan envases para colocar sus productos en el mercado siguen mejorando su circularidad y avanzando en el “envase del futuro” y su mínima huella ambiental.
Por ejemplo, la compañía Henkel lleva años trabajando para que sus envases sean más sostenibles, aumentando el porcentaje de material usado que proviene del reciclado para sus nuevos envases y mejorando su reciclabilidad, entre otras medidas. Además de su “Marco de Ambición de Sostenibilidad 2030+”, la empresa tiene tres objetivos para 2025: el 100% de sus envases serán reutilizables o reciclables; reducirá en un 50% la presencia en sus envases de plásticos vírgenes de origen fósil, y trabajará para eliminar los residuos plásticos en los entornos naturales.
El 100% de las botellas de la marca de aguas Bezoya, que pertenece al grupo Pascual, ya son 100% reciclables y 100% de plástico reciclado (rPET). Lo primero es posible gracias a que usa un tipo de plástico que se puede reciclar en su totalidad, mientras que lo segundo es producto de la responsabilidad ambiental de los ciudadanos que reciclan las botellas que ya han usado.